El Papa Francisco ha designado al jesuita español Juan Antonio Guerrero, de 60 años, como nuevo guardián de las cuentas del Vaticano, un cargo vital en la Santa Sede y que se encontraba vacante desde el pasado mes de febrero tras la destitución del cardenal australiano George Pell, quien fue condenado a seis años de prisión y cumple condena en una cárcel de Melbourne.
Guerrero tomará posesión a comienzos de 2020 de su nuevo cargo, que ejercerá por cinco años, a instancias de él mismo, no será nombrado arzobispo como suele ser habitual para un prefecto de la Santa Sede al querer regresar tras este tiempo a ejercer de nuevo como «un jesuita normal». Desde 2017 era delegado del Superior General para las casas y obras interprovinciales en Roma y consejero general de la Compañía de Jesús.
Antiguo misionero en Mozambique y con una amplia experiencia en cargos de gestión organizativa y económica en la Compañía de Jesús, tiene un objetivo muy claro designado por el Papa: poner orden y transparencia en las cuentas vaticanas.
De sólida formación, el sacerdote extremeño habla cuatro idiomas (italiano, inglés, francés, portugués y español) y tiene un carácter sencillo y afable, según cuentan sus mejores amigos de Mérida, su ciudad de origen, y adonde regresa varias veces al año para estar con sus padres y su familia más cercana -uno de sus cuatro hermanos tiene una ferretería y otro es superintendente de la Policía Local-, la última vez el pasado 2 de noviembre, donde participó en el entierro de un sacerdote.
Fue en el colegio de los Salesianos de la capital extremeña donde comenzó sus estudios para luego trasladarse luego a los Jesuitas de Villafranca de los Barros (Badajoz), donde terminaría el COU. Posteriormente, ingresaría en el noviciado de la Compañía de Jesús en 1979, siendo ordenado sacerdote en mayo de 1992, y se licenciaría en Economía por la Universidad Autónoma de Madrid (1986), también es licenciado en Filosofía y Letras en la misma universidad (1993) y licenciado en Teología en la Pontificia Universidad de Comillas (1994).
El nuevo prefecto de la Secretaría de Economía fue profesor de Filosofía Social y Política en la Universidad Pontificia de Comillas (1994-1997 y 1999-2003), maestro de novicios jesuitas en España (2003-2008), superior provincial de la Provincia de Castilla (2008-2014).
En el 2014 fue destinado a Mozambique donde trabajó como Administrador adjunto de la Región y como director de proyectos y director del Colegio San Ignacio de Loyola (2016-2017) en el mismo país. Hasta hoy era delegado del Superior General para las casas y obras interprovinciales en Roma y consejero general de la Compañía de Jesús.
«ENTRO EN UN MUNDO NUEVO»
En declaraciones a Vatican News, Juan Francisco Guerrero ha señalado hoy que «personalmente, parece que cambia todo en mi vida y en realidad no cambia casi nada. Al final siempre hacemos lo mismo: ‘una cosa sola’, tratar de estar con el Señor, agradeciendo tanto bien recibido y poniendo todo lo que somos y tenemos a su servicio y al de su Iglesia».
En este sentido, ha añadido que «obviamente, soy una persona que viene de fuera de la Curia Vaticana y que entra en un mundo nuevo. Necesitaré un tiempo de adaptación y aprendizaje, de conocer y familiarizarme con las personas, con los procedimientos, con las relaciones con otros dicasterios, etc. Y lo haré entregándome plenamente a la tarea que se me encomienda».
De forma paralela, ha señalado: «Deseo ya conocer y comenzar a trabajar con el equipo de la Secretaría para la Economía de la Santa Sede, familiarizarme con los criterios establecidos por el consejo para la Economía y colaborar en llevar adelante los deseos de su Santidad para esta Secretaría.
Espero poder contribuir a la transparencia económica de la Santa Sede y a hacer un uso eficiente de los bienes y recursos que están al servicio de la importante misión evangelizadora de la Iglesia».
El Superior General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, ha manifestado la alegría de la Compañía de Jesús y su disponibilidad para el servicio al Santo Padre y a la Santa Sede. «Cuando la petición del Santo Padre me llegó, la acogí con apertura y disponibilidad», afirmó.
ALD/ElMundo