La Oficina del Inspector General (OIG) del Departamento de Justicia, Michael Horowitz, identificó “numerosos problemas” relacionados con los procesos de validación de las fuentes humanas secretas del FBI, lo que pone en riesgo la “credibilidad” y “veracidad” de las mismas.
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“La validación es crítica para la integridad y confiabilidad general del programa CHS del FBI”, detalló la institución.
“La ineficacia en la gestión y la supervisión de las fuentes confidenciales pueden poner en peligro las operaciones del FBI y poner en peligro a los agentes, fuentes, sujetos de investigación y al público del FBI”, alertó la OIG, en sus conclusiones de la auditoría que dio comienzo en 2018.
El equipo de Horowitz especificó que también halló inseguras las plataformas que usaba el FBI para comunicarse con sus fuentes, lo que podría acabar derivando en “un mayor riesgo operativo” y “poner en peligro” a ambas partes.
Asimismo, encontró que el FBI carece de un proceso automatizado eficiente capaz de analizar las áreas de amenaza, y por lo tanto fracasa en buscar a sus fuentes confidenciales en función de sus prioridades.
También reseñó que a los empleados del FBI encargados de las revisiones de validación de los CHS les desaconsejaron documentar conclusiones y recomendaciones relacionadas con el proceso.
En vísperas de otro esperado informe
El informe se dio a conocer el martes (19/11/2019), antes de la inminente publicación de la investigación sobre el “espionaje” ilegal que sufrió la campaña del actual presidente Donald Trump durante las elecciones de 2016, en el que todo apunta, a priori, a la implicación tanto del gobierno de Obama como del FBI dirigido por James Comey —e incluso otras agencias de inteligencia.
Cabe mencionar que el polémico expediente del exespía británico Christopher Steele —otra fuente humana confidencial del FBI— se usó para justificar la vigilancia sobre la campaña del presidente Trump. En 2016, Steele sería excluido del programa de la agencia tras descubrirse que había estado filtrando información a la prensa, informó Fox News.
Por otra parte, el exdirector del FBI de Obama, James Comey, defendió —hasta ser despedido en 2017 por protagonizar varios escándalos— que se usara el expediente Steele para vigilar al presidente Trump aún a sabiendas de que no estaba verificado, describió el Washington Examiner.
“[El exdirector de Inteligencia Nacional James] Clapper ha admitido que hubo espionaje en mi campaña. Se pagaron grandes sumas de dinero al espía, mucho más de lo normal. Empieza a parecer uno de los mayores escándalos políticos de la historia de Estados Unidos. Spygate –¡una cosa terrible! (24/05/2018)”, tuiteó al respecto el presidente Trump tras unas declaraciones del extitular de la inteligencia estadounidense.