La polémica industria del juego en línea en Filipinas, dirigida sobre todo a China pero marcada por la criminalidad y la participación de mafias, debe cerrar este 31 de diciembre tras un ultimátum del Gobierno. Los casinos virtuales dejan un legado de escándalos, ingresos mil millonarios y la inquietud de que continúen operando ilegalmente a menor escala.
Estos casinos on line «se han convertido en un caldo de cultivo para actividades criminales, desde estafas en línea al lavado de dinero, a actividades más serias como la prostitución, el tráfico humano e incluso los asesinatos», constató a principios de este mes el director de la Corporación de Juego de Filipinas (PAGCOR), Alejandro Tengco, durante una charla organizada por el Instituto Stratbase a mediados de diciembre en Manila.
Un arma de doble filo
Conocidos como POGOs en Filipinas, siglas de Philippine Offshore Gaming Operators, fueron legalizados en 2016 bajo la presidencia de Rodrigo Duterte. Oficialmente China, que prohíbe a sus ciudadanos participar en apuestas excepto en la región autónoma de Macao, ya advertía sin embargo que estos casinos no eran buena idea.
Resultaron ser «un arma de doble filo», reconoció Tengco.
Por aquel entonces eran vistos como una fuente de dinero fácil a través de apuestas en línea, y con la ventaja de que no estarían dirigidas a filipinos. Por entonces la imagen pública de estos negocios era la de las crupier, por lo general ligeras de ropa, que repartían cartas frente a las cámaras.
Efectivamente, el Estado recaudó miles de millones de pesos en concepto de licencias y en impuestos. El medio local Rappler estimó la aportación de los casinos en línea a la economía filipina en unos 104.000 millones de pesos (unos 1.780 millones de dólares) en 2019.
Pero tras su legalización en 2016, comenzaron a emerger reportes ocasionales crímenes relacionados con estos casinos en línea que fueron aumentando en magnitud con el paso de los años.
Primero llegaron las noticias de secuestros de empleados de POGOs, en su mayor parte chinos y en la capital filipina, y luego las de una vertiente aún más oscura: esclavitud, tráfico humano, granjas de estafas.
«Nos dimos cuenta de que los centros de estafas estaban aquí, en Filipinas, en nuestro propio patio. Miles de vietamitas, indonesios, tailandeses, malasios, chinos y muchos otros habían sido, de hecho, víctimas de tráfico en varios centros en Filipinas», lamentó la senadora Risa Hontiveros durante el mismo evento.
La imagen pública de los POGO pasó a ser entonces la de grandes complejos cerrados que albergaban a cientos o miles de víctimas de trabajo esclavo, o cosas peores, a golpe de operaciones policiales muy mediatizadas.
En junio de 2023, más de 2.700 víctimas de trabajo esclavo fueron rescatadas en la ciudad de Las Piñas, dentro del área metropolitana, en una de las mayores operaciones policiales de los últimos años.
Las consecuencias del cierre
El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., oficializó el pasado 8 de noviembre la prohibición de la polémica industria del juego en línea. Si según PAGCOR en pleno apogeo del negocio en 2021, con Duterte todavía como presidente, había 295 casinos en línea con licencia, a principios de 2024 quedaban menos de 50.
Pero esta reducción no significa que su cese oficial esté exento de desafíos.
A principios de diciembre, la Oficina de Inmigración de Filipinas estimaba que unos 20.000 antiguos empleados de POGOs debían abandonar voluntariamente el país antes del 31 de diciembre, mientras que más de 100.000 trabajadores extranjeros estaban a la espera de ser deportados.
El cierre deja también a unos 20.000 filipinos en la calle, y el Departamento de Trabajo y Empleo ya advirtió a principios de mes que sería complicado colocar a todos en nuevas empresas.
Es el caso de Adrian (nombre cambiado a petición del entrevistado), empleado en uno de los POGOs «legales» y que explicó a EFE haber recibido el anuncio de despido en noviembre. «Es difícil encontrar un trabajo ahora mismo que pague lo que cobraba antes, así que sigo buscando aunque solo tengo sueldo hasta mediados de enero», afirmó.
Un futuro incierto
Legalmente, los casinos offshore en línea dejarán de existir en Filipinas este 31 de diciembre. Pero esto no significa, alertaron las autoridades y políticos, que estos centros de actividades ilícitas desaparezcan de la noche a la mañana.
«Habrá operaciones de guerrilla que continúen emergiendo, pero iremos detrás de ellos, dijo el secretario del Interior, Jonvic Remulla, en una rueda de prensa el pasado 11 de diciembre.
El temor es que estas empresas criminales, que antes de la prohibición reunían a cientos de personas en grandes complejos, evolucionen en «pequeños grupos que pueden moverse en diferentes zonas del país», añadió recientemente el senador Win Gatchalian, durante una intervención pública. EFE