Aquellos que piensan que la influencia del Partido Comunista de China (PCCh) en Hispanoamérica es un cuento, sepan que viven engañados, y que cada día nuestro mundo de habla hispana en América vive un mayor asedio del Dragón Rojo, que lucha duro por su hegemonía en tres frentes: económico, geopolítico y cultural. Y las tres lanzas operan juntas.
Antilavadodedinero / Panam
Veamos un ejemplo, muy reciente. Este 10 de mayo se celebró en Pekín la primera sesión del ciclo llamado “Las relaciones entre China y América Latina en la Nueva Era”, que es organizado nada menos que por el Departamento Internacional del Comité Central del PCCh. Hubo presencia de cerca de 15 países y 70 asistentes.
Según el propio Foro, el objetivo del evento fue “profundizar la cooperación partidista con el Foro de Sao Paulo”. Ok. ¿Y por qué querría el PCCh “profundizar” la cooperación de su gente con un foro que agrupa únicamente a partidos y movimientos de izquierda en América Latina?
Porque no hay otra cosa en el Foro, sino la suma de todos los institutos que desean llevar al socialismo y al comunismo a los gobiernos del continente. Así de plano.
Es totalmente lógico entonces entender que el PCCh no busca tanto apoyar a nuestros países y a la gente, sino sobre todas las cosas, respaldar, apoyar y financiar a aquellas fuerzas que por encima de sus metas sociales, promuevan al comunismo. Una vez más, la ideología por encima de todo, por arriba del bien común.
¿Cuál sería una condición entonces para que los partidos o movimientos en América Latina reciban el apoyo del poderoso PCCh? Ser promotores del socialismo, en primer lugar. ¿Y eso en qué le es útil a ese partido del Dragón Rojo?
Obviamente para expandir su hegemonía económica, y de fondo, colonizar nuestros países, aprovechando las materias primas —empezando por el litio—, pero también de muchos otros productos, de energía y de alimentación.
A estos objetivos les conviene mucho más que en nuestros países de habla hispana haya gobiernos no democráticos, sino socialistas, de manera que los acuerdos que sean signados por estos sátrapas regionales con China, duren todos los años que sea posible en el poder, y no se tenga que estar renegociando cada 4 años o cada 6 años, es decir, cada vez que finalice una administración y se renuevan los presidentes.
También el evento del PCCh tuvo por meta: “Discutir conjuntamente los nuevos enfoques de la cooperación entre China y los países latinoamericanos y caribeños en la nueva era”.
Solo que, de nuevo, el criterio de su cooperatividad se ve condicionado en todo momento a la militancia de izquierda, porque el Foro de Sao Paulo no agrupa sino organizaciones que ostenten tal postura política. Es, en suma, un estrechamiento de relaciones comerciales entre las izquierdas, la de China y las de América Latina.
En el encuentro que por la pandemia se realizó de forma virtual, participó la viceministra del Departamento Internacional del Comité Central del PCCh, Shen Beili, y Mónica Valente, quien es nada menos que la secretaria Ejecutiva del Foro de Sao Paulo.
En un documento del Foro se evalúa que la cooperación entre China y América Latina ha sido “fructífera”, y el comercio total entre ambos superaría los 450.000 millones de dólares en 2021.
No extraña para nada que el Foro de Sao Paulo se haya convertido a nivel estratégico en un agente para sumar a los países americanos a la Nueva Ruta de la Seda, que hoy por hoy, según ellos mismos, ya cuenta con 21 países de América Latina y el Caribe, que han ya firmado el “Memorando de Entendimiento con China para la construcción conjunta de la Iniciativa de la Franja y la Ruta”, habiéndose puesto en marcha también un número importante de proyectos.
En su discurso, Shen Beili, viceministra del PCCh, reconoce los lazos de amistad de largos años entre su partido y el Foro de Sao Paulo. Interesante que también reconozca que este foro le ayudó a refutar el informe de Estados Unidos sobre el origen del COVID-19. Otra vez, la unión ideológica por encima de las evidencias científicas.
En 2023 el PCCh y el Foro estarán de plácemes, conmemorando que se cumplen 30 años de su relación. Esto significa que inició en 1993, solo un par de años tras el surgimiento del Foro en 1991, luego del derrumbe de la URSS.
La URSS fue el patrocinador político de muchos partidos comunistas y líderes de esa ideología en América Latina, durante muchos años, todos los de la Guerra Fría, pero una vez que esa unión de repúblicas se derrumba, los izquierdistas en Hispanoamérica no perdieron el tiempo buscando y encontrando un nuevo padrino que los cobijara y apoyara, y la figura ideal fue desde aquel entonces, el PCCh.
Nadie se llame a confusión entonces, las izquierdas continentales han vivido, así las cosas, bajo la sombra protectora del Dragón Rojo, por lo que no es extraño, tampoco, encontrar influencia maoísta tanto en la forma de llegar al poder como en la forma de combatir a los disidentes e incluso buscar barrer la cultura judeocristiana, específicamente los valores de la cristiandad, que en China simplemente no existen.
Hablamos de la Revolución Cultural china, la que ocurre entre 1966 y 1976, y que dejara 15 millones de muertos, por un lado persiguiendo, golpeando, encarcelando y asesinando a los opositores, a los derechistas, a los conservadores, a los campesinos ricos, y por el otro, queriendo demoler todas las religiones, y las tradiciones milenarias y costumbres ancestrales de China.
Luego en China Mao Tse Tung a través de sus Guardias Rojas montaron obras de teatro que reinterpretaban todo, la historia, la religión, o más bien justificando su desaparición, y estas representaciones eran itineradas durante años por todo lo largo y ancho del país. Lograron que la mayoría en China carezca de una religión hasta el presente, aunque si hay una religión que está creciendo hoy en día en esas tierras, es justamente el cristianismo.
Según el propio régimen chino, habría 25 millones de cristianos en su país, 18 millones de protestantes y 6 millones de católicos. Aunque eso, en una población de 1400 millones, no es nada.
En América Latina hay una lista infinita de eventos en los que las izquierdas también combaten a quien piensa distinto y al pensamiento cristiano. Quieren un continente socialista, ateo, abortista, y sometido a regímenes, una población de esclavos, sin libertades, y un Estado superpoderoso, enorme, que destruye la familia y manda a los hijos por encima de sus padres.
El Foro de Sao Paulo, en todo este contexto, por supuesto estaría apostando, de la mano del PCCh, por el triunfo de Gustavo Petro en Colombia, y de Lula Da Silva en Brasil. Ya tienen en la bolsa a Argentina con Alberto Fernández, a quien le financian 20.000 millones de dólares para infraestructura dentro del marco de la Nueva Ruta de la Seda, con lo que buscará reelegirse en 2023. A Gabriel Boric igual ya lo tienen en la mira para comprarle todo el litio en el que es sobre abundante, una vez que el marxista posmoderno lo estatice. La energía eléctrica ya la tienen.
Así la situación, el Foro de Sao Paulo no tiene empacho en sabotear la próxima IX Cumbre de las Américas, articulando a las CELAC, a Caricom, ALBA y Grupo de Puebla, para seguir los pasos de López Obrador insistiendo a Joe Biden que invite a Cuba, Venezuela y Nicaragua al evento, para no ser excluyentes de nadie.
La nueva geopolítica, el eurasianismo, la unión de China con Rusia, tiene a su más fuerte aliado en América Latina al Foro de Sao Paulo.