La startup de blockchain Ripple, que fundó la moneda digital con el mismo nombre, da un paso más para mejorar su gobernanza corporativa con la inclusión en su junta de dos figuras clave: Rosie Rios, extesorera de EEUU durante el Gobierno de Barack Obama, y Kristina Campbell, que ha dirigido firmas de tecnología financiera y que asumirá el cargo de directora financiera.
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Estos cambios en su dirección buscan hacer frente a la ofensiva de la Comisión de Bolsa y Valores de EEUU (SEC) que denunció a la compañía, a su consejero delegado, Brad Garlinghouse, y a su fundador, Chris Larsen, por fraude de valores.
En diciembre de 2020, el regulador estadounidense presentó una denuncia en su contra por haber realizado ventas continuadas a inversores sin pasar ningún control, basándose en que el token XRP, que emite la compañía, está clasificado como valor y no criptomoneda.
Así, les acusó de haberse financiado de forma continua durante años vendiendo a inversores unidades de Ripple por valor de 1.300 millones de dólares en «una oferta continua de valores digitales no registrados». Ripple niega estas acusaciones porque defiende que XRP es una moneda y no un contrato de inversión.
La denuncia se entendió como la postura de la SEC ante las criptomonedas, que han registrado un importante repunte en el último año. Pero, además, se escenifica contra Ripple que podría hacer tambalear el sistema de pagos actual, más allá del valor de XRP como moneda. La compañía, con sede en San Francisco (California, EEUU), utiliza tecnología blockchain para enviar dinero entre bancos y otras instituciones financieras, promocionando su plataforma como una alternativa más eficiente al sistema de mensajería interbancaria SWIFT.
Ese el punto fuerte que destaca la compañía frente a las acusaciones de los reguladores y que busca potenciar para ganar presencia en el mercado. «Ripple está en una posición única para mejorar los pagos globales de una forma que aún no se han definido y estoy emocionada de ser parte de esa solución», afirmó la nueva directora financiera de la firma.
El resultado de las investigaciones determinará si las criptomonedas se convierten en activos principales o seguirán siendo productos de nicho. Por ahora, Ripple ha logrado ganar una batalla en esta disputa legal, después de que la justicia de EEUU no le obligara a compartir datos financieros de ocho años que la SEC había exigido. Para lograr el favor del sector público también han incluido en su junta a Rosie Rios, de la que han destacado que su «experiencia en los sectores público y privado proporciona una perspectiva invaluable a Ripple, especialmente durante este tiempo en que la industria trabaja para definir el futuro de las criptomonedas».
Santander, entre sus socios
Ripple llegó a ser tachada por los puristas del Bitcoin como la la criptomoneda de los bancos, no porque la hayan usado pero sí por su respaldo como inversores, entre ellas, Banco Santander. El grupo español está presente en ella a través de su fondo Mouro Capital (Innoventures)y también fueron socios de Ripple empresas como Accenture, CME Group, Andreessen Horowitz, el mayor accionista de la plataforma Coinbase.
El banco que dirige Ana Botín invirtió en la startup Ripple Labs a finales de 2015 para explorar el desarrollo de sistemas de pagos y transacciones en tiempo real basados en la blockchain, la tecnología contable en red y punto a punto. Su sistema de pagos internacionales One Pay FX también se basa en el software para empresas de Ripple (xCurrent) pero sin utilizar la criptomoneda o la blockchain XRP, según explica la entidad española.
La cotización de la moneda XRP, que se ejecuta a través del blockchain de Ripple, acusó en un primer momento la denuncia de la SEC con una caída próxima al 70% en los siguientes días, lo que le hizo perder su puesto como tercera criptomoneda más valiosa, por detrás del bitcoin y el ethereum. En la actualidad es la quinta moneda digital según su valor, con una capitalización próxima a los 70.000 millones de dólares, pero registra un nuevo ‘rally’ impulsada por el auge de las criptomonedas. En lo que va de año incrementa su valor un 500%, lo que también le ha permitido recuperar cuota en el mercado de las criptomonedas, en el que controla más del 3%.
La ofensiva del regulador estadounidense ha hecho dudar a los inversores y algunos decidieron retirarse de la compañía. Incluso Coinbase, la mayor plataforma de intercambio de criptomonedas, suspendió el comercio de XRP en su plataforma. Esta actuación vio interrumpida la demanda en EEUU, pero no en otros mercados con potencial como Asia-Pacífico gracias al auge de su rival Binance.
«La demanda ha obstaculizado la actividad en los Estados Unidos, pero realmente no ha impactado lo que nos está sucediendo en Asia Pacífico», afirmó Garlinghouse, que defendió la «claridad regulatoria» que han tenido en esa región.