“Inhabilitación perpetura para ejercer cargos públicos“, además de 6 años de cárcel: la carrera política de la viuda y sucesora de Néstor Kirchner —y uno de los puntales del peronismo con el que intenta terminar Javier Milei desde que se hizo con la presidencia del país—, podría haber acabado ya.
La suerte electoral del peronismo parece echada por sendos casos de corrupción (caso Seguros y caso Vialidad), más los escándalos personales del anterior presidente de la República, Alberto Fernández (que fue jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y formó tándem con Cristina Fernández tras derrotar a Macri) que afectarían a los malos tratos propinados a su mujer, Fabiola Yáñez, y a las fiestas organizada en la residencia de Olivos —el olivosgate— mientras mantenía uno de los confinamientos más duros durante la pandemia.
El escándalo de Alberto Fernández es el ejemplo perfecto de la hipocresía de la izquierda y de su pretendida superioridad moral sobre la derecha. Los dos asuntos en los que se ha visto envuelto el expresidente —los estrictos confinamientos a los que sometió a los argentinos durante la pandemia de covid y el maltrato a las mujeres— son asuntos muy sensibles para la opinión pública. A eso hay que sumarle el presunto caso de corrupción conocido como caso Seguros, durante cuya investigación salieron a la luz las espeluznantes fotos de su exmujer, Fabiola Yáñez, con la cara amoratada.
Después se supo que también la maltrató durante su embarazo, el mismo que había declarado públicamente que le daba vergüenza que una mujer sufriera maltrato. Doble moral, pública y privada, y señalamiento con el dedo acusador a los adversarios políticos cuando tienen tanto que callar.
Curiosamente, fue la propia Cristina Fernández de Kirchner la que dio a entender que conocía los líos conyugales de Alberto Fernández y el maltrato a Fabiola Yáñez cuando éste la dejó caer al ser condenada por corrupción en primera instancia por el caso Vialidad.
En ese momento, julio de 2022, CFK dijo que “cualquiera puede ver mi celular (móvil). No sé si todos pueden decir lo mismo“. ¿Se refería a lo que se acabaría encontrando en el móvil de Alberto Fernández? ¿A las grabaciones de la periodista Tamara Pettinato o a las fotos de las palizas a Fabiola Yáñez?
Además, igual que hizo antes Alberto Fernández con ella, CFK se apresuró a dar la puntilla al expresidente de Argentina con un comunicado en la red social X en el que lo deja a los pies de los caballos y que se inicia con una demoledora frase: “Alberto Fernández no fue un buen presidente“.
Y trató de aprovechar el caso de Fabiola Yáñez para definirse como mujer víctima de las “peores violencias verbales y políticas, hasta la máxima experiencia de violencia física, como fue el intento de asesinato del 1 de septiembre del 2022“.
Ratificación de la condena a CFK
Ahora que la Cámara Federal de Casación Penal ha confirmado la sentencia de diciembre de 2022 que condena a Cristina Fernández de Kirchner por un delito de fraude en el caso Vialidad, relacionado con la concesión de 51 obras viales a favor del empresario Lázaro Báez durante su Gobierno y el de su marido Néstor Kirchner (2003-2007), CFK utiliza la misma victimización: la condenan “por ser mujer”.
Tras conocer el fallo dijo: “Cuando sos mujer todo te lo hacen 20 veces más difícil y, si por algo me castigan, no solamente es por todo lo que hice sino porque soy mujer también. No se bancan discutir con una mujer y que no puedan tener razón”. Y añadió: “No importa chicas, al lado de lo que han tenido que aguantar miles y miles de mujeres en condiciones horrendas, esto no lo veo como un sacrificio sino casi como una obligación de alguien que tiene un proyecto de país y un modelo de sociedad”.
Es la teoría del lawfare que tanto utilizan en nuestra izquierda patria en todos los casos que les afectan: desde los ERE al caso Begoña Gómez.