Honduras ha experimentado un aumento en las incautaciones y plantaciones de marihuana, lo que indica la existencia de un boyante comercio de cannabis ilegal que beneficiará a la pandilla callejera más grande del país.
Antilavado de Dinero / In Sight Crime.
La más reciente incautación se presentó cuando una camioneta que transportaba láminas de tabla yeso, entre las que se ocultaban casi 1.000 paquetes de marihuana, fue interceptada por agentes antidrogas. El camión fue detenido en Choluteca, a unas 150 millas de la capital del país, Tegucigalpa, según un comunicado de prensa emitido por funcionarios de seguridad el 8 de noviembre.
Esta incautación se produce dos semanas después de otra realizada a finales de octubre, cuando fueron detenidos cuatro camiones que contrabandeaban grandes cantidades de cannabis, dos de los cuales transportaban colchones rellenos con cerca de 1.000 libras de la droga. Uno de ellos fue interceptado en un pueblo a 30 millas al sur de San Pedro Sula, y el otro en una carretera cerca de la costa del Pacífico.
En Yoro, una ciudad al este de San Pedro Sula, se descubrieron más de 600 paquetes de marihuana embutidos en muebles que eran transportados en una camioneta. También se hallaron 55 sacos de la droga ocultos entre piezas metálicas soldadas en la parte trasera de la cabina de un tractor.
Según cifras proporcionadas a Proceso Digital, las fuerzas de seguridad incautaron 23.500 libras de marihuana entre enero y octubre de este año. Un portavoz de la Policía Antidrogas de Honduras (DNPA) dijo al medio de comunicación que los agentes de la entidad incautaron casi 10.700 libras de marihuana a fines de octubre, un enorme aumento con respecto a las 2.000 libras decomisadas durante 2020.
Los cultivos de cannabis también parecen estar aumentando, pues las fuerzas de seguridad han destruido unas 150.000 plantas este año, casi el doble de la cantidad erradicada en 2020. Las plantaciones se concentran en los departamentos del norte, a lo largo de la costa caribeña de Honduras, particularmente en Colón, donde unas 40.000 plantas fueron erradicadas en agosto de este año.
Algunas de las plantaciones más grandes se encuentran en las laderas remotas del municipio de Tocoa, lo que incluye una con 2.500 plantas y otra que contaba con un campamento aparte para el secado y el empaque. A finales de octubre, fueron destruidas 4.500 plantas en la misma región montañosa.
Los departamentos de Francisco Morazán, Olancho, Yoro y Colón conforman un importante corredor para la marihuana, como dijo a Proceso Digital el coronel retirado Agustín Avelar.
Análisis de InSight Crime
Es probable que el aumento en la producción de marihuana esté siendo impulsado por la demanda en el consumo en Honduras —un mercado cada vez más dominado por la pandilla callejera MS13—.
En Honduras se ha cultivado marihuana durante mucho tiempo, pero en los últimos años se ha presentado un auge en los cultivos. La Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina) incautó unas 17.000 libras de marihuana en 2017. Un funcionario de la Fusina señaló en ese momento que el cannabis se estaba cultivando y procesando en regiones montañosas, para luego ser transportado a las ciudades, donde se empaquetaba y mezclaba con otras drogas, entre ellas cocaína. La potente marihuana se vendía en la calle como “krippy kush, cripy o krispy”.
La ciudad norteña de San Pedro Sula se ha convertido en un punto crítico de venta y transporte de este producto de alto octanaje. Si bien no está claro qué productos químicos o sustancias contienen las últimas variantes de krispy que se venden en las calles, el mercado ha crecido enormemente, como dice Douglas Farah, presidente de IBI Consultants, consultora de seguridad nacional.
El crack y la cocaína están escaseando actualmente, lo que significa que hay “muchas ventas de marihuana”, dijo Farah en comunicación con InSight Crime. Y la MS13 tiene el monopolio.
“Tanto la krispy como la marihuana son de ellos”, afirma Farah. “Ellos son dueños de toda la línea de productos”.