Organizaciones criminales campan por la región sur del continente americano en busca de migrantes que acaban convirtiéndose en víctimas de redes de trata de personas. Organismos internacionales advierten que en México se ha convertido en el país con mayor tráfico humano de América Latina.
Antilavado de Dinero / La Voz de América.
Un informe de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (GIATOC, por sus siglas en inglés) daba la voz de alarma al considerar que México se había convertido en el epicentro del tráfico humano en las Américas.
“El mercado de tráfico de personas de México es el más grande y sofisticado de la región”, exponía el documento. La trata humana se da en dos puntos clave del país: en la frontera sur y en la norte. Son en esos lugares por donde cada año cruzan miles de migrantes con la esperanza de un cambio de vida y de dar lo mejor a sus familias.
México, el epicentro del tráfico humano
Sin embargo, en muchas ocasiones, sus pretensiones se diluyen en el momento en el que se topan con peligrosas organizaciones criminales especializadas en la trata de personas, que ven en los migrantes las víctimas perfectas para formar parte de esta red.
“Los traficantes del sur de México suelen ser miembros de la comunidad local, que trafican a individuos en autos o camiones, mientras que los del noreste de México suelen ser parte de grupos más grandes, organizados, que controlan las redes de tráfico”, detallaba.
Con la promesa de una vida mejor o una oferta de trabajo en Estados Unidos, los migrantes acaban picando el peligroso anzuelo que les puede hipotecar su vida para siempre. Son trampas que se utilizan para captar a las víctimas que, muchas veces sin darse cuenta y atraídos por propuestas inalcanzables, acaban formando parte de una red de trata de personas.
¿Cómo operan los criminales?
El informe, además, aclaraba que, en muchos casos, los malhechores están estrechamente relacionados con “grupos criminales transnacionales, cárteles de la droga y funcionarios corruptos”.
El periodista Francisco Sandoval Alarcón se ha especializado en derechos humanos, seguridad política y corrupción. Recientemente publicó un reportaje, “La Nación Chocolate”, en el que daba a conocer un fenómeno creciente en México.
“Hay una serie de cosas que están sucediendo en la frontera, que tiene que ver con la introducción ilegal de carros, chocolate, que es así como les decimos a los autos ilegales que circulan por toda la frontera norte”, afirmó.
“En estos vehículos se cometen muchos delitos en el país, desde asesinatos, asaltos o secuestros” operados por organizaciones criminales que actúan con total impunidad en la región. “Muchos de estos delitos quedan impunes y da la sensación de que hay una nación dentro de México, una nación donde se cometen muchas faltas”, agregaba.
Este escenario, sin duda, ha permitido que los criminales detrás de las redes de tráfico humano hayan podido operar sin temor a ser castigados por ello.
Los migrantes, las víctimas perfectas
Iván Briscoe, director de programas para América Latina y el Caribe de Crisis Group, una organización no gubernamental que se enfoca en la resolución y prevención de conflictos armados internacionales, asegura que “la frontera entre México y Estados Unidos y la frontera entre Venezuela y Colombia son las dos donde hoy en día se ven los más altos niveles de violencia”.
“La presencia de grupos armados y criminales, las crisis humanitarias, sobre todo en forma de grandes olas migratorias”, dijo el experto, que recientemente participó en una sesión informativa para abordar la situación de la seguridad en las fronteras de la región sur del continente americano. En ese sentido, recordó que estas acciones criminales tienen consecuencias nefastas para el bienestar de la población y, por supuesto, en el agravamiento de la crisis del tráfico humano, entre otros factores.
La trata de personas se ha convertido en otra pandemia silenciosa que sufre la población más vulnerable de América Latina y el Caribe. Una población que, en muchas ocasiones, está desesperada por abandonar su país de origen en busca de mejores oportunidades de futuro.
La situación se ha agravado por la pandemia, según la ONU
Hace un mes, en la sede principal de las Naciones Unidas se celebró una reunión de alto nivel precisamente para abordar el Plan de Acción Mundial de este organismo que tiene como objetivo combatir la trata de personas.
Los representantes de los países presentes en el encuentro coincidían al señalar que la situación se ha agravado con la pandemia, ya que muchas personas se vieron obligadas a quedarse en casa y los tiempos de uso de internet incrementaron drásticamente. “El aumento en línea durante los períodos de aislamiento provocados por la pandemia aumentó los riesgos ya alarmantes relacionados con la trata de personas en línea, así como su reclutamiento”, concluía la GIATOC sobre la reunión.
El Centro Nacional de Recursos sobre Violencia Sexual (NSVRC, por sus siglas en inglés) ha puesto a disposición de los interesados una guía informativa en la que aclara que “no existe una ‘talla única’ para el aspecto de una víctima de la trata de personas” y cualquiera podría caer en una red de explotación humana.
Falsas promesas, vidas rotas
“Las personas que son objeto de trata son niños, adolescentes y adultos de todos los géneros. Vienen de ciudades, suburbios o áreas rurales”, explican desde la NSVRC. A pesar de eso, admiten que “muchas personas son presas deliberadamente en función de sus vulnerabilidades y las personas más desfavorecidas en nuestra sociedad suelen ser los objetivos más comunes”.
“Los traficantes utilizan las vulnerabilidades de sus víctimas para engañarlas prometiéndoles cosas que la víctima puede anhelar, como inventar oportunidades económicas falsas o proporcionar apoyo emocional falso”, indicaron.
¿Qué esperar?
Organismos internacionales han puesto de manifiesto la necesidad de seguir abordando esta problemática a nivel global ya que la trata de personas no es una cuestión que ataña únicamente a unos pocos países. Desde Estados Unidos, el Departamento de Seguridad Nacional impulsó la Campaña Azul para crear conciencia y educar a la población sobre el tráfico humano.