Hace poco más de un año, la comunidad internacional impuso una serie de medidas de bloqueo de capitales e incautación de bienes en el extranjero de los oligarcas rusos y miembros del gobierno ruso como medida de presión ante la invasión de Rusia en Ucrania.
Decenas de yates y mansiones de millonarios rusos fueron incautados en Europa y EE. UU. Más de un año después, muchos de esos yates que se confiscaron todavía permanecen amarrados en los puertos en esos mismos puertos, y están costándoles millones de dólares a los contribuyentes de los países que los incautaron.
Costó confiscarlos, cuesta aun más deshacerse de ellos. La compra de artículos de lujo, como yatesy mansiones, acostumbra a realizarsemediante entramados empresariales y testaferros que permite a sus dueños reales evitar el pago de impuestos.
Esos entramados societarios complican determinar el verdadero propietario del yate o de la mansión. Ese mismo galimatías de empresas y sociedades hace que su venta también se complique, tal y como sucedió con el yate Alpha Nero y su venta frustrada a Eric Schmidt, ex director ejecutivo de Google.
Quien tiene un yate tiene un…problema. Entre los bienes en el extranjero más habituales confiscados a los oligarcas rusos destacan las mansiones situadas en ubicaciones privilegiadas de enclaves turísticos y grandes ciudades. Pero también han sido incautados una buena cantidad de megayates amarrados en lugares turísticos en España, Italia, Alemania, Reino Unido, Maldivas o países del Caribe.
En la actualidad, muchos de esos megayatesse encuentran amarrados en los puertos en los que se incautaron y con parte de su tripulación a bordo. El bloqueo económico de sus propietarios impide que se abonen los gastos de amarre, mantenimiento y manutención de la tripulación necesaria para mantenerlos a flote, por lo que los países tienen que correr con los gastos que ocasionan. Como puedes imaginar, mantener un superyate de 500 millones de dólares no es precisamente barato.
28.000 dólares a la semana, la tripulación y el aire acondicionado. Uno de los mejores ejemplos del desembolso para los contribuyentes que supone mantener esos yates, lo encontramos en el Alpha Nero, un superyate de 82 metros de eslora y 63 millones de euros amarrado en un puerto de Antigua. Ante la amenaza de que el yate sufriera daños, las autoridades portuarias del país tuvieron que correr con los gastos de mantenimiento.
Esos gastos suponían un desembolso de 28.000 a la semana en concepto de gastos de amarre, el salario de su capitán, que debe permanecer junto a la embarcación, y de la tripulación necesaria para operar el barco. Además, a la factura se suman 2.000 dólares al día en concepto de combustible para mantener el aire acondicionado en funcionamiento 24 horas. Si se apaga, el sistema se enmohecería y estropearía los sistemas y acabados del interior, bajando el valor del barco ante una hipotética venta. Esta situación se repite en muchos otros casos de forma similar. El gobierno italiano, ha destinado 13,7 millones de euros para cubrir los costes urgentes y de mantenimiento de los yates y mansiones confiscadas en 2022.
Los propietarios no pueden pagar el mantenimiento. Uno de los principales problemas es demostrar de forma inequívoca que las mansiones o yates son propiedad de alguno de los oligarcas rusos o de miembros del gobierno de Putin.
Aunque se consiga seguir el rastro hasta su legítimo propietario, la el bloque para operar en mercados internacionales complica las transferencias de dinero desde Rusia, por lo que sus propietarios solo podrían hacer frente a esos gastos de mantenimiento con un acuerdo entre ambas partes. España y Francia, por ejemplo, sí permiten a sus propietarios pagar la factura de mantenimiento de sus propiedades gracias a una reforma en la normativa que se introdujo tras la anexión de Crimea en 2014.
58.000 millones de dólares incautados son un regalo envenenado. El Grupo de Trabajo multilateral sobre élites, representantes y oligarcas rusos del Departamento del Tesoro de EE.UU estima que los bienes incautados a los oligarcas rusos en todo el mundo alcanzan un valor de 58.000 millones de dólares. Los gobiernos se frotaban las manos pensando en los beneficios que iban a obtener al venderlos y enviar el importe en concepto de compensación a Ucrania. Sin embargo, de los 58.000 millones solo se han podido vender bienes por un valor de 5,4 millones de dólares.
Tal y como sucedió con la venta del Alfa Nero, los países que incautaron los bienes no pueden venderlos sin las garantías legales necesarias, por lo que la propiedad tiene que quedar demostrada antes de procederse a su venta, un proceso que puede tardar años. Si, además, el bien que se va a vender no está en buen estado, las opciones de obtener un buen precio se reducen, por lo que, en muchos casos, el mantenimiento de los yates y mansiones, superará al precio de venta final…si es que consiguen venderlos.