La FBF suspendió a varios dirigentes, árbitros y jugadores de fútbol por corrupción

El presidente de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF), Fernando Costa, hizo estallar una bomba en el país andino. En una conferencia de prensa, informó que había recibido “información alarmante y gravísima” que indicaba que existe “una red de corrupción con algunos malos dirigentes, algunos malos árbitros y algunos malos jugadores” que había “amañado partidos” y que estaba vinculada a “sobornos y apuestas”.

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Costa convocó a un Congreso para definir qué ocurrirá con los campeonatos en curso y tomar “sanciones deportivas ejemplificadoras”. Estas reuniones considerarán la “paralización y suspensión” de las actividades normales del fútbol boliviano.

La declaración ha sumido al fútbol boliviano en la preocupación y la incertidumbre. Aunque la división profesional se halla en un receso para permitir que la selección boliviana se prepare para sus primeros partidos eliminatorios dentro de la Copa Mundial, este fin de semana deben realizarse partidos de la segunda división. No se sabe qué pasará con ellos; tampoco se conoce la dimensión del problema. Costa no quiso mostrar las pruebas que están en sus manos para “no contaminar” la investigación.

A principios de este mes se escuchó una denuncia en este mismo sentido del expresidente Evo Morales, que es el dirigente del club de fútbol Palmaflor. Morales declaró que la derrota de su equipo ante Blooming por 0-5 se debió a que algunos jugadores “negociaron por debajo” el resultado. Esta afirmación se produjo en medio del cuestionamiento a Morales y los dirigentes de las federaciones cocaleras que son las propietarias de Palmaflor por adeudar salarios de los jugadores.

El equipo cocalero también estuvo envuelto en una polémica porque en su cancha se realizó un partido que duró extraordinariamente a causa de una adición de 42 minutos que oficialmente se debió a un manejo poco ducho del VAR, pero que Morales atribuyó a un mal arbitraje “hasta que Palmaflor pierda”. En su denuncia, Costa señaló que es la “contaminación” del VAR la que permite entender que “muchos partidos han sido amañados y esto también justificaría el mal arbitraje, jugadas y cobros que no entendíamos”, dijo el dirigente. Este sistema electrónico de arbitraje auxiliar fue introducido en el país hace dos años.

Costa pedirá a la FIFA que contribuya a la investigación nacional. Al mismo tiempo, subrayó la dimensión interna del problema: “Esta red de corrupción tendría dos objetivos: beneficiarse económicamente de manera ilegítima y dañar la gestión de Costa como presidente de la FBF”, señaló.

Los escándalos de corrupción en el fútbol boliviano son comunes, pero normalmente no salen del ámbito de las finanzas de los clubes y las asociaciones deportivas. Sin embargo hay antecedentes de corrupción en las mismas canchas de juego. En 2018, un jugador de Guabirá, el paraguayo Pedro Chávez, atacó a un rival con la siguiente declaración: “Las apuestas deportivas son el negocio de Real Potosí. Ellos no cobran hace cuatro o cinco meses y se juegan la vida en los encuentros”.

Aunque posteriormente Chávez se retractó de lo dicho por carecer de pruebas para sostenerlo, la polémica permitió saber que un defensa de Real Potosí, Douglas Ferrufino, había rechazado la oferta de pagarle cien dólares por cada córner que provocara, proveniente de un individuo que el jugador no quiso identificar y que supuestamente había apostado a que ese partido tendría siete tiros de esquina. Ferrufino aseguró que su club nunca jugaba sucio.

Apostar por la cantidad de córneres de un partido es una de las muchas posibilidades que ofrecen las casas de juego electrónico para que sus clientes desafíen la suerte. En lugares como Bolivia, en los que es normal que los clubes les deban salarios a los jugadores por meses, resulta más fácil que la suerte sea sustituida por sobornos. En el país el juego está prácticamente prohibido, con muy pocas excepciones, pero en Internet las autoridades nada pueden hacer, así que incluso los choques entre equipos chicos generan muchas apuestas.

Investigando el caso, el periodista Juan Carlos Montaño del diario El Deber encontró que los directivos de Destroyers y de Sport Boys desconfiaban de algunos de sus jugadores; uno de ellos había sido echado de este último plantel por buscar el penal antes que el gol y, cuando consiguió provocarlo, fallarlo adrede.

La investigación que la FBF solicitó a la FIFA no prosperó, pero se siguió rumorando de la existencia de resultados amañados y jugadores que aceptaban sobornos para actuar de una forma determinada en las canchas, con el propósito de que unos personajes oscuros ganen apuestas en los sitios web especializados en apuestas deportivas. Estos hechos coinciden con el crecimiento del interés de los bolivianos en las apuestas en línea, siguiendo, aunque desde atrás, una tendencia latinoamericana.

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