El inspector jefe de la sección de Fugitivos de la Policía Nacional: «Todo este tiempo hemos estado buscando en Galicia, Salamanca, Alicante, Valencia… Pero si en su día eran buenas informaciones, cuando llegábamos ya no estaba».
Antilavado de dinero / El Confidencial.
«En el piso hubo un momento de tensión brutal. Entraron las Unidades de Intervención Policial (UIP) y, claro, siempre te imaginas que si hay alguien dentro lo vas a encontrar rápido, pero no. Solo se oía: ‘Limpio, no hay nadie’; ‘limpio, limpio, limpio…’. Así hasta que llegaron a la última habitación y oímos: ‘¡Abajo, al suelo!’. Entonces vimos que era él. Ahí se saca la fotografía en la que todo el mundo aparece abrazándose».
La escena con la que arranca este artículo se produjo a las 21:15 de este jueves, cuando la Policía Nacional detuvo al exjefe de la Inteligencia militar de Venezuela en un piso de Madrid. Quien la describe es el inspector jefe de la sección de Fugitivos. Tras un año y diez meses de búsqueda, él fue uno de los mandos que dirigió la operación contra Hugo ‘El Pollo’ Carvajal, el guardián de los secretos del chavismo hasta 2014.
La vigilancia arrancó pasadas las siete de la mañana en el número 123 de la calle Torrelaguna, en Ciudad Lineal. Ocho agentes del Grupo de Fugitivos y cinco de la DEA, la agencia antidroga de Estados Unidos. Washington acusa a Carvajal de narcotráfico, blanqueo de capitales y colaboración con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Fugado desde 2019 para evitar su extradición, Estados Unidos avisó a la Policía Nacional de que ‘El Pollo’ se escondía en Madrid el pasado junio.
«Aquella información nos permitió centrar la búsqueda en una zona, pero realmente no fue hasta esta semana cuando pudimos localizar el domicilio». Gracias a la DEA, sus hombres sabían que Carvajal vivía con una venezolana llamada Astrid Carolina Viloria Palacio y, tras tirar del hilo, este jueves decidieron que había llegado el momento de actuar: «Esperamos a que saliera la chica del piso y en un primer momento nos dijo que nos dejaba entrar en la casa para que comprobáramos que no había nadie, que no conocía a nadie… Luego ya se puso a hacer llamadas hasta que se marchó».
Sin pruebas a las que agarrarse, la posibilidad de retener a Viloria quedaba descartada, pero los policías temían que aquella conversación llegara a oídos de ‘El Pollo’. «Decidimos cerrar el piso: nos colocamos en la puerta de la vivienda, en las salidas del edificio y vigilamos las ventanas por si saltaba». Como pudo comprobar El Confidencial la misma noche del jueves, el cerco llegó hasta el garaje del inmueble, donde un vehículo con matrícula diplomática evidenciaba la presencia de la DEA. A partir de ahí, el escondite se convirtió en una ratonera: solo faltaba esperar a que el hombre más buscado por Estados Unidos en España asomara la cabeza.
«Se escuchaba a alguien comiendo»
«Empezamos a recabar pruebas: al principio las ventanas estaban cerradas y, con ella ya fuera del piso, pasaron a estar abiertas. Supuestamente nadie vivía allí, pero la policía que estaba en el rellano también escuchó ruidos dentro, como alguien comiendo. Además, vigilando las ventanas, llegó un momento en el que él se asomó«. Confirmada su presencia en la vivienda, un juzgado de Madrid dio luz verde a que las Unidades de Intervención Policial se desplazaran al lugar para detenerle.
El estruendo de los antidisturbios entrando en el edificio no pasó desapercibido para los vecinos, ni tampoco los golpes del ariete contra la puerta blindada. «Lo que realmente cayó fue la pared y, por suerte, la frenó un armario empotrado que había dentro: la puerta quedó en cuña, como un tejado, y al entrar vimos que debajo había un perro, un cachorro de Yorkshire». En un intento desesperado por evitar la detención, Carvajal no pudo llevarse a su mascota hasta el escondite final: la última habitación del piso, donde esperó a los agentes con un cuchillo. Los antidisturbios lo redujeron y pusieron las esposas. ‘El Pollo’ había caído. Misión cumplida.
Carvajal aseguró entonces a los agentes que había permanecido en España desde su fuga en 2019 y que cambiaba de vivienda cada tres meses. «Hemos estado haciendo comprobaciones en Galicia, Salamanca, Alicante, Valencia… Si en su día eran buenas informaciones, para cuando nosotros llegábamos ya no estaba». Como exjefe de Inteligencia militar, tampoco dejaron de buscar su rastro en el extranjero: «Uno de los países que se mencionaba era Andorra…». Más allá de la palabra del fugitivo, los escondites por los que ha pasado seguirán siendo un misterio. Todos salvo el de Ciudad Lineal, donde la DEA sospechaba que se podía ocultar desde junio.
«Inteligencia de la DEA indica que Carvajal Barrios se encuentra en este momento viviendo en la ciudad de Madrid en un departamento de la zona de Arturo Soria», explicaba el informe remitido a la Policía y adelantado por ‘El Mundo’. «Está en el tercero o cuarto piso de un edificio en la zona». «La terraza del departamento cuenta con muchas plantas que utiliza Carvajal Barrios para ofuscar su cara cuando sale a usarla«. «Se encuentra viviendo con la ciudadana venezolana Astrid Carolina Viloria Palacio».
La información de Estados Unidos apuntaba también a que podía haberse sometido a operaciones de cirugía estética, pero este jueves apenas lo encontraron cambiado. En cuanto al posible uso de bigotes y pelucas postizas, tampoco pudieron confirmarlo: «Solo se autorizó la entrada a efectos de la detención y no se registró nada«. En cualquier caso, su tesis pasa por que ‘El Pollo’ nunca salía de su escondite. Por la noche, aprovechando esta terraza en la que varias plantas le protegían de miradas indiscretas, salía a tomar el aire unos minutos, pero nada más. Ni siquiera los vecinos sabían quién era cuando El Confidencial les mostró su foto este jueves.
A un paso de la extradición
De 61 años de edad, Carvajal entró en España el 18 de marzo de 2019. Usó una identidad falsa a nombre de José Mouriño, según informaron fuentes policiales. Él dio públicamente las gracias a sus amigos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) por haberle facilitado la llegada. Fue arrestado días después en el número 58 de la calle Estanislao Pérez Pita de Madrid, donde residía su hijo. Los jueces tumbaron inicialmente su extradición a EEUU alegando que había motivaciones políticas en la solicitud, pero el pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional corrigió la decisión y aprobó su entrega. Antes de que le arrestaran de nuevo, ‘El Pollo’ se fugó.
La detención de este jueves pone así punto y final a casi dos años de huida. Por mucho que este viernes pidiera al Tribunal Supremo que frene su extradición, el que fuera jefe de la Inteligencia militar de Venezuela queda ahora a un paso de Estados Unidos. Asesorado por un abogado experto en extranjería también pidió asilo político en España el 1 de mayo de 2019, pero nunca recibió respuesta del Ministerio del Interior. Este jueves, cuando El Confidencial acudió a su último escondite, el único rastro que quedaba de él era una puerta hecha trizas.