En Brasil, el crimen organizado usa a la industria fintech para el lavado de dinero

Con una melodiosa banda sonora y con la mayor bolsa de América Latina como telón de fondo, el anuncio online de 4TBank promete reducir la desigualdad económica, haciendo más accesibles los mercados financieros. La cámara sigue por el distrito financiero de São Paulo a Matie Obam, directora ejecutiva del «primer criptobanco» de Brasil, mientras promociona la misión de la empresa.

«Vinimos a eliminar las comisiones abusivas que nos están asfixiando», dice Obam, quien ahora tiene 24 años, en ese vídeo de 2021. «Nacimos para ayudarles».

Las autoridades brasileñas aseguran que descubrieron algo mucho más vil. La policía afirma que la empresa blanqueó cientos de millones de dólares en dinero sucio para la banda de narcotraficantes más conocida de Brasil —el Primer Comando de la Capital, o PCC— y financió campañas políticas. La presunta trama fue desmantelada en agosto, solo dos meses antes de las elecciones municipales, lo que suscitó nuevas preocupaciones sobre la capacidad del crimen organizado para infiltrarse en los niveles más altos de la sociedad brasileña.

Las autoridades llevan mucho tiempo persiguiendo al PCC, el cual opera una red de narcotráfico que se extiende por los cinco continentes. A pesar de los esfuerzos por detener su expansión y de las sanciones de Estados Unidos, la banda ha pasado en tres décadas de ser un grupo de delincuentes y matones en las cárceles de São Paulo a convertirse en una multimillonaria empresa criminal, con unos 40.000 miembros «bautizados» y el dominio de una ruta clave para el tráfico de cocaína a Europa. Para limpiar sus ingresos, investigadores afirman que la cúpula de la organización tiene en la mira al sector financiero y los mercados digitales de Brasil, como las criptomonedas, las plataformas de apuestas deportivas y la floreciente industria fintech.

«Mucho mejor que encontrar un banco o una tapadera para blanquear su dinero es tener su propio banco», dijo Lincoln Gakiya, fiscal del Gaeco de São Paulo, el grupo de trabajo estatal contra el crimen organizado, el cual calcula que el PCC gana US$1.000 millones al año solo con el narcotráfico.

En total, las autoridades han solicitado congelar más de 8.600 millones de reales, o casi US$1.500 millones, en activos de 4TBank y sus asociados, según documentos de la investigación vistos por Bloomberg News. La cantidad dejó a Fabricio Intelizano, de la policía civil del estado de São Paulo y principal investigador del caso, estupefacto.

«Tuve que sumarlo tres veces para asegurarme de que era correcto», dijo en una entrevista. «Lo hice primero en una hoja de cálculo Excel y luego en una calculadora porque no creía lo que estaba viendo».

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Un representante legal de 4TBank indicó que el dinero y las transacciones no están relacionados con el PCC. «No están relacionados con el tráfico de drogas, tráfico de armas, o cualquier otra actividad ilícita atribuida erróneamente a la entidad de pago.»

Apenas unas semanas después de la redada, las autoridades desmantelaron otras dos fintech presuntamente ilegales en São Paulo. La policía afirma que estas empresas no registradas realizaron transacciones por más de US$1.000 millones, y sospecha que decenas de millones estaban vinculados al crimen organizado y al PCC. Otras investigaciones también han revelado que la organización ha invertido en empresas de construcción, propiedades de lujo y concesionarios de automóviles, así como en servicios municipales. Autoridades afirman que el PCC controla más de 1.000 gasolineras solo en el estado de São Paulo, el más rico y poblado de Brasil. El 8 de noviembre, un informante que, según los fiscales, estaba proporcionando detalles sobre los planes de blanqueo de dinero del PCC, fue asesinado a tiros en el aeropuerto internacional de São Paulo.

En más de una docena de entrevistas con altos funcionarios del gobierno brasileño, investigadores y líderes del sector, junto con cientos de documentos policiales revisados por Bloomberg, muchos han expresado su alarma no solo por el poderío económico del PCC, sino por su éxito a la hora de desdibujar la línea entre los negocios legales de los ilícitos. De almacenar su dinero en bidones de metal enterrados bajo tierra, ahora controla activos cibernéticos que pueden transferirse a través de fronteras y cuentas bancarias con un simple clic de un mouse.

Las redadas también han suscitado preocupación por la poca supervisión en el país con más empresas de tecnología financiera de América Latina: actualmente más de 1.500 y creciendo. Tanto el Banco Central de Brasil como el Coaf, o Consejo para el Control de Actividades Financieras, la responsable de analizar las transacciones vinculadas al blanqueo de capitales, declinaron hacer comentarios para este artículo.

Como muchos de sus vecinos, Brasil sufre desde hace tiempo altas tasas de delincuencia y violencia. Pero el creciente temor a la inseguridad atormenta al presidente Luiz Inácio Lula da Silva en momentos en que la economía crece y los homicidios disminuyen. La oposición de derecha ha exagerado estos temores y obtuvo grandes victorias en las elecciones locales de octubre. El Ministerio de Justicia ahora prioriza la lucha contra mafiosos y estafadores, mientras que el presidente prepara reformas constitucionales que permitirían al gobierno tomar medidas más agresivas contra ellos.

Mario Luiz Sarrubbo, secretario nacional de seguridad pública del Ministerio de Justicia, afirmó que las autoridades están centradas en seguir la pista del dinero. «Es en el lavado de dinero donde lograremos desmantelar las organizaciones criminales», dijo en una entrevista.

«El PCC está realmente en una nueva fase, más internacional», asegura Bruno Paes Manso, profesor de la Universidad de São Paulo. «Al blanquear su dinero, está moviendo la economía» con el capital que introduce en ella.

La propagación

El PCC se formó en los sobrepoblados centros penitenciarios de São Paulo a principios de la década de los 90. Tras una masacre en una cárcel, bandas se unieron para exigir mejores condiciones. Usaron métodos como torturas, asesinatos y decapitaciones para mantener el orden entre los reclusos e infundir miedo a sus rivales.

«Se convirtieron en una leyenda diciendo: ‘Fuimos creados para proteger a los presos’, pero lo primero que hicieron fue matar a otros», afirma Marcio Sérgio Christino, fiscal que ha investigado los orígenes del PCC. «Lo que quieren es poder».

Desde entonces, su red se ha extendido por todo el sistema penitenciario y el territorio brasileño. Controla densas barriadas urbanas y remotos puestos en lo más profundo de la selva amazónica. Lleva a cabo actividades delictivas como extorsiones, secuestros y minería ilegal, muchas de las cuales se coordinan tras las rejas.

Muchos brasileños, entre ellos el multimillonario industrial Rubens Ometto, han dado la voz de alarma sobre el crimen organizado. Una encuesta realizada en septiembre por DataFolha reveló que el 14% de la población, es decir, más de 23 millones de brasileños, afirma que en sus barrios ha habido bandas o milicias, es decir, grupos de vigilancia compuestos por antiguos y actuales miembros de las fuerzas del orden.

El PCC se ha expandido más allá de Brasil. En Paraguay ha cometido atracos multimillonarios a bancos y se ha impuesto a bandas locales. Su red, que el Departamento del Tesoro de EE.UU. ha calificado de «una de las mayores redes de tráfico de cocaína del mundo», hace de conexión entre productores bolivianos con mafias europeas como la ‘Ndrangheta italiana.

El PCC tiene una estructura horizontal en la que muchos miembros trabajan de forma autónoma, explica Gabriel Feltran, profesor de ScienesPo en París. Eso ha complicado los esfuerzos por desmantelarlo y contenerlo.

«La gente piensa que a partir de Pablo Escobar estamos hablando de grandes jefes y empresas familiares, pero el PCC es otra generación con esquemas muy sofisticados», dijo.

Esas maquinaciones ahora afectan a millones de brasileños. En abril, las autoridades de São Paulo allanaron dos de sus mayores empresas privadas de autobuses, controladas, según ellas, por el PCC. Según los investigadores, el PCC utilizaba las líneas de autobuses, que transportaban diariamente a unos 700.000 pasajeros, para lavar las ganancias de actividades ilegales como la venta de drogas y los robos. Más preocupante es que inyectaron capital sucio en las empresas para conseguir enormes contratos municipales.

En otras palabras, la presunta estafa permitió a los delincuentes no solo blanquear su dinero, «sino obtener ganancias con él», afirma Gakiya, de Gaeco, quien lleva 20 años investigando al PCC y tiene protección policial las 24 horas del día después de que la organización pusiera un precio por su cabeza.

Representantes de una de las empresas de autobuses negaron los vínculos delictivos, pero finalmente fueron destituidos de sus cargos por la ciudad. Desde entonces, miembros del gobierno municipal y de las fuerzas de seguridad se han hecho cargo de la gestión de las empresas.

La presunta trama

El modo en que el PCC intenta manipular mercados y elecciones quedó de manifiesto en Mogi das Cruzes, un tranquilo suburbio de menos de medio millón de habitantes en el gran São Paulo, donde el 4TBank mantenía su única oficina operativa.

En docenas de vistosas publicaciones en redes sociales, 4TBank ofrecía consejos para administrar dinero. La empresa decía que su plataforma facilitaba la inversión en criptomonedas y que estaba «democratizando los métodos de pago» y eliminando la burocracia financiera. Instituto4TBank, la rama de extensión comunitaria del banco digital, publicaba vídeos en YouTube en los que sus asociados aparecían repartiendo hot-dogs y comida para mascotas a vecinos del barrio mientras de fondo sonaba rock cristiano.

En cambio, según los documentos de la investigación, la empresa fue el motor de un complot para limpiar «sumas astronómicas» de dinero y financiar campañas políticas en las recientes elecciones municipales. También estafó a inversionistas y ayudó al PCC a enviar dinero a Paraguay para comprar drogas, según la policía.

Los investigadores descubrieron la presunta trama tras aprehender los teléfonos inteligentes y revisar las conversaciones de WhatsApp de una sospechosa implicada en una redada antidroga en la que se incautaron 36 kilos de hierba y cocaína en Mogi das Cruzes el año pasado. Antes de eso, nadie sospechaba de 4TBank.

La sospechosa, según determinaría la policía, resultó ser Fabiana Manzini, esposa e interlocutora del miembro del PCC Anderson Manzini. Llamado “Fatso” por sus confidentes, lleva dos décadas tras las rejas por secuestro y robo de bancos.

Múltiples intentos de contactar la representación legal de los Manzini fueron infructuosos. La policía, que acusa a Fabiana de participar en una organización criminal, afirma que sigue en libertad. Aún no se ha fijado fecha para el juicio y Fabiana no ha sido acusada.

Investigadores dicen que revisaron miles de mensajes de WhatsApp en los que Fabiana daba instrucciones a una persona que operaba 4TBank sobre dónde mover los fondos, y esa persona compartía su intención de conseguir que tres personas fueran elegidas concejales en ciudades de todo el estado de São Paulo.

Ese cabecilla, según la policía, era el empresario local João Gabriel de Mello Yamawaki, quien vivía con su novia, Marie Obam, de 49 años, y sus hijos, Matie, directora ejecutiva de 4TBank, y Kenzo, de 26.

«Comprueba con Fatso lo de las campañas de concejales», escribió Yamawaki en un mensaje de WhatsApp a Fabiana, según los documentos de la investigación.

Los investigadores dijeron que les sorprendió que varias otras empresas presuntamente utilizadas para blanquear dinero estuvieran también a nombre de Matie y Kenzo.

Un representante legal de 4TBank declaró que Matie y Kenzo Obam no estaban implicados en la presunta trama.

Aunque Yamawaki no figuraba en el sitio web de 4TBank ni en su número de identificación fiscal, «la empresa era operada esencialmente por» él, según su representante legal; registró la empresa a nombre de Matie y Kenzo porque quería dejársela como herencia. El abogado negó que 4TBank tuviera tratos con el PCC u otras organizaciones delictivas. El abogado también dijo que Anderson Manzini era solo un conocido de la infancia de su cliente, y que ambos no habían hablado desde que eran adolescentes, hasta hace unos años, cuando Fabiana buscó apoyo financiero en Yamawaki.

En total, trece personas, entre ellas Yamawaki, se encuentran tras rejas en prisión preventiva, acusadas de participar en una organización criminal de tráfico de drogas. Otros siete que se enfrentan a esos mismos cargos siguen en libertad. No se ha fijado fecha para el juicio, por lo que no se han presentado cargos.

Mientras tanto, se adoptaron medidas preventivas, como la suspensión de actividades empresariales, contra 12 personas, entre ellas Kenzo, Matie y Marie Obam. Un abogado que representa a los Obam declaró que la familia no tiene «ningún vínculo» con el PCC, y que Marie «desconocía por completo» la presunta trama, dado que se dedica a sus propios negocios de flores ornamentales.

Vecinos de confianza

Hasta que se hizo pública la presunta trama de 4TBank, Yamawaki era conocido simplemente como un inteligente hombre de negocios de 47 años, quien hizo fortuna por cuenta propia y que conducía un Mercedes Benz por Mogi das Cruzes.

Su cuenta de Instagram destacaba su pasado como repartidor en motocicletas. Ahí también ofrecía consejos financieros a 11.000 seguidores para ayudarles a «cambiar su vida». Además hizo alarde de sus aparentes conexiones políticas. En una publicación, el empresario posa con el jefe del derechista Partido Liberal de Brasil, Valdemar Costa Neto, a quien Yamawaki llamaba amigo e inspiración. Los representantes de Costa Neto —quien los fiscales confirmaron que no forma parte de la investigación—  dijeron que el político posa para fotos con personas que no conoce.

El abogado de Yamawaki afirmó que las intenciones de su cliente al respaldar a candidatos «son las normalmente relacionadas con la democracia», ya que Yamawaki siempre ha estado interesado en la política.

Los Obam, de origen humilde en Mogi das Cruzes, también gozaban de gran estima. Hija de inmigrantes japoneses, el padre de Marie se ganaba la vida cultivando orquídeas e inculcaba una fuerte ética de trabajo a sus hijos, según Heitor Chaya, quien creció al lado de la familia.

Chaya, de 45 años y quien ahora vive en la ciudad de Campinas, cuenta que Marie se puso en contacto con él a través de las redes sociales en 2022, después de décadas sin verse, y le habló del negocio de su hija. Ingeniero eléctrico aficionado al trading, decidió invertir por su relación con la familia.

Marie «siempre hablaba bien de su hija, decía que era una joven estudiosa y trabajadora que quería ser una de las mujeres más ricas de Brasil», cuenta Chaya. Tras ver los retornos iniciales de su dinero, aumentó gradualmente su inversión hasta superar los 107.000 reales y recomendó 4TBank a sus amigos.

Chaya recibía rentabilidades fijas mensuales por sus inversiones. 4TBank le pagaba el 3% depositado directamente en su cuenta bancaria cada mes. Pero en abril, dice, los pagos abruptamente dejaron de llegar.

El retraso le inquietó. 4TBank dijo a Chaya que estaban trabajando para solucionar el problema. Al cabo de unos días, se puso en contacto con su amigo de la infancia, quien le dijo que habían pirateado las cuentas del banco. Poco después recibió un correo electrónico de la empresa que anunciaba que se estaba llevando a cabo una reestructuración y que devolverían su inversión inicial en un proceso que duraría años. El mensaje, así como otros enviados a otros clientes, fue visto por Bloomberg News.

El sentimiento de asombro de Chaya se convirtió rápidamente en traición por parte de alguien a quien consideraba su familia, lo que le llevó a emprender acciones legales. «Fue una indignación total», dijo. «Su madre se preocupaba por mí, y la mía por ella».

Ambiciones políticas

En los mensajes de WhatsApp descubiertos por la policía y vistos por Bloomberg, Yamawaki mantuvo correspondencia con Fabiana sobre una estrategia para conseguir que tres personas fueran elegidas para cargos públicos. La policía dice que también habló de utilizar distintas ONG para aumentar la esfera de influencia de la organización.

Entre los aspirantes se encontraba su novia, Marie Obam, quien se presentaba como candidata al ayuntamiento de Mogi das Cruzes. Los tres abandonaron la carrera después de que la investigación revelara presuntos vínculos delictivos, y Marie ha sido inhabilitada para ejercer cargos públicos.

Para el policía Intelizano, de 44 años, la investigación ha demostrado no sólo la astucia financiera del PCC, sino las ambiciones políticas a largo plazo de la organización. Dice que la investigación comprueba que miembros del gobierno eran clientes de 4TBank y que su próxima fase determinará si eso incluye a cargos electos.

En última instancia, el objetivo del PCC es «aprovechar la infiltración en las instituciones públicas para conseguir contratos públicos, obtener dinero público y aumentar sus ganancias», afirmó. 

bloomberg

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