Evaluación del riesgo de blanqueo Risk Based Approach en las entidades financieras

Escrito por Juan Miguel del Cid Gómez. Catedrático de E. U. de Economía Financiera y Contabilidad   

Introducción

El riesgo es la combinación de la probabilidad de un suceso y sus consecuencias (grado de daño o pérdida que puede producir). Una entidad financiera tiene el riesgo de ser utilizada para blanquear dinero por sus clientes (business risk). Además soporta un riesgo regulatorio que está asociado con no cumplir las obligaciones impuestas por la legislación contra el blanqueo, como no informar sobre operaciones sospechosas, no identificar a los clientes correctamente o no tener un programa de prevención adecuado. Estos riesgos pueden tener consecuencias sobre la reputación, ya que una publicidad negativa relacionada con las prácticas de la entidad financiera puede causar una pérdida de confianza por parte de los clientes y el mercado en su integridad. Por su parte, no cumplir con la legislación puede tener consecuencias financieras para la entidad derivadas de multas de organismos reguladores y procesos judiciales adversos. También pueden suponer la paralización temporal o definitiva de las actividades de una entidad financiera.

La gestión del riesgo es el proceso de reconocer el riesgo y desarrollar métodos para mitigarlo y manejarlo. Requiere identificar, priorizar, tratar, controlar y supervisar la exposición de la entidad financiera al riesgo. La amenaza continua de blanqueo de capitales se puede gestionar más eficazmente si se conoce y aborda el riesgo potencial ligado a los clientes y a las operaciones que éstos realizan. El FATF y el Grupo Wolfsberg aconsejan la adopción de un enfoque basado en el riesgo (Risk Based Approach). Las ventajas de aplicar un enfoque basado en el riesgo son un eficiente uso y asignación de los recursos, la posibilidad de centrarse en las amenazas reales identificadas y la flexibilidad para adaptarse a los riesgos que cambian con el tiempo. Así las áreas de mayor riesgo deben contar con procedimientos de debida diligencia reforzada con objeto de que la entidad financiera no pueda utilizarse por los clientes para blanquear dinero. La dirección debe estructurar el programa de prevención para gestionar de manera adecuada su perfil de riesgo, teniendo en cuenta los recursos de personal disponibles y el nivel de capacitación necesarios para fomentar el cumplimiento de dicho programa.

Las categorías de riesgo

El primer paso del proceso de evaluación del riesgo es identificar los productos, servicios, clientes y ubicaciones geográficas específicos de la entidad financiera. Aunque la intención de blanquear dinero puede provenir de distintas fuentes, determinados productos, servicios, clientes y ubicaciones geográficas son más vulnerables o han sido utilizados tradicionalmente por los delincuentes para conseguir sus fines.

Al valorar el riesgo potencial de blanqueo, el peso concedido a estas categorías, individualmente o en su conjunto, será una decisión de cada entidad. No existe una metodología única aplicable a todas estas categorías de riesgo, y la aplicación de las mismas pretende facilitar una estrategia para la gestión de los riesgos potenciales de blanqueo de capitales relacionados con clientes de mayor riesgo. Cada entidad debe documentar y revisar periódicamente su planteamiento en materia de valoración de riesgo.

Determinados productos y servicios pueden plantear un mayor riesgo de blanqueo de capitales. Sobre todo aquellos que facilitan un mayor grado de anonimato o implican la manipulación de grandes volúmenes de dinero en efectivo o su equivalente presentan un mayor grado de vulnerabilidad. Algunos de estos productos y servicios son banca privada, banca corresponsal extranjera, instrumentos monetarios, banca electrónica, servicios fiduciarios y de gestión de activos, financiación del comercio internacional y cuentas de concentración.

Todo tipo de cuenta es potencialmente vulnerable al blanqueo de capitales, aunque determinados clientes pueden plantear riesgos mayores debido a la naturaleza de sus negocios. No todos los miembros de una categoría específica de clientes deben ser calificados con el mismo riesgo ya que la entidad financiera habrá de tener en cuenta otras variables como el tipo de servicio que solicita cada cliente y las ubicaciones geográficas con las que opera. Con carácter general, se han identificado determinadas clases de clientes que presentan mayores riesgos potenciales. En este sentido, cabe destacar a personas políticamente expuestas (PEPs), empresas de envío de dinero, casas de cambio, casinos, negocios que manejan un alto volumen de dinero en efectivo, asociaciones benéficas no reguladas, comerciantes de bienes de alto valor, profesionales que mantienen cuentas para sus clientes, y corporaciones offhore, entre otros.

Identificar las ubicaciones geográficas que pueden plantear un mayor riesgo es fundamental para el programa de prevención de las entidades financieras. No existe una definición universal para determinar si un área geográfica o país representa un elevado riesgo de blanqueo. Hay que tener en cuenta que empresas de bajo riesgo y legítimas pueden estar localizadas en países considerados de alto riesgo. No obstante, los clientes han de ser clasificados con un riesgo superior al normal cuando ellos, sus fuentes o destinatarios de fondos están localizados en alguno de estos territorios. Las ubicaciones de alto riesgo pueden ser internacionales pero también nacionales. En el ámbito internacional son considerados países o territorios de alto riesgo los que están sujetos a sanciones y embargos de organismos internacionales u otros países, son conocidos por ser exportadores o servir de tránsito al narcotráfico, carecen de adecuada regulación contra el blanqueo de capitales, tienen altos niveles de corrupción, o son calificados como territorios offshore (paraísos fiscales). Las ubicaciones geográficas nacionales de alto riesgo pueden incluir aquellas zonas de alta densidad del narcotráfico, con un elevado porcentaje de residentes extranjeros, o con un alto desarrollo urbanístico (especialmente zonas costeras).

Metodología de evaluación del riesgo

Una vez identificados los riesgos que puede presentarse hay que evaluarlos en términos de una combinación de la probabilidad de que ocurran y las consecuencias en términos de pérdidas o gravedad del daño que pueden producir si ocurren.

Se pueden distinguir tres niveles de probabilidad de que el riesgo se presente:

Si el riesgo acontece, puede tener consecuencias para la entidad financiera. Un fallo en la aplicación de la debida diligencia se podría traducir en pérdidas financieras debidas a las sanciones de los organismos reguladores y a las demandas judiciales. Estos organismos reguladores podrían decretar la suspensión temporal o definitiva de la actividad de la entidad ante graves fallos detectados en los programas contra el blanqueo.

Al mismo tiempo, el prestigio de la entidad financiera podría verse afectado al estar involucrada en un caso de blanqueo de capitales, y sus clientes y el mercado podrían reaccionar de forma adversa.

Se pueden considerar tres niveles de impacto:

La utilización de la siguiente matriz de riesgo permite combinar probabilidad e impacto para obtener una escala de puntuación de riesgo:

El apetito por el riesgo es la cantidad de riesgo que una entidad está dispuesta a aceptar en la consecución de sus objetivos y es una guía para la estrategia de gestión del riesgo. Por lo tanto, la entidad tendrá que determinar qué riesgos aceptará bajo los procedimientos de debida diligencia normales, cuáles considerará inaceptables y aquellos riesgos que serán tratados caso por caso y que solo aceptará si puede aplicar los niveles de diligencia reforzada exigidos. La entidad puede establecer transacciones limitadas para los productos de mayor riesgo, obtener la autorización de la dirección para la aceptación de determinados clientes o clasificar a los clientes en diferentes categorías con diferentes métodos de identificación y verificación. Un cliente puede pasar de ser considerado de bajo riesgo a alto riesgo si cambia su operativa y demanda nuevos servicios. Por contra, un cliente de alto riesgo puede ser calificado como de bajo riesgo si el banco considera su relación satisfactoria a lo largo del tiempo.

A continuación se muestra, a modo de ejemplo, la hoja de trabajo en la que se consideran distintos tipos de clientes, dentro de esta categoría de riesgo, la probabilidad, impacto y puntuación, así como el tratamiento del riesgo que una entidad podría considerar:

El mantenimiento de registros y la evaluación regular son esenciales para mantener un programa de prevención eficaz. El programa de prevención del blanqueo de capitales no puede ser un instrumento estático, ya que los riesgos pueden evolucionar con el tiempo (se pueden producir cambios tanto en la base de clientes, como en los productos y servicios y también en la legislación). Por ello resulta necesario desarrollar métodos para verificar regularmente si el programa de prevención del blanqueo de capitales está trabajando de forma eficaz y en su caso hacer los cambios necesarios.

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