El nuevo gobierno de Joe Biden debe tener una receta para acabar con el financiamiento de narcotraficantes a Hezbolá que involucra a países como Venezuela.
Antilavadodedinero / PrimerInforme
Endurecer las acciones contra las inmensas redes internacionales que proveen dinero y logística para esa organización pro iraní deben ser prioridad en la Casa Blanca.
En Venezuela existen indicios de la operación que permite el financiamiento narcotraficante a Hezbolá. Con la ayuda de Tarek El Aissami, se construyó una red de lavado de dinero y transporte de cocaína desde Venezuela hasta Medio Oriente
Entre las tareas que le esperan a la nueva administración de EEUU está mantener una lucha frontal contra el terrorismo islámico. En particular, detener el flujo de dinero que facilita los ataques terroristas.
Cortar el financiamiento narcotraficante a Hezbolá es una tarea de primer orden para Joe Biden. En este sentido, debe continuar con la dura política que ejecutó la administración Trump, dice un análisis del Jewish Policy Center.
Hezbolá cuenta con una red criminal transnacional muy importante. Esos vínculos con la delincuencia organizada global son fundamentales para las operaciones del grupo terrorista.
Inmensas redes comerciales de apoyo respaldan la actuación del grupo pro-iraní basado en el Líbano.
A través de esos canales fluye la cocaína, una importante fuente de financiamiento del grupo. Al mismo tiempo, por esas rutas se mueve toda la logística necesaria para perpetrar ataques terroristas
De acuerdo con el análisis del Jewish Policy Center, es necesario un enjuiciamiento agresivo de quienes llevan a cabo las transacciones financieras de Hezbolá. Se necesita un enfoque similar al que se usa para perseguir a los carteles de la droga.
Aún así, prosigue el análisis, es probable que las redes ilícitas que brindan apoyo financiero y logístico a la organización terrorista se reconstituyan rápidamente y continúen ayudando a sustentar las necesidades financieras de Hezbolá.
En particular, las actividades de Hezbolá en América del Sur deben ser debilitadas, aconseja el grupo. En la zona de la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, hay un territorio franco para que
La íntima conexión de Hezbolá con los cárteles de la droga latinoamericanos se conoció por coincidencia en 2007.
En el monitoreo a La Oficina del Envigado, cartel colombiano luego reconocido como socio clave de Hezbolá, se captaron conversaciones en árabe.
De esa forma, la DEA se dio cuenta de que Hezbolá estaba organizando envíos de varias toneladas de cocaína al Medio Oriente.
Terrorismo islámico y narcotraficante
La agencia antinarcóticos norteamericana estableció que el grupo participa en una operación mundial de miles de millones de dólares orquestada por altos jerarcas de Hezbolá.
Es posible que Hezbolá haya aumentado la diversificación de sus rutas de tráfico. Su operación repite las acciones de los carteles de la droga.
Eso implicó un cambio a Paraguay, miles de millas al sur de los puertos colombianos y al vecino Brasil.
En Venezuela, también existen indicios de la operación que permite el financiamiento narcotraficante a Hezbolá. Con la ayuda del capo narcotraficante Tarek El Aissami, se construyó una red de lavado de dinero y transporte de cocaína desde Venezuela hasta Medio Oriente.
Hezbollah, además, ya tiene una maquinaria de lavado de dinero multimillonaria y eficiente en el Área de la Triple Frontera de Argentina, Brasil y Paraguay.
Ahí se limpia las ganancias mal habidas del crimen organizado a través de múltiples puntos de referencia en el hemisferio occidental, África occidental, Europa y Medio Oriente.
El Departamento del Tesoro de los Estados Unidos sancionó a los responsables del financiamiento narcotraficante a Hezbolá en esa zona.
En las últimas dos décadas, las autoridades locales arrestaron a un puñado de fugitivos de Hezbolá en la Triple Frontera a instancias de las autoridades estadounidenses. Pero las operaciones del grupo terrorista continúan funcionando.