La tortura no era un mecanismo para hacer méritos sino un «placer» tangible ejecutado con un mimo «vocacional» por un policía del régimen franquista (1939-1975) que se valió de amenazas, humillaciones, golpes y terror para labrarse uno de los perfiles más negros de España, así le recuerdan sus víctimas. Es Billy el Niño.
Tres de los torturados por Antonio González Pacheco, Billy el Niño, narraron su paso a principios de los años 70 por la extinta Dirección General de Seguridad (DGS) en la madrileña Puerta del Sol, rehabilitada como sede del Gobierno regional de Madrid, pero en cuyas entrañas aún se conserva un aroma de tiempos pretéritos, del que ninguno de los protagonistas se puede descolgar.
EFE