El paraíso «rojo» de los ricos en Venezuela: fiestas VIP, islas exclusivas y lujo en dólares

La nueva burguesía chavista, integrada por unos 150 sancionados por los Estados Unidos y la Unión Europea por blanqueo de capital, corrupción y narcotráfico, y unos 12 líderes, por cuyas capturas Washington ofrece una recompensa global de 90 millones de dólares, ha convertido a Venezuela en su “guarida” o su paraíso “rojo”, alega el abogado criminólogo Alejandro Rebolledo, Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela, designado por la legítima Asamblea Nacional de Venezuela del 2015.

Antilavadodedinero / Clarin

Dijo, igualmente que :» La también denominada “casta” chavista ya no puede pasear por Europa y Estados Unidos, donde buena parte de sus propiedades, producto de la corrupción de más de 800.000 millones de dólares desfalcados, han sido incautadas. Por ello, el chavismo prefiere ahora invertir y gastar en Venezuela«. Afirmó Rebolledo.

La cita es el viernes por la noche en el exclusivo Anónimo de la urbanización de Las Mercedes, en Caracas. En la puerta del restaurante, seis camionetas negras antibalas de alta gama esperan por sus dueños mientras que en su interior un jerarca chavista celebra el cumpleaños de su hija con sus 20 invitados a puertas cerradas.

La ostentosa fiesta de la calle París con calle Mucuchies, inaugurado hace 14 meses, no llamaría la atención si no fuera porque el salón privado del lujoso restaurante factura entre 15.000 y 20.000 dólares por noche, a razón de 70 y 100 dólares por persona, sin contar con sus otras 18 mesas desplegadas en la zona abierta. Mientras, la pobreza alcanza al 92% de la población en Venezuela, según la encuesta Encovi de la Universidad Católica Andrés Bello.

La severa crisis humanitaria, incluida la pandemia de coronavirus que devasta a Venezuela, no se ve en los concurridos sitios turísticos y los restaurantes de lujo de las grandes ciudades que son frecuentados principalmente por los líderes chavistas, «enchufados», testaferros y “bolichicos” (hijos de la élite del poder).

Una isla paradisíaca para relajarse en el archipiélago de Los Roques, en Venezuela, sobre el mar Caribe.  Foto Shutterstock

Una isla paradisíaca para relajarse en el archipiélago de Los Roques, en Venezuela, sobre el mar Caribe. Foto Shutterstock

Las inversiones de la «casta chavista»

Un ejemplo de sus inversiones son las 10 casas que está construyendo un grupo chavista en la pista de aviones de Los Roques, violando las normas que lo prohíben por ser un parque nacional.

En el feriado del carnaval pasado al grito de “váyase, fuera, fuera” los pobladores de Los Roques protestaron por su presencia y obligaron a Gorrín a salir de la isla. El chavista había aterrizado en su helicóptero para ver la construcción de las casas prohibidas a orillas del mar Caribe.

El archipiélago de "Los Roques" en el mar caribe venezolano. Foto: EFE archivo

El archipiélago de «Los Roques» en el mar caribe venezolano. Foto: EFE archivo

Un hijo del Contralor General (Tribunal de Cuentas) Elvis Amoroso también fue repudiado en las redes sociales. Jesús Amoroso es cantante y se da la gran vida en Los Roques, donde el año pasado lo vincularon con una fiesta llena de sexo, drogas y prostitutas cuando comenzó la pandemia que fue amonestada por el mismo Nicolás Maduro porque fue el inicio de los contagios.

El bolichico Amoroso, alias El Duke, es prepotente y exhibe una fortuna de una vida dispendiosa de lujo que no se da nadie en Venezuela con una nada exitosa canción de “la primera vez”. Su página en Instagram es “inenarrable”, confiesa Angela Oraá, especialista en «celebridades».

Otro «hijo de papá» es el diputado Nicolás, alias “Nicolasito”, Maduro Guerra, hijo del presidente, quien le ha asignado las mejores minas del Arco Minero de “oro de sangre” y coltán en el estado Bolívar, según el líder opositor Juan Guaidó y el diputado Américo De Grazia, quien denuncia que la depredación ambiental ha llegado hasta la turística zona de Canaima.

«Nicolasito» está sancionado por la justicia de EEUU y niega su vinculación con el «oro de sangre». Sin embargo, los que lo critican van a la cárcel.

El año pasado dos agentes de la policía militar de la DGCIM (Dirección General de Contrainteligencia Militar) detuvo a dos agentes y el comisario Javier Gorrriño, jefe de seguridad del municipio del Hatillo, por denunciar en las redes la megafiesta del hijo de Maduro por celebrar su 30° cumpleaños en el Hatillo, cerca de Caracas, en plena pandemia del Covid.

El diputado Nicolás, alias “Nicolasito”, Maduro Guerra. Foto: EFE

El diputado Nicolás, alias “Nicolasito”, Maduro Guerra. Foto: EFE

El año pasado los contratistas José y Ricardo Morón Hernández, los presuntos hermanos testaferros del hijo de Maduro, fueron sancionados por el Departamento del Tesoro de EE.UU. por ayudar a mover los activos del hijo de Maduro.

En 2017 la policía política detuvo a una mujer que fotografió a «Nicolasito» presuntamente ebrio durante un bautizo, en compañía de sus testaferros en Maracaibo.

Cárcel a los críticos

No solo los hijos de los jerarcas chavistas se saltan las normas. El Fiscal General, Tareck William Saab, otro sancionado, detuvo a la escritora Milagros Mata Gil y su marido el poeta Manuel Muñoz durante 48 horas en El Tigre, estado Anzoátegui, en el oriente de Venezuela, por haber criticado en un artículo publicado en twitter la fiesta mortal en la que participó bailando el fiscal chavista.

La suntuosa boda musulmana se celebró en el Club Sirio de Lechería en Semana Santa, donde el fiscal Saab era el principal agasajado con unos 600 invitados, lo que propagó el contagio del covid-19 colapsando los centros de salud y el cementerio de la zona.

El teleférico y un hotel de lujo

Otro de los sitios predilectos de la casta chavista es el teleférico de Caracas a 2.200 metros de altura sobre el nivel del mar donde está ubicado el hotel Humboldt, el único siete estrellas del país, construido hace 64 años por el entonces dictador Marcos Pérez Jiménez.

El teleférico y el Hotel Humboldt, un patrimonio público cedido por el régimen de Maduro a la familia Ceballos, que inauguró hace dos años el funicular y el hotel, con unos precios que lo hacen prohibitivo a los caraqueños, solo a la élite gobernante.

El teleférico de Caracas y el hotel Humboldt, en su apogeo, en una postal de la época. Foto: archivo

El teleférico de Caracas y el hotel Humboldt, en su apogeo, en una postal de la época. Foto: archivo

Pasar un día en la cumbre de Caracas, es decir, en el Hotel Humboldt, cuesta unos 300 dólares la noche por habitación. Tiene un casino, varios restaurantes de lujo preferidos por el presidente de la Asamblea Nacional chavista, Jorge Rodríguez y la familia de Maduro, que se ven en las fotos disfrutando de la comida.

La moneda que circula en la cumbre de la capital venezolana es el dólar y no el euro, que se cotizan 1 a 1 en las ventanillas de cambio o en el mercado negro. Los cambios de centavos en divisas lo devuelven en caramelos o en rayos luminosos hacia el valle de Caracas cuando los bolichicos dan fiestas por todo lo alto con rock «imperialista».

Los líderes chavistas, «enchufados» y bolichicos saben que los opositores rastrean sus pasos hasta el último rincón de Venezuela o en el exterior. No duermen tranquilos. Lo saben.

Por eso prefieren encarcelar a los que lo critican en las redes sociales (hay 9.000 personas bajo régimen de presentación según el Foro Penal) o en el Ciberespacio, según ha prometido promulgar el también sancionado Rodríguez, titular del Parlamento oficialista, para castigar a quienes no son chavistas y se atrevan a insultarlos.

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