Juan Carlos I comunica a Felipe VI su decisión de irse de España. Las informaciones de los negocios y fondos opacos del emérito han precipitado una decisión esperada hace días. Mantiene su título de Rey.
Antilavadodedinero / ElMundo
La situación insostenible derivada de las informaciones sobre los negocios opacos de Don Juan Carlos, el deterioro que provocan en la imagen de la Corona y la presión llegada desde distintos ámbitos –con especial énfasis desde el Gobierno– han llevado a no dilatar más una decisión esperada. Felipe VI ha aceptado que su padre abandone el país –
«Mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España»-, el que fuera Jefe del Estado durante casi cuatro décadas, y que ahora ocupa titulares junto a fondos en paraísos fiscales y cuentas en Suiza. La decisión se hace pública una vez los Reyes han completado su gira por España, en la que han recorrido todas las comunidades. En el comunicado no se hace mención a la situación en que queda Doña Sofía.
Los escándalos protagonizados por el que fuera Jefe del Estado durante casi cuatro décadas han vuelto a poner de nuevo a Felipe VI en la tesitura de elegir ser Rey antes que hermano o hijo. Ya despojó del título de duques a su hermano Cristina e Iñaki Urdangarin por su implicación en el caso Nóos, y ahora traza un nuevo cortafuego asumiendo el traslado fuera de España de su padre.
La fórmula ejecutada para la marcha de Don Juan Carlos es la misma empleada en su renuncia a la vida institucional o con la primera piedra del repudio puesto el pasado 15 de marzo: se traslada que es una decisión suya, que parte de él, y así la comunica a Felipe VI.
Sin embargo, a nadie se le escapa que desde hace semanas la Casa del Rey con el Gobierno, y con distintas personalidades de la sociedad, analizaba y debatía cómo acometer el problema de la presencia de Juan Carlos I en el mismo espacio que el Rey y su familia. Un asunto de Estado, donde había presiones y se demandaba iniciativa a Zarzuela.
NO SE LE DESPOJA DEL TÍTULO DE REY
«Deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad. Mi legado, y mi propia dignidad como persona, así me lo exigen», expone la carta que ha hecho pública la Casa del Rey.
«Hace un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España».
Trasladarse fuera de España era uno de los escenarios barajados. Se ha evitado una decisión aún más drástica, como habría sido despojar a Don Juan Carlos de su título de Rey. Para ello habría sido necesario modificar el decreto del 13 de junio de 2014, por el cual se concedió un tratamiento singular al Rey.
«Don Juan Carlos de Borbón, padre del Rey Don Felipe VI, continuará vitaliciamente en el uso con carácter honorífico del título de Rey, con tratamiento de Majestad y honores análogos a los establecidos para el Heredero de la Corona, Príncipe o Princesa de Asturias«.
Ahora bien, falta por saber a qué país se trasladará Don Juan Carlos y el periodo de tiempo que residirá fuera de España, pues en su carta precisa «trasladarme, en estos momentos». El que fuera Rey de España precisará, dada su condición, de unas medidas de seguridad
Ante la carta que Don Juan Carlos ha enviado al Rey, éste ha transmitido su «sentido respeto y agradecimiento» ante su decisión. Desde Zarzuela remarcan la «importancia histórica» que representa el reinado de Don Juan Carlos, «como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia».
Ante esta drástica decisión, Felipe VI ha querido reafirmar los «principios y valores sobre los que ésta se asienta, en el marco de nuestra Constitución y del resto del ordenamiento jurídico».
UN NUEVO CORTAFUEGOS
El cortafuegos a Don Juan Carlos se ha estructurado en tres pasos. Una decisión progresiva, que ha sido necesario subir de intensidad ante la gravedad de las investigaciones periodísticas publicadas. Primero, el 27 de mayo de 2019, se trasladó que se retiraba de la vida pública de manera oficial -hacía meses que su agenda había sido relegada y sus apariciones junto a Felipe VI eran contadas y casi obligadas-.
Para entonces, y ahora cobra importancia el detalle, la Casa del Rey ya tenía conocimiento de los fondos y negocios opacos de Juan Carlos I. Hacía casi dos meses que los abogados de Corinna les habían trasladado los detalles.
Segundo, el pasado 15 de marzo, cuando España se sumía en el estado de alarma por la pandemia por el coronavirus, Felipe VI hacía visible el repudio a su padre renunciando a la herencia y le retiraba la asignación a Don Juan Carlos por su fondo en un paraíso fiscal.
El tercer y definitivo paso se produce tras una escalada de informaciones, como todas las destapadas, en las que se han conocido con detalle los negocios de Don Juan Carlos y Corinna Larsen, así como las pretensiones y las operaciones económicas llevadas a cabo por el emérito.
Felipe VI necesitaba escenificar públicamente un mediático cordón de seguridad en un intento de salvaguardar la institución de la Corona, tanto su reinado como el desempeño de la heredera, la princesa Leonor, ante la opinión pública. Primero, por la erosión y el desgaste que los negocios opacos de Don Juan Carlos han supuesto, que han impedido a Zarzuela rentabilizar la labor desempañada por los Reyes durante la pandemia.
En segundo lugar, porque aunque Zarzuela frenó en seco el intento de Corinna de involucrar a Felipe VI, la empresaria alemana sí trató de implicar al actual Rey de España al asegurar, según su versión, que Don Felipe, siendo Príncipe de Asturias, había recibido uno de los dos Ferraris que en el año 2011 el príncipe de Abu Dhabi, Mohammed bin Zayed Al-Nahyan, entregó a la monarquía española.
Y en tercer lugar, porque Felipe VI sabía de las operaciones de su padre y de que él mismo figuraba como beneficiario de las fundaciones creadas por Don Juan Carlos desde el 5 de marzo de 2019, tras recibir una carta de los abogados de Corinna hizo pública. Y aunque Zarzuela asegura que dio traslado del asunto a las «autoridades competentes», tardó un año en comunicar a la sociedad española el asunto.
Carta de Don Juan Carlos
Majestad, querido Felipe:
Con el mismo afán de servicio a España que inspiró mi reinado y ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada, deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad. Mi legado, y mi propia dignidad como persona, así me lo exigen.
Hace un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España.
Una decisión que tomo con profundo sentimiento, pero con gran serenidad. He sido Rey de España durante casi cuarenta años y, durante todos ellos, siempre he querido lo mejor para España y para la Corona.
Con mi lealtad de siempre.
Con el cariño y afecto de siempre, tu padre.»