El narcotráfico de coca, amapola y lavado de dinero en Perú

Perú es líder mundial exportando coca y un pilar en la exportación de látex de amapola, insumo de la heroína y el opio. El precio de la heroína en el mercado internacional es más elevado que el de la cocaína.

Antilavadodedinero / Expreso

En el Sur, en el Vraem, nadie llama ronderos a los guachimanes o paramilitares que cuidan las plantaciones de coca de los Quispe Palomino y otros poderosos. Al norte de Cajamarca, hasta Jaén, se les llama ronderos a los guachimanes o paramilitares que cuidan las plantaciones de amapola.

El poder económico y político de estas mafias se ha expandido década tras década y ha penetrado gobiernos locales y regionales escalando en los últimos años hacia el Congreso y el gobierno nacional a través del financiamiento de campañas electorales.

Cajamarca es uno de los focos del narcotráfico en el Perú. Ahí operan más de 60 firmas que acopian y trafican conjuntamente pasta básica de cocaína, látex de amapola e incluso heroína. Chota y Celendín son las principales provincias productoras de estas drogas, siendo Bambamarca (capital de la provincia de Hualgayoc) el gran centro de acopio y distribución hacia Lambayeque, según Jaime Antezana en “El narcotráfico en el Perú y en el norte del Perú” (Lima 2012).

Los sembríos de amapola florecen en Cajamarca, Amazonas y Piura, extendiéndose a Huánuco, San Martín y Áncash. En los últimos años también han ingresado a Huancavelica, La Libertad, Lambayeque, Pasco, Junín y Lima (Canta), Ayacucho, Apurímac y Cusco.

Chota no sólo es centro de producción, sino lugar obligado de tránsito de la droga hacia Lambayeque y la frontera con Ecuador. Tanto para las firmas acopiadoras apertrechadas en Bambamarca como para los capos mayoristas en Lambayeque es fundamental que las plantaciones sean clandestinas y que en el trayecto no exista control policial.

Desde hace mucho, la red viene movilizando ronderos o seudo ronderos para actos de bandolerismo y sabotaje contra proyectos mineros cercanos a las plantaciones.

Por ejemplo, en 2009 el proyecto minero Río Blanco, en las cabeceras de cuenca de las provincias piuranas de Huancabamba y Ayabaca, sufrió el ataque de seudo ronderos que, para proteger los cultivos de amapola, arremetieron contra el campamento quemándolo y matando a dos vigilantes y dejando siete desaparecidos.

En 2015 tres trabajadores fueron hallados muertos. El sueño de esta red mafiosa es capturar el Ministerio del Interior y el Ministerio de Defensa, para desde ahí poder anular la acción de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.

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