Bogotá, aparentemente, se ha convertido en uno de los centros de innovación ‘fintech’ más interesantes del mundo. Gracias a su marco regulatorio flexible y estable, Colombia ha atraído a cantidad significativa de ‘fintechs’ que ofrecen soluciones tecnológicas de vanguardia para mejorar la inclusión financiera, especialmente en el acceso al crédito. Además, los bancos colombianos están cada vez más dispuestos a colaborar con las ‘fintechs’, para aprovechar sus propuestas de valor e innovaciones.
Todo indica que aquí tenemos una muy buena plaza para el emprendimiento fintech.
Finnovating ha elaborado un informe, publicado en marzo de este año, que analiza la situación del sector en 75 países y ha creado un ranking basado en el número de fintech activas y la capacidad de crearlas por cada millón de habitantes. Los resultados son sorprendentes: Estados Unidos lidera el ranking con más de 5.000 fintech, seguido por Reino Unido e India. España se sitúa en el sexto lugar, siendo el tercer país de Europa con más fintech.
En Latinoamérica, Brasil, México y Colombia encabezan la lista, pero Uruguay destaca por su capacidad de crear fintech per cápita, siendo el único país de la región que entra en el top 20 mundial. El informe también muestra que los países más digitales y con regulaciones más flexibles son los que generan más fintech.
Se reconoce que el sector fintech en Colombia ha tenido un avance significativo por la digitalización, la innovación y la inclusión financiera. Representantes de diversas empresas hablan constantemente de los logros y retos en el ámbito de los pagos electrónicos, las billeteras digitales y el crédito informal. Asimismo, se resalta el rol del Gobierno y la banca tradicional como socios para extender la cobertura y el acceso a los servicios financieros. El sector fintech está “aprendiendo a jugar con la banca tradicional”.
Las fintechs son empresas que usan la tecnología para ofrecer servicios financieros más accesibles, ágiles y económicos que la banca tradicional. Según varias fuentes, Colombia es el tercer país con más fintech en Latinoamérica, con empresas que generan miles de millones de dólares en pagos digitales y créditos. Estas empresas benefician a las personas y a las empresas pequeñas y medianas que son excluidas o rechazadas por los bancos convencionales, especialmente las mujeres, los jóvenes y los mayores de 50 años.
El sector fintech tiene empresas de diferentes edades, desde las maduras que llevan más de 20 años, hasta las nacientes que tienen menos de cinco años. Todas ellas buscan la inclusión financiera y la innovación en el mercado.
En Colombia, hay, al menos, 334 fintechs que ofrecen servicios financieros innovadores. Pues sí, y la mayoría son de crédito digital y pagos digitales, que son como las reinas del baile en este mundo. Además, casi todas son microempresas colombianas que nacieron ayer y que se la juegan por el emprendimiento.
La capital del país, Bogotá, es la que más fintechs tiene, con casi el 70%, seguida por Antioquia, que no se queda atrás. Estas empresas se dedican principalmente a la información, la comunicación y los seguros, y casi todas están en el sector servicios. Solo unas pocas se atreven con el comercio electrónico, que parece ser el patito feo de las fintechs. Por increíble que parezca, las fintechs son un sector ganador y lleno de oportunidades.
Las fintechs también tienen desafíos que superar, como la regulación, la protección de datos, la ciberseguridad, la educación y la cooperación. Estos retos son claves para que las fintechs puedan crecer de forma sostenible y trabajar con el sistema financiero tradicional.
Las fintechs necesitan una regulación que se adapte a sus necesidades y que no las ahogue. Además, tienen que estar atentas a las tendencias que están cambiando el sector, como la digitalización, las big techs, la ciberseguridad y la innovación regulatoria. ¿Qué pueden hacer las fintechs para superar estos desafíos en Latinoamérica? Pues, pueden buscar alianzas con los actores tradicionales del sector financiero, como bancos o aseguradoras.
O pueden unirse en asociaciones o gremios que defiendan sus intereses y que dialoguen con los reguladores y legisladores. Así podrán tener más voz y más peso en el sector. Pero no será fácil. Ser una fintech en Latinoamérica es como ser un héroe en una película de acción: hay que tener mucha valentía, mucha creatividad y mucha suerte.
Imagina que tienes una idea genial para mejorar el sector financiero en Latinoamérica. Quieres crear una empresa que use la tecnología para ofrecer servicios innovadores y accesibles a millones de personas. ¿Qué necesitas para hacer realidad tu sueño? Pues, entre otras cosas, dinero. Mucho dinero. Pero resulta que el dinero es lo que más escasea en el mundo fintech latinoamericano.
Conseguir financiamiento es más difícil que encontrar una aguja en un pajar. Las 10 startups más exitosas solo recibieron 1.1 mil millones de dólares en 2022. Eso es una miseria comparado con lo que reciben en otros lugares como Silicon Valley, donde una sola empresa puede levantar esa cantidad en una ronda de inversión. ¿Qué hacen las fintechs para sobrevivir? Buscan otras opciones, como hacer amigos, pedir prestado o pasar la gorra. Así que no es que les falte talento. Les falta apoyo.
Pero el dinero no es el único problema que enfrentan las fintechs en Latinoamérica. También hay otros obstáculos que limitan su crecimiento y desarrollo. Por ejemplo, muchos países no tienen leyes que regulen estas actividades, lo que genera incertidumbre e inseguridad tanto para las empresas como para los usuarios. Además, en muchos casos, algunos emprendedores copian ideas de otros lugares sin entender las particularidades de cada mercado, lo que puede llevar al fracaso.
Y, por si fuera poco, también hay que lidiar con la falta de educación financiera, la desconfianza hacia las nuevas tecnologías y la brecha digital.
En conclusión, no todo es color de rosa en el mundo fintech. También hay problemas y dificultades que frenan su avance. Pero eso no significa que no haya esperanza. Al contrario, el sector fintech en Latinoamérica tiene un gran potencial y ya cuenta con varios casos de éxito que demuestran su capacidad de innovar y resolver problemas financieros.
Lo que hace falta es más apoyo, más regulación, más adaptación y más inclusión. El fintech latinoamericano tiene mucho potencial, pero también muchos retos.