La nueva estafa de prestamistas colombianos

Un anuncio de créditos rápidos, sin mucho requisito y a largo plazo, es el gancho que utilizan los grupos de prestamistas colombianos que han estafado y violentado a cientos de guatemaltecos y que ahora buscan nuevas modalidades para timar a la población.

Esto le ocurrió a un empresario que por curiosidad preguntó acerca del funcionamiento de estos préstamos, sin saber que terminaría envuelto en una red de estafadores y lavadores de dinero, que al final lo llevó al Ministerio Público (MP) tras perder más de 30 mil dólares (unos Q257 mil).

«Sé que no voy a recuperar el dinero, pero quiero que se siente un precedente para que esto no le ocurra a nadie más«, dijo el empresario, a quien llamaremos Fredy para proteger su identidad.

La historia del vínculo entre este empresario y los «prestamistas colombianos» inició a principios de noviembre de 2023, cuando Fredy vio una página de Facebook donde se ofrecía apoyo financiero y préstamos. La curiosidad lo dominó y escribió para obtener información.

No pasaron ni dos horas, cuando le respondieron y le pidieron sus datos para que un supuesto agente financiero se comunicara con él vía telefónica. Sin dudar, Fredy respondió.

El 9 de noviembre, un hombre que se identificó como Ricardo Vélez le escribió a por medio de WhatsApp. «Señor Fredy, me dicen que usted está interesado en capital para hacer una inversión», cuestionó, hecho al que el empresario respondió afirmativamente.

Le preguntaron acerca del proyecto que quería desarrollar y cuánto dinero manejaba mensualmente y Fredy confiado, respondió a todas las preguntas.

Luego de intercambiar la información solicitada y preguntas entre ambos, el supuesto agente financiero le explicó en qué consistía su negocio y cómo sería el aparente préstamo que le harían.

La pripuesta sonaba muy interesante, le ofrecían 500 mil dólares (unos Q3.9 millones), sin ningún interés, por el contrario, ellos le darían un 20% de ganancia. Eso sí, en un plazo de 6 años, Fredy debía regresar todo el capital en propiedades como casas, fincas, apartamentos u otros bienes inmuebles.

Le advirtieron que ellos formaban parte de «un brazo financiero» que busca a pequeños y grandes empresarios para que los «ayuden a limpiar recursos«, razón por la que ofrecían tan buenas condiciones.

En tanto, le advirtieron en varias oportunidades que su organización es Colombomexicana y que «no pedían dinero por adelantado» y si alguien lo hacía, es porque «quiere robar».

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Todo se trabajaba supuestamente con el acompañamiento de un abogado que legalizaría el acuerdo y daría el respaldo a ambas partes. Ello motivó al empresario y evitó que se percatara de la estafa. Así que aceptó.

Más tarde le indicaron que un supuesto militar colombiano se comunicaría con él para darle especificaciones de la transacción, ya que el dinero no podía pasar por el sistema bancario.

Aunque varias veces le dijeron que «la organización» no cobraba nada, le informaron que debía hacer un pago de más de 33 mil dólares (unos Q257,400) para pagarle a la persona que transportaría los recursos o que bien, él debía viajar a México o a Colombia para que ahí se lo entregaran.

El supuesto agente financiero le recomendó que utilizara el mismo dinero que recibiría para pagar el transporte. Incluso, le ofreció prestarle 12 mil dólares (alrededor de Q93,600) para hacer el pago, argumentando que recibiría una comisión del contrato.

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La entrega

Después de varias negociaciones con el supuesto jefe de la organización, quien se identificó como el coronel Carlos Jaramillo Lozada, finalmente acordaron un pago en efectivo y otro en depósito de 90 mil quetzales a la cuenta del guatemalteco Crisantos López Barrera, quedando un pendiente que se debía de depositar después de recibir el paquete con el dinero.

Después de varios días, finalmente le indicaron que el dinero del crédito le sería entregado en una caja fuerte y que se lo llevaría hasta la puerta de su oficina, el capitán Francisco, quien trabajaba para la organización.

El supuesto militar llegó con una caja fuerte cerrada el 7 de diciembre del 2023 a la oficina de Fredy, a quien le entregó 160 quetzales en efectivo como parte del pago del traslado.

Pero como hacían falta dos depósitos, el capitán Francisco le indicó que recibiría la clave para abrir la caja fuerte hasta que estuvieran los otros dos depósitos que sumaban 152,500 quetzales.

«Se veía que habían paquetes de dinero dentro de la caja fuerte, eso me daba la certeza de que sí estaba el dinero ahí, aunque reconozco que vi los paquetes muy pequeños y me dio duda de que en verdad estuviera todo el dinero que se había acordado», manifestó el Fredy a Soy502.

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