Francia solicita, a través de la Agencia Francesa Anticorrupción (AFA), publicó recientemente los resultados de un estudio de un año sobre cómo se implementa la ley anticorrupción en todo el mundo. Junto con la OCDE, GRECO y la Red de Autoridades de Prevención de la Corrupción, AFA está mapeando los poderes y prácticas de las autoridades de aplicación a nivel mundial y es pionero en un directorio internacional.
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AFA ve que a medida que el cumplimiento anticorrupción se vuelve más global y multijurisdiccional, un mapeo global y un directorio son lo que el mundo necesita ahora. La agencia reconoce que hay mucho más en la ley anticorrupción global que las «famosas» leyes anticorrupción en los Estados Unidos, el Reino Unido y Francia que dominan la mayoría de los comentarios.
Hasta diciembre de 2019, 171 autoridades en 114 países y territorios de todas las regiones del mundo habían participado en la encuesta. Solo eso es un número notable, y nos dice algo sobre el mundo en el que vivimos ahora: la ley anticorrupción es verdaderamente global. De esos 171 países, 165 esperan intercambiar mejores prácticas entre naciones.
Podríamos llamar a esto el nuevo cumplimiento doux. En la Ilustración, Montesquieu y Voltaire popularizaron la idea de «comercio doux» o «comercio amable»: que las relaciones comerciales entre las naciones tenderían a ser más pacíficas y menos violentas que las búsquedas del dominio territorial y religioso del pasado. Si no puedes imaginar que Estados Unidos y China van directamente a la guerra entre ellos hoy, entiendes la idea.
AFA ahora promueve esta noción centenaria, nacida en su tierra natal, al liderar el esfuerzo para mapear las leyes e instituciones anticorrupción globales. La convicción subyacente puede ser que los negocios de estándares y procedimientos globales ayudarán a los negocios internacionales a ser más éticos y humanos, tendiendo a fortalecer las sociedades en lugar de destruirlas.
El informe también revela vacíos que debemos llenar colectivamente para que los negocios globales logren este noble fin. Considere esta diferencia entre los sectores público y privado: tres cuartos de los participantes respondieron que un código de conducta anticorrupción es obligatorio en el sector público, mientras que solo una pequeña minoría confirmó dicha obligación para las empresas privadas. Del mismo modo, el mapeo de riesgos es en gran medida obligatorio para el sector público, pero rara vez lo es en el sector privado.
Esta encuesta es un recurso emocionante para obtener conocimiento y comprensión sobre cómo funcionan realmente las autoridades anticorrupción. Para los próximos pasos, la encuesta continuará con un análisis en profundidad de los datos para identificar desafíos, áreas que necesitan mejoras y cómo facilitar la cooperación. Esperemos que esto pueda llevarnos a una mayor colaboración en los esfuerzos anticorrupción a escala mundial.