Jaime Lasso explicó a la Fiscalía Anticorrupción que mediante un ‘acuerdo’ de asesoría, requisito para el manejo de las cuentas Poseidon Enterprises y V Tech en el Meinl Bank, se transfirieron los fondos de la constructora.
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Juan Carlos Varela, expresidente 2009-2014, y su hermano y diputado José Luis Varela, tenían conocimiento de los aportes que realizaba la compañía Odebrecht al Partido Panameñista, en el que ambos figuraron como presidentes.
Jaime Lasso, enlace entre la empresa y miembros prominentes del colectivo confesó a la Fiscalía Especial Anticorrupción que con los únicos que conversaba, de los aportes económicos que recibía de la constructora brasileña, era con los hermanos Varela. “Yo no me relacionaba con más nadie ni hablaba esto con más nadie”, manifestó el médico el 17 de febrero a la fiscal Zuleyka Moore, en la ampliación de indagatoria por supuestos delitos de blanqueo de capitales.
Odebrecht transfirió aproximadamente $6.7 millones a las cuentas relacionadas al Partido Panameñista o a sus miembros a través de Lasso, quien fungió como un colector de fondos para las campañas del colectivo en 2009, cuando se unieron a Cambio Democrático (CD), y para 2014 cuando la empresa se encargó de pagar a algunos proveedores de artículos promocionales que emplearon los candidatos a puestos de elección popular.
José Luis Varela aún no se atreve a opinar sobre la declaración de Lasso, pues no ha tenido acceso al expediente. Al ser consultado por La Estrella de Panamá sobre si conocía del monto de los aportes, este remitió a consultar declaraciones del partido previas de carácter público. No quiso hacer más comentarios sobre el tema. Este diario intentó contactar al expresidente Varela, pero a pesar de que leyó los mensajes de Whatsapp, no respondió.
Según la indagatoria a la que tuvo acceso ‘La Decana’, el dinero proveniente de Odebrecht depositado en la cuenta de Fundación Don James en Estados Unidos, cuyo firmante era el médico Lasso, fueron transferidos al candidato a vicepresidente Juan Carlos Varela, cuando el colectivo Panameñista se unió a Cambio Democrático y lograron la victoria en la campaña electoral de 2009.
El origen de la relación
Odebrecht ya tenía experiencia en Panamá para conseguir licitaciones del gobierno. En 2006 se hizo del proyecto Remigio Rojas, durante el gobierno de Martín Torrijos. También terminó la autopista Panamá-Colón en 2007, así que era tentador para la empresa continuar en el istmo con la promesa de campaña del candidato Ricardo Martinelli sobre la construcción de un metro en la capital. Varela formaba parte de la fórmula presidencial. Así que a André Rabello, representante de la filial en Panamá, le vino bien conocer a una pieza clave que lo introdujo con figuras tomadoras de decisión del partido de alianza gubernamental.
Un par de años después, en 2010, nacería oficialmente la División de Operaciones Estructuradas, la conocida caja B, estructura creada para el pago de coimas a políticos y funcionarios de Latinoamérica a cambio de megaobras.
En la declaración que ofreció Lasso en septiembre de 2017 a la misma fiscal, detalló que conoció a Rabello en la inauguración de la autopista Alberto Motta a principios de 2009. En ese momento se acercó al brasileño para conversar y buscar apoyo económico para el programa de reproducción asistida de su clínica, aprovechando el programa de responsabilidad empresarial que sufragaba la constructora.
De inmediato le exteriorizó sus conexiones con prominentes miembros del Partido Panameñista y Rabello mostró interés en conocerlos “toda vez que había temas que a la empresa le gustaría tener el apoyo por la perspectiva que tenían de participar en diferentes licitaciones”, mencionó Lasso en 2017.
Después del breve encuentro, que duró 10 minutos, Lasso se reunió con Rabello en las oficinas de la constructora para hablar de temas diversos y consiguió los primeros apoyos económicos, $700 mil (una parte en los primeros meses de 2009), depositados en la cuenta de Fundación Don James en Estados Unidos. Dinero que supuestamente usaría el médico para el programa de reproducción asistida, pero que destinó a propósitos políticos. El dinero fue entregado a través de cheques confeccionados por Lasso a Juan Carlos Varela, candidato a vicepresidente.
Los primeros cheques estaban fechados el 30 de abril de 2009 por $25 mil, ese mismo día otro por $70 mil. El 25 de abril se hizo uno por $25 mil y el 21 de mayo de 2009 por $50 mil.
Odebrecht ya empezaba a visionar los futuros proyectos. En dicha reunión hablaron sobre la posibilidad de que los diputados del panameñismo apoyaran una iniciativa para exonerar del impuesto sobre la renta a la empresa que resultara ganadora del metro, línea 1.
Dicho proyecto fue adjudicado a la constructora en noviembre de 2010. También conversaron sobre el mecanismo de expropiaciones de servidumbres ocupadas en futuros proyectos en los que la empresa podía participar, y este los orientaba sobre los miembros del partido con quienes podían hablar de dichos temas.
El acuerdo
Después de las elecciones de 2009, la constructora amplió el grupo de acceso para favorecer sus intereses. Era como un lobby compuesto por políticos, diputados y dirigentes comunitarios. La base para canalizar los aportes económicos voluntarios que finalmente terminaron financiando las campañas del colectivo panameñista.
El término lobby surgió en las conversaciones iniciales con Rabello. “Necesitábamos un mecanismo para que el apoyo de las donaciones políticas fueran correctamente interpretadas, tanto para ellos como para nosotros, toda vez que estos apoyos jamás implicarían dádivas por parte de nosotros en un gobierno”, explicó Lasso en la indagatoria del 17 de febrero 2020.
El excónsul no vio nada pecaminoso en dicha estrategia del lobby. Fue muy fácil decirle a los copartidarios que conocía a Rabello y de una vez hubo interés en conocerlo, pues las cabezas empresariales están interesadas en codearse con figuras políticas.
“Las donaciones que efectuó la empresa no se hicieron directamente al colectivo, porque en Brasil es prohibido que las compañías hagan donaciones a partidos políticos extranjeros, y de ahí el término lobby, como parte de nuestro acuerdo”, detalló Lasso a Moore.
El acuerdo, según describió Lasso en 2017 a la fiscalía, era un requisito para el manejo de las cuentas ubicadas en el Meinl Bank, el banco de la constructora. Esto surgió por la necesidad de crear las sociedades Poseidon Enterprises y V Tech a través de las cuales se canalizó el dinero para el colectivo.
Rabello comunicó al médico que los apoyos económicos serían depositados en la cuenta V Tech, en el AOB Bank, radicada en Antigua y Barbuda. Pero según Lasso solo duró tres meses y luego se abrió en el Meinl Bank a petición de Odebrecht. En esta cuenta ingresaron $150 mil. Los siguientes aportes fueron depositados a la cuenta Poseidon Enterprises del mismo banco, donde ingresaron cerca de $6 millones, que en su mayoría se usaron para pagar artículos promocionales para la campaña de 2014 y cuentas pendientes de 2009.
No obstante, Poseidon Enterprises y V Tech no estaban bajo la lupa del Ministerio Público, durante la administración de la procuradora Kenia Porcell, a pesar de que se nutrieron de las sociedades Klienfield Services Ltd e Innovation Research and Engineering, de la caja 2 de Odebrecht.
“Nosotros recibíamos el dinero de Odebrecht, cuando yo estaba en Corea, antes de la ruptura de la alianza me comunicaba con Jorge Concepción (expresidente del partido). A partir de septiembre de 2011, después de la ruptura, estaba en Panamá y lo hacía personalmente a las compañías”.
Concepción solo estaba pendiente de si se hacían los pagos que iban dirigidos para bicicletas y juguetes que usaba el partido en Navidad y Día de la Madre.
“En 2010 a 2012 se envió de V Tech, Poseidon y sociedades intermedias como Niguel y BVTech que pertenecían a mi hija, a dos sociedades: Panamá Real State Offshore Limited y Alchoy Consulting en Belice, en las cuenta del MMG de Bahamas, que pertenecían a Álvaro Tomás quien había sido embajador del Panameñista en España y colaborador en la campaña de 2014”, describió.
A estas cuentas llegaron otros aportes de empresarios más grandes, por más de $2 millones, que no querían que se les identificara como donantes por temor a las “represalias que existían por parte del partido gobernante”.