En el argot popular les llaman “gasolineras flotantes”. Son lanchas, conocidas además como fibras de vidrio, que deberían ser usadas en la pesca, pero las están utilizando en el tráfico de combustible.
La razón es que en altamar el combustible cuesta 20 veces más. Según el informe del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado (OECO), cada galón de combustible subsidiado para la pesca artesanal cuesta $ 1,25, pero en altamar es vendido por un precio aproximado de $ 25. Las transacciones se pagan en tierra y en efectivo.
“Esta oportunidad de negocios abre la oportunidad para generar altos réditos para una actividad no controlada y que genera redes de negocios que permiten a los actores criminales escalar dentro de la cadena logística del narcotráfico”, detalla el documento.
Solo en marzo, diez de estas embarcaciones fueron retenidas en diferentes operativos realizados por la Armada en Manabí. Estas naves también son usadas en extorsiones y traslado de motores robados.
Óscar Ramos, jefe de operaciones de guardacostas del Subcomando Centro en Manabí, dijo que de las diez naves retenidas, la mayoría eran usadas para abastecer embarcaciones en el mar y para eso son modificadas y equipadas.
Una lancha, por lo general, tiene dos motores fuera de borda, pero las utilizadas para delinquir llevan hasta cuatro motores. Esto implica que les modificaron la estructura, tanto en su casco para que rompan las olas y corran más rápido, como en la parte trasera para ubicar los motores, explicó el militar.
Cada una de estas embarcaciones suele llevar de 20 a 25 canecas que las llevan hasta 100 millas en el mar para abastecer a barcos más grandes que, por lo general, llevan droga.
La Armada ha intensificado los operativos en el mar para retenerlas. Es por eso que en ciudades como Bahía, Puerto López, Puerto Cayo y Manta ya se han realizado varios controles que hasta ahora han dejado a tres personas detenidas, afirmó Ramos.
De acuerdo con información policial, los pescadores emplean alrededor de $ 80.000 para modificar las lanchas. Los valores se dividen de la siguiente manera: cada motor está valorado en unos $ 15.000 (usualmente tienen cuatro) y una lancha en $ 20.000.
Sin embargo, las ganancias por llevar drogas o combustibles para el “narco” bordean los $ 30.000 por cada viaje. Estas lanchas abastecen, con combustible ilegal, a otros barcos que transportan droga, generalmente bajo la modalidad de arrastre, hasta el norte de las Islas Galápagos, según el informe del OECO.
También hay barcos artesanales, que son más grandes, a los que les pagan $ 80.000 por el traslado de combustible de manera ilegal, según un agente de Antinarcóticos. A esto se suman los $ 40.000 que ganan los pescadores por llevar la droga a otro país.
Un oficial de la Fuerza de Tarea Conjunta, que opera en Manabí desde el pasado jueves 4 de abril, indicó que este es uno de los delitos que están combatiendo a través de labores de inteligencia.
Han detectado este delito en algunos cantones manabitas ubicados en el borde costero, especialmente Sucre, Jama y Pedernales.
Justamente este sábado los militares allanaron una vivienda donde encontraron armas, y cerca de $ 100.000 en recipientes de plástico. El oficial agregó que tienen conocimiento de que este dinero viene justamente del tráfico de combustible.
Asimismo ejecutaron otro operativo el mismo sábado en la noche y hallaron una bodega ilegal de combustible en la parroquia Leonidas Plaza del cantón Sucre.
Allí también había armas y una lancha que fue retenida.
“Dentro del sistema operativo de los grupos delincuenciales estas gasolineras flotantes son usadas para abastecer a naves que operan en altamar a largas distancias, estos barcos transportan sustancias sujetas a fiscalización. Nosotros estamos mitigando este delito (tráfico de combustible), porque de allí se desprenden otros como el robo de motores y la extorsión”, agregó el militar.