Desde la posición privilegiada que le ofrece su cargo de jefe de Interpol, el alemán Jürgen Stock lanza una advertencia a la ciudadanía mundial en este momento de pandemia: «Estén alerta, sean escépticos y protejan sus ordenadores».
Antilavadodedinero / Lavanguardia
Stock, de 60 años y secretario general de la Organización Internacional de Policía Criminal desde 2014, recalca en entrevista con EFE que el crimen transnacional está tratando de sacar partido al miedo actual y ha puesto el foco en el material de protección y médico, algo a lo que no escapa ningún país.
Pregunta: ¿Qué nuevos delitos se han registrado relacionados con el coronavirus?
Respuesta: La delincuencia está aprovechando las oportunidades que ofrece esta crisis y explotando los miedos y las preocupaciones de la gente, como por ejemplo los problemas en el suministro de materiales de protección.
Intentan vender bienes falsificados y la habitual estafa telefónica se ha modificado: los criminales se hacen pasar por representantes de clínicas u hospitales y cuentan historias de familiares que han caído enfermos para pedir dinero con el que garantizar su medicación.
P: ¿Son grupos que ya existían o han surgido nuevos actores?
R: Hemos observado sobre todo grupos criminales existentes que están adaptándose rápidamente a la situación para beneficiarse de la nueva amenaza, pero también otros que digamos que se han subido al tren.
Hay menos personas en las calles por las medidas de confinamiento y por lo tanto menos robos en las casas y callejeros, pero hay delincuentes que llaman a las puertas de la gente intentando vender productos y servicios falsos para estafarla.
P: ¿El crimen electrónico también es una pandemia sin fronteras o hay países más afectados que otros?
R: Depende del desarrollo tecnológico, pero ningún país es inmune porque todos están más o menos conectados a internet. África, por ejemplo, está muy bien equipada en teléfonos móviles con los que hacer negocios bancarios.
Esto es claramente una amenaza global. Los criminales están pasando del entorno físico al mundo digital y el cibercrimen actualmente es un foco principal de preocupación para las agencias del cumplimiento de la ley.
P: ¿Cuál es la prioridad de esas agencias en esta crisis?
R: Sus agentes desempeñan un papel en el respeto del confinamiento y ellos también se ven afectados por la enfermedad. La situación les ha puesto mucha presión encima. La cooperación debe continuar y ser prioritaria, y esto hace que Interpol sea tan importante, porque es la plataforma que ayuda a los países miembros a vigilar la amenaza.
Las cadenas de suministro de material médico también están bajo presión y hemos visto grupos criminales organizados que intentan hacer dinero con esto. Es importante que la gente sepa su «modus operandi» para que hasta cierto punto esté protegida.
Y hay que mandar un mensaje sencillo al público: manténgase atento y sea escéptico. Proteja su ordenador, asegúrese de que su sistema está actualizado. Muchos pasamos ahora más tiempo en casa teletrabajando. Los niños también están más delante del ordenador. Hay que echarles un vistazo para saber qué hacen.
P: ¿Qué nos ha enseñado esta crisis sobre la fragilidad de nuestros sistemas?
R: Una porción gigantesca de lo que vemos actualmente en términos de actividad criminal es trasnacional. El crimen organizado no solo está saltando fronteras, sino continentes. Es una amenaza global que requiere cooperación entre Estados. Tendencias criminales que puede que empiecen hoy en Asia llegarán mañana a Europa.
P: ¿Tiene un coste estimado del daño económico provocado por estos crímenes?
R: El impacto es gigantesco. Hablamos de una industria de miles de millones que opera en todo el mundo. Ofrece grandes oportunidades para el lavado de dinero. Para los criminales también es peligroso estar en la calle, porque hay mucha policía, por lo que se están yendo al mundo digital y el cibercrimen ha crecido estadísticamente.
P: Países como España, Italia o China están poniendo en marcha iniciativas de rastreo del movimiento de la población para estudiar cómo se propaga el virus. ¿Teme que la necesidad de contener la COVID-19 pueda derivar en prácticas autoritarias?
R: Las nuevas tecnologías ofrecen oportunidades no solo para los criminales. Su uso por supuesto debe decidirse basado en las propias leyes. En Interpol informamos a los países miembros de las posibilidades existentes, pero cualquier decisión tiene que tomarse a nivel nacional. Así que esto no es un área donde podamos ofrecer una recomendación.
P: ¿Comparte la idea extendida de que el mundo tal y como lo conocemos no volverá a ser igual?
R: Espero que esta crisis fortalezca la cooperación multilateral. Esa es la razón por la que Interpol existe desde hace casi 100 años, porque los agentes de policía siempre vieron que ningún país puede combatir el crimen en solitario. Creo que la crisis de la COVID-19 es una evidencia de que este tipo de coordinación global es absolutamente necesaria.