El fracaso de la estrategia de soplar y sorber

Unión Europea

El anuncio que todos esperaban en relación con la revisión de la estrategia monetaria del Banco Central Europeo, imperturbable desde 2003, ya se ha producido, por lo tanto, Lagarde pasará su primer año de mandato preparando los otros siete.

Por  Libre Mercado/ALD1

Que la política monetaria del BCE está obsoleta, y se puede ver el IPC de la eurozona (1,3% en diciembre) para darse cuenta de que el objetivo del 2%, bajo las normas de juego actuales, es, sencillamente, inalcanzable.

Sin embargo, la política de represión financiera, bajos tipos e inyección indiscriminada de liquidez en la zona Euro (acumula más del 40% del PIB en su balance) ha sido pan para hoy y hambre para mañana. El ahorro por el pago de intereses ha supuesto un balón de oxígeno que, lejos de ser aprovechado para llevar a cabo las reformas estructurales necesarias, ha servido para dar alas, especialmente a los países más irresponsables desde el punto de vista fiscal, a un nuevo gasto corriente e improductivo.

De esta manera, el pago de intereses en la zona euro ha pasado del 2,6% del PIB en el año 2015 al 1,7% en el tercer trimestre de 2019, última fecha disponible. Esto supone un ahorro en torno a los 27.000 millones de euros anuales que no han servido tan siquiera para cumplir con los objetivos de Maastricht (deuda pública inferior al 60% del PIB) tras varios años de crecimiento positivo, con países, como el nuestro, en los que incluso se ha disparado y ya supone una verdadera vulnerabilidad sistémica.

El sistema financiero, por su parte, también ha sufrido los efectos adversos. La estrategia de soplar y sorber a la vez (grandes inyecciones de dinero buscando incentivar el crédito mientras exigen cantidades cada vez mayores de ratios de liquidez) no sólo ha puesto en jaque la rentabilidad y la solvencia de las entidades financieras europeas, sino que también ha propiciado una migración del crédito hacia opciones menos reguladas y, por lo tanto, de mayor riesgo.

Ya en 2019 fueron necesarios 3 rescates a entidades financieras europeas (2 italianas y 1 alemana) y Deutsche Bank precisó del mayor plan de ajuste de su historia. Ahora, con el viento en contra, la unión bancaria sigue sin ser realidad y la heterogeneidad entre los niveles de riesgo nacional supone un obstáculo a la hora de avanzar en este necesario camino. El sistema circulatorio europeo podría estar a las puertas de una nueva gripe, y las herramientas al alcance del BCE para sanarlo son cada vez más limitadas.

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