La cruzada antifraude en las compras del sector salud privado

Luiz Reis, director de Crecimiento de Operaciones Internacionales para Bionexo Latam habla sobre el momento en el que la inflación se ha convertido en una preocupación a nivel mundial, las empresas buscan mantenerse competitivas y evitar que los precios de sus bienes y servicios se eleven, sin impactar la experiencia de sus consumidores.

Antilavadodedinero / Elfinanciero

Si bien existen variables económicas que están fuera del control de las juntas directivas, también hay otras que vale bien la pena analizar en momentos de contingencia para evitar dolorosos recortes en los presupuestos. Una de ellas consiste en revisar esas llaves abiertas, muchas veces silenciosas pero constantes, que permiten la pérdida de recursos por malas prácticas al interior de las organizaciones.

Hace algunas semanas se publicó la edición 2022 del estudio Fraude ocupacional: Un reporte a las naciones, que realiza la organización global Association of Certified Fraud Examiners, en el cual analiza casos de fraudes documentados en 133 países, perpetrados al interior de las empresas, desde las diversas áreas que las componen.

Los hallazgos del estudio son contundentes: Un caso de fraude puede representar pérdidas promedio de 117 mil dólares. El documento revela también cuáles son los departamentos donde ocurren principalmente los fraudes, colocando al área de compras entre las tres con mayor incidencia, donde además la corrupción representó el esquema de operación utilizado en el 82 por ciento de los casos.

Las instituciones de salud no están exentas de esta realidad. Si consideramos que el área de compras de suministros de operación en hospitales y clínicas es el segundo centro de costos más alto, solo después de la nómina, podemos ver que una fuga de dinero en esa área puede causar grandes estragos, que repercuten en los costos, por lo tanto en los precios y en el bolsillo del consumidor final, el paciente.

La existencia del fraude ocupacional en las áreas de compras puede ser ocasionada por varios motivos, entre ellos la falta de control interno y la anulación de controles existentes, ambas representan casi la mitad de los casos. El reto es cómo evitar esas prácticas nocivas a través de procedimientos que además vayan en coordinación con las políticas de compliance.

A diferencia con las décadas pasadas, hoy los avances tecnológicos y la digitalización acelerada de los últimos dos años, nos permiten contar con herramientas que faciliten la supervisión y un mayor accountability, que evite fugas en áreas clave. Las empresas hoy en día deben encontrar el balance entre el factor humano y el desarrollo tecnológico, en la búsqueda de un nivel adecuado de compliance.

Para encontrar una solución a este problema, es importante tener en mente varios puntos relacionados con la apertura que las instituciones médicas deben tener en la adopción de procesos digitales.

En primer lugar, dar prioridad a la ciberseguridad es un tema cada vez más importante en los negocios y la salud no es una excepción, por el contrario, la información que se maneja en este sector es extremadamente sensible y requiere de todos los candados necesarios. Hoy es un tema de sobrevivencia del negocio. No contar con elementos que eviten una fácil fuga de información puede derivar en problemas graves que afecten la operación y la reputación de la empresa.

Desmitificar la digitalización en las compras se convierte en el segundo punto importante. Algunas instituciones tienen resistencia al tema de tecnología, incluso los mismos directivos en ocasiones tienen cierta aversión, muchas veces provocada por una selección equivocada de equipo no compatible con las funciones de un hospital. Por otra parte, existen algunas personas que se ostentan como expertos en transformación digital, aunque muchas veces no están especializados en la gestión hospitalaria.

Un tercer punto a considerar es no descuidar el factor humano cuando se introduce la digitalización. Hacer saber a los colaboradores, en todos los niveles, la importancia de su trabajo, el valor para la empresa, incluso para los mismos pacientes. Es necesario transmitir la necesidad de un comportamiento ético y profesional con el cual se dirijan, donde además el compromiso de quienes dirigen la institución sirva como guía.

El último punto es una gestión adecuada de la información. Los datos representan una riqueza importante para la institución. Muchas empresas continúan utilizando herramientas básicas para la gestión de compras, pero no sabe cuáles son sus proveedores más importantes, no conoce aquellos productos que están próximos a vencerse, entre muchas otras variables que pueden solucionarse con herramientas.

El estudio comentado al principio de este texto revela que tras la detección de un fraude ocupacional, el 81 por ciento de las empresas modifican sus procedimientos en consecuencia. Me parece que hoy en día tratar de prevenir esos focos rojos puede ser más valioso que buscar cómo repararlos. En ambos casos la tecnología debe ser considerada a favor de la salud y a todo el entorno que produce servicios de calidad, a los precios adecuados, poniendo al paciente en el centro.

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