El ministro de Gobernación, Enrique Degenhart, admitió que Guatemala se ha convertido en un país productor, pero no ha explicado los factores que lo permitieron.
A casi un mes de que el gobierno decretó el Estado de Sitio en 22 municipios del nororiente del país, las autoridades han hallado plantaciones de hoja de coca y narcolaboratorios para la producción de cocaína en zonas montañosas de Alta Verapaz, Izabal y Baja Verapaz. Las acciones han sido destacadas como “logros” de la operación, pero han hablado poco de la responsabilidad que el gobierno ha tenido, al no contribuir con la generación de modelos económicos rentables en la región.
¿Qué consecuencias políticas y de seguridad considera que habrá para Guatemala, después de que el gobierno admitió que el país se ha convertido en productor de cocaína?
– La presión por parte de Estados Unidos será mucho mayor dada esta condición. Pero también debe ponerse a pensar qué tanto de dicha producción responde a la demanda del mercado local y del sur de México.
¿Era necesario un Estado de Sitio para descubrir las plantas de hoja de coca que se han encontrado en Izabal, Alta y Baja Verapaz?
– No lo es. Si se hubiese invertido en la tecnología necesaria para cubrir el territorio, como en muchos otros países de América Latina que se “peinan” zonas enteras para buscar plantaciones sin limitar garantías constitucionales.
¿Qué características ven en Guatemala los grupos de narcotraficantes para implementar plantaciones de hoja de coca?
– La posición geográfica, la cercanía al territorio mexicano y la topografía que resulta perfecta para la construcción de narcolaboratorios en zonas muy complejas de acceso tanto terrestre como aéreo. Debe incluirse, además, la debilidad institucional, la incapacidad de cubrir el territorio entero, la carencia de tecnología de punta para estas tareas.
¿Qué responsabilidad cree que ha tenido el actual gobierno con la situación de cultivos ilícitos?
– En el mejor de los casos ha sido un cómplice indirecto. Al no producir un modelo económico viable y equitativo, las comunidades encuentran el sustento básico en esta actividad. No se trata solo de detectar y destruir, sino reducir los incentivos que hacen que las comunidades entren en la lógica de siempre: cultivo y, eventualmente, producción.
Por el tamaño de las matas (en las primeras etapas de cultivo en su mayoría), ¿hay indicios de que la producción haya iniciado hace mucho tiempo?
– Sí.
¿Cree que la situación de las nuevas plantaciones de hoja de coca influirá en el cambio de rutas de trasiego de drogas por Guatemala hasta EE. UU.?
– Dado que no hay en realidad ninguna operación seria y profunda para eliminarlas y modificar los incentivos racionales para su cultivo, las rutas no deberían modificarse. Todo lo contrario, es un esquema muy funcional para los grupos del crimen organizado.
El gobierno y el Ejército aseguran que, en el último año, el trasiego de drogas por Guatemala se ha incrementado vía aérea y que hay una gran reducción del envío de drogas vía marítima ¿Hay suficientes elementos para asegurar eso?
– ¿Cómo se puede reducir vía marítima si no hay una Marina formal que haga las tareas? ¿Sin los insumos? Es un argumento que parece justificar la política de “cielos de coca” que se ha implementado, dejando entrar al territorio la mayor cantidad de aeronaves. El argumento no tiene sustento alguno.
ALD/Elperiodico