Tecnología, aliada a la que se debe recurrir para evitar ingreso de droga por la frontera, dicen funcionarios; narcotráfico es la causa del aumento de crímenes en ciudades como Guayaquil
Antilavadodedinero / Eluniverso
Los mandos militares y policiales han manifestado reiteradamente que Ecuador ejerce una mayor presencia que Colombia en el límite internacional.
Del narcotráfico, en Guayaquil se ha dicho mucho: cuánto se han incrementado las muertes por la lucha de territorio para el expendio de droga, cuánto del alcaloide se decomisa en los puertos y hasta de las detenciones y las bandas que operan.
Pero las muertes violentas son en la mayoría de casos la consecuencia de una problemática que empieza en la frontera norte, una zona por la que ingresan varias toneladas que llegan a ciudades como Guayaquil, donde cada vez hay más crímenes.
Hasta el 18 de marzo, de los 271 asesinatos en la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) el 86 % de ellos, 232 crímenes, fueron por drogas; el 8 %, es decir, 21 casos, por violencia interpersonal; y el 6 %, 18 casos, por robos. La Policía registró hasta el domingo, 10 de abril, 358 crímenes en esta jurisdicción, lo que equivale a 218 muertes violentas más que en el mismo periodo del 2021.
En la misma línea, hasta hace poco se decomisaron a nivel nacional 62 toneladas de droga. Solo en la Zona 8 se había incautado casi 30 toneladas, 15 más que el año pasado.
Los índices delictivos que hay en el Puerto Principal llevaron al presidente Guillermo Lasso a anunciar acciones para contrarrestar la situación. El viernes anterior, en la Playita del Guasmo habló, entre otras cosas, de incorporar 30 mil policías más en los tres años de gobierno y de recuperar los espacios públicos con más presencia de agentes.
La zona limítrofe con Colombia tiene 586 kilómetros de extensión entre la desembocadura del río Mataje (Esmeraldas) y la desembocadura del río Güepí, en el río Putumayo (Sucumbíos).
Según las autoridades colombianas, en esa línea fronteriza habría cerca de 102 trochas identificadas, las cuales, pese a la apertura del puente de Rumichaca, el 18 de diciembre, siguen activas. Por lo menos ocho de estas rutas clandestinas son usadas, así lo reveló semanas atrás un informe del diario colombiano El Espectador.
Con relación al control en la frontera, el ministro de Defensa, Luis Hernández, refirió este lunes, 11 de abril, en una entrevista con Teleamazonas: “Las Fuerzas Armadas quisiera tener todos los recursos para patrullar toda la frontera como se debe. Es casi imposible blindar una frontera, como muchas veces se dice”, y habló de la necesidad de incorporar tecnología para este fin lo cual demanda de “mucho dinero”.
Y añadió que la droga y armamento ilegal ingresan por unos 70 pasos ilícitos, situación que es “muy difícil controlar”. “Es como cuando usted hace una defensa. Una defensa usted la realiza en profundidad. No es solamente el lugar de la frontera que usted tiene que asegurarlo sino el interior del país. Es por eso que hay que mejorar también los controles en las carreteras”, señaló el Secretario de Estado.
Las rutas clandestinas son ideales para burlar los controles e ingresar el alcaloide a territorio ecuatoriano. De hecho, solo la noche del jueves 31 de marzo se hallaron dos vehículos cargados de cocaína.
El primero era una furgoneta azul que se capturó en la av. La Laguna, en Lago Agrio, Sucumbíos; y el otro, un camión que fue hallado sobre la vía Panamericana E35, a unos 500 metros del peaje San Gabriel, en Carchi.
La furgoneta llevaba 300 kilos de cocaína; los bloques estaban escondidos en las puertas y los asientos. Según Antinarcóticos, le hicieron señales al conductor para que se detuviera, pero este se dio a la fuga y se metió en la maleza. Poco después hallaron abandonado el vehículo.
Horas después, en Carchi fue hallado un camión cargado de papas que llevaba, en un doble fondo, 509 paquetes de cocaína. Los agentes de Antinarcóticos tuvieron que quitar las placas laterales para acceder al alcaloide.
Pero no son casos aislados. El 22 de marzo en Arache, en el sector de Santa Bárbara, en Sucumbíos, se descubrieron 751 bloques de droga en un camión con doble fondo. Al levantar la carpa vieron un doble fondo de 70 centímetros junto a la cabina.
En la misma zona, hace algunas semanas, se encontraron 1.035 bloques encaletados en un tráiler.
Hace unos meses, también en Santa Bárbara, hallaron 485 bloques en una camioneta con bultos. Personal militar vigilaba un paso peatonal cuando vieron cómo llevaban los bultos de un carro al otro, que esperaba al otro lado de la frontera, contó el coronel Diego Hernández, comandante de la brigada Andes de Carchi.
Él explicó que las bandas operan con gran cantidad de personal, que están bien organizadas y que estudian el trabajo de las Fuerzas Armadas.
“Andan en motos los campaneros dando vueltas para avisar por dónde se hacen controles y dónde está despejado. Es que realmente tenemos una frontera extensa, y toda la frontera es un paso ilegal. Es cuestión de ponerse del otro lado del río para pasar un cable de acero (polea), y pasan sin ningún problema”, contó el comandante, que tiene a su cargo cinco destacamentos.
Según él, se deberían fortalecer de forma tecnológica los controles que se ejercen en el límite entre Ecuador y Colombia.
“Deberíamos usar drones y satélites que permitan determinar por dónde ingresan, dónde están los pasos ilegales. Es importante, porque son kilómetros de selva. Y ellos muchas veces pasan como hormigas en pequeñas cantidades la droga por pasos peatonales y la encaletan hasta que tienen la carga completa y un vehículo la recoge. Mucha gente participa en estas operaciones”, expuso Hernández.
El jefe militar destacó que Ecuador tiene presencia militar: hay destacamentos y personal en el control fronterizo. Desde el límite político internacional, es una franja de 20 kilómetros que deben cuidar las Fuerzas Armadas. Sin embargo, Hernández aseguró que del lado de Colombia hay poco control.
“Desde nuestro territorio, en Maldonado, límite de Carchi, incluso vemos que al otro lado del río, en San Juan, hay plantaciones de coca, y nadie hace nada allá”, explicó el coronel.
En la zona de Esmeraldas, en cambio, este año se halló una caleta con armamento y hasta uniformes militares, los que se presume usan los narcotraficantes para pasar paquetes con el alcaloide sin levantar sospechas.
Andrés S., un ciudadano colombiano que vive en la parroquia Maldonado, justo en el límite fronterizo, aseguró que las Fuerzas Armadas de su país no están tan presentes, pues la droga pasa a otro territorio y para ellos es una preocupación menos.
Él admitió que existe indiferencia y que, para no tener incidentes en la frontera, prefieren dejar que la droga salga de su nación.
“Es Ecuador el que está sufriendo la violencia que nosotros vivimos hace 30 años. También a un nivel diplomático deberían tratar de solucionar este asunto”, dijo el extranjero por teléfono.
Los mandos militares y policiales han manifestado reiteradamente que Ecuador ejerce una mayor presencia que Colombia en el límite internacional, con puestos militares y policiales.