Experto en prevención del crimen organizado y lavado de dinero
En un mundo cada vez más interconectado, el lavado de dinero sigue siendo una de las principales amenazas para la estabilidad económica y social de nuestras naciones. Este delito no solo financia actividades ilícitas como el tráfico de drogas, la corrupción y el terrorismo, sino que también debilita las instituciones, afecta la inversión y pone en peligro el bienestar de las personas.
Por eso, cuando leí la guía más reciente del Grupo de Acción Financiera (GAFI) sobre las Evaluaciones Nacionales de Riesgo (ENR), no pude evitar reflexionar sobre su importancia. Publicada en noviembre de 2024, esta guía no es solo un documento técnico; es una herramienta crucial para que los países comprendan mejor los riesgos que enfrentan y diseñen estrategias efectivas para mitigarlos.
¿Qué es una ENR y por qué importa?
Imaginemos que estamos navegando en aguas desconocidas. Sin un mapa o una brújula, no sabemos hacia dónde vamos ni qué peligros nos acechan. Una Evaluación Nacional de Riesgo (ENR) es ese mapa. Nos ayuda a identificar las amenazas y vulnerabilidades en nuestro sistema financiero y nos da las coordenadas necesarias para fortalecerlo.
El GAFI, como organismo global líder en la lucha contra el lavado de dinero, nos recuerda que no basta con identificar los riesgos; es necesario evaluarlos y actuar en consecuencia. Esto implica analizar desde las amenazas más evidentes, como redes criminales organizadas, hasta vulnerabilidades menos visibles, como lagunas regulatorias o sectores económicos desprotegidos.
La importancia de un enfoque humano
Aunque esta guía está llena de conceptos técnicos y buenas prácticas, lo que más me llamó la atención fue su enfoque en la cooperación. El lavado de dinero no es un problema que pueda resolverse en solitario. Necesitamos un esfuerzo colectivo, que incluya tanto a las autoridades gubernamentales como al sector privado y la sociedad civil.
Recuerdo un caso que asesoré hace algunos años. Un pequeño comerciante en una zona fronteriza me confesó que desconocía que ciertos clientes utilizaban su negocio para lavar dinero. Este tipo de historias son más comunes de lo que pensamos y reflejan una realidad importante: muchas veces, quienes están en la primera línea no tienen las herramientas para identificar los riesgos.
Por eso, involucrar a todos los actores es clave. Desde capacitar a los bancos para detectar transacciones sospechosas, hasta educar a las pequeñas empresas y a los ciudadanos, todos jugamos un papel en esta lucha.
Superar los desafíos
La guía del GAFI también aborda los obstáculos comunes que enfrentan los países, como la falta de datos confiables o la coordinación entre instituciones. En mi experiencia, uno de los mayores desafíos es la voluntad política. Sin un compromiso firme de los líderes, los esfuerzos quedan incompletos.
Afortunadamente, la guía ofrece soluciones prácticas: desde fortalecer la cooperación regional hasta utilizar herramientas tecnológicas como la inteligencia artificial para analizar grandes volúmenes de datos. Estas recomendaciones no solo son viables, sino también urgentes.
Reflexión final
Mientras escribo estas líneas, pienso en las personas que se ven afectadas por el lavado de dinero. Cada dólar lavado representa un delito cometido, una familia separada por la violencia o una comunidad debilitada por la corrupción. Esta lucha no es abstracta; es profundamente humana.
Como abogado y experto en prevención del crimen organizado, he visto de cerca los daños que este delito puede causar. Pero también he sido testigo de lo que se puede lograr cuando unimos fuerzas y trabajamos con determinación. La guía del GAFI es un recordatorio de que, con las herramientas adecuadas y el compromiso necesario, podemos construir un sistema financiero más seguro y un futuro más justo para todos.
El reto está sobre la mesa. ¿Estamos listos para enfrentarlo? Yo estoy seguro de que sí.