Las mujeres en el mundo oscuros del crimen organizado en Chile

En los pasillos oscuros del crimen organizado en Chile, las mujeres están dejando de ser figuras invisibles. Ahora desempeñan roles cruciales en redes de narcotráfico, trata de personas y lavado de activos, transformando el panorama delictivo en el país.

Según un artículo publicado por El País, “entre 2018 y 2023, la población migrante en Chile creció un 46,8%, mientras los casos de ingreso irregular pasaron de 10.375 en 2018 a 336.984 en 2023″. Además, el informe detalla que “el 75% de las personas migrantes en situación irregular provienen de Venezuela”.

Sergio Bravo, experto en crimen organizado, advierte: “El aumento de la migración irregular ha creado condiciones propicias para que redes criminales transnacionales, como el Tren de Aragua, exploten la vulnerabilidad de los migrantes. Estas redes encuentran en las mujeres un blanco particular, utilizando promesas de trabajo para captarlas y someterlas”.

Por su parte, el informe del Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (GAFILAT) sostiene que “la falta de control migratorio y la corrupción son factores determinantes que permiten la expansión de actividades criminales vinculadas al lavado de activos y la trata de personas” .

Mujeres: Más que víctimas

En concreto, La Tercera especifica que, en los primeros meses de 2023, 827 mujeres fueron detenidas en Chile por delitos relacionados con el narcotráfico, según un informe de Carabineros publicado en La Tercera. Este dato evidencia una transformación en los roles que desempeñan dentro de las estructuras delictivas

Las mujeres han dejado de ser vistas únicamente como víctimas o acompañantes”, explica Sergio Bravo. “Ahora lideran operaciones logísticas y financieras, y muchas veces asumen tareas relacionadas con el manejo de dinero ilícito porque generan menos sospechas para las autoridades”.

El informe del Grupo de Acción de Acción Financiera de Latinoamérica (GAFILAT), refuerza esta observación, señalando que “las mujeres son utilizadas estratégicamente en el lavado de activos, desempeñando roles como intermediarias financieras o titulares de empresas fachada, debido a una percepción de menor riesgo por parte de las instituciones reguladoras”.

Casos que estremecen

Un caso emblemático de esta nueva realidad fue la detención en Chile, al interior de un campamento de la región Metropolitana, de la ciudadana Colombiana Sandra Milena Acevedo Riascos, conocida como “la patrona de lujo”, en julio de 2024. Según un artículo de Infobae, Acevedo lideró operaciones de narcotráfico internacional y lavado de activos durante más de una década, convirtiéndose en una de las figuras femeninas más buscadas por las autoridades de su país, manteniendo vigente una orden de captura en Interpol.

“Su captura demuestra cómo las mujeres han escalado posiciones dentro del crimen organizado, llegando a liderar redes transnacionales desde puntos estratégicos como Chile”, analiza Bravo.

Otro operativo relevante fue el desmantelamiento de una célula del Tren de Aragua en diciembre de 2024. Según la Brigada Investigadora de Trata de Personas (Bitrap) de la Policía de Investigaciones (PDI), “12 mujeres y un menor de edad fueron liberados tras ser identificados como víctimas de explotación sexual y trata de personas”, todo en pleno centro de la ciudad de Santiago.

“Estos casos reflejan cómo las mujeres no solo son utilizadas como víctimas, sino que también participan en roles operativos y estratégicos dentro de estas redes criminales”, agrega Bravo.

Corrupción y crimen: un vínculo peligroso

La corrupción sigue siendo un factor clave en la expansión de estas redes. Un estudio del GAFILAT subraya que “la corrupción actúa como una amenaza directa y una vulnerabilidad institucional que permite el lavado de activos y fortalece a las organizaciones criminales” .

Bravo, por su parte, explica: “He observado cómo la corrupción en sectores clave, como las aduanas y los sistemas judiciales, permite en distintos países, a las organizaciones criminales operar con impunidad, debilitando los esfuerzos de prevención y persecución”.

El llamado a la acción

La creciente implicación de mujeres en el crimen organizado en Chile es una señal de alerta. “Es necesario redoblar esfuerzos en políticas públicas que aborden las causas estructurales que empujan a las mujeres hacia estas redes delictivas, al mismo tiempo que se fortalecen los mecanismos de protección y reinserción”, concluye Bravo.

El crimen organizado no es solo un desafío técnico, sino un problema ético y social que exige cooperación internacional, educación ciudadana y una acción decidida por parte de las instituciones de seguridad, justicia y política.

adnradio

Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp

Actualidad

Inscribete en nuestros cursos Online