El exembajador de Nicaragua ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Edgard Parrales, se refirió este martes a las últimas sanciones que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos aplicó contra el hijo de los dictadores, Payo Ortega y tres de sus empresas: DNP, Inversiones Zanzíbar y El Goliat, las que según la nación norteamericana utiliza para lavar dinero.
Antilavadodedinero / LMR
Para el también analista político, estas sanciones sí les duelen al régimen orteguista y son una “asestada al corazón”, pese a que los dictadores quieran aparentar que no les importe. Y una prueba de ello, según Parrales fue la reacción vulgar de Rosario Murillo, quien el pasado 13 de diciembre luego de conocerse las sanciones, clamó: “¡Ya dejen de joder!”
“Este golpe que le dieron a la DNP, unos dicen ‘una estocada a la yugular’, yo le digo una asestada al corazón, porque los afectó tanto, no solo en el aspecto económico, sino en el aspecto emocional que la señora (Rosario Murillo) perdió totalmente los estribos y se puso a nivel de cualquier persona sin educación, eso significa que sí les duele”, dijo Parrales.
“Les duele profundamente, y eso que no están todavía las sanciones más fuertes, un funcionario de Trump ya dijo que hay más sanciones todavía más contundentes”, agregó.
Las sanciones de Estados Unidos también habrían afectado a Daniel Ortega, quien ayer durante un acto policial, arremetió contra la nación norteamericana y la oposición nicaragüense, al decir que en Nicaragua “ya no se va a repetir lo de abril, que quede totalmente claro (…) Aquí no se rinde nadie, que eso lo tengan claro los yanquis y los vende patria”, aseguró.
A juicio del exdiplomático, Ortega “está quemando sus últimos cartuchos, pero en la medida que las sanciones vayan apretando, el aire que respira lo va a sofocar y va tener que terminar cediendo a sentarse a dialogar, no le va a quedar de otra”.
Vienes más sanciones contra el régimen de Ortega y con todo ese panorama, “por muy fuerte que aparente estar el régimen, se le va a hacer una situación insostenible”, insistió Parrales.
Además señala que el discurso de Ortega es dirigido a sus fanáticos con el fin de “mantenerles el ánimo, para mantenerles el espíritu, pero en el fondo él sabe que no puede seguir con ese jueguito”.
“No es más que una imagen de pantalla de lo que tiene que seguir manifestando públicamente, pero que va a tener que cambiarlas”, subrayó.
El paseo por el mundo árabe
Parrales, también opinó este martes que, la aparición del canciller Denis Moncada, Laureano Ortega, y Óscar Mojica en un foro en Qatar el domingo pasado, podría ser porque los orteguistas andan buscando en el mundo árabe dónde hacer depósitos, ante el acorralamiento financiero que implican las sanciones del gobierno de Estados Unidos.
“Yo entiendo que ahora el gobierno al verse acosados por las finanzas norteamericanas de que no pueden usar tarjetas de ningún tipo de crédito, ni de ahorro, ni de lo que sea; que no pueden utilizar los bancos, que no pueden hacer depósitos en los bancos, yo me imagino que andan buscando algún escenario en el mundo árabe donde ellos puedan hacer depósitos”, comentó el analista.
Sin embargo, aclaró que con la relación que tienen los países árabes con Estados Unidos y Europa, es muy difícil que el régimen consiga que esos países les den apoyo. “No creo que vayan a sacrificar sus intereses propios que los tienen vinculados con Estados Unidos, por ayudarle a un país pequeño Nicaragua que está en la picota”, indicó.
Liberación de presos políticos
Por otro lado, Parrales mencionó que Ortega debería “dar una mínima muestra de flexibilidad” y liberar a todos los presos políticos del país, lo que contribuiría a “apuntarse una raya” ante la comunidad internacional.
“Si insisten en mantener a estos jóvenes en la cárcel lo que va a seguir es deteriorando y menguando su propia imagen y haciendo crecer la imagen de esos presos, como de toda la oposición”, anotó.
Parrales, recordó que Daniel Ortega también fue un preso, pero no por motivos políticos, sino por asaltar un banco y antes por quemar autobuses; y en ese aspecto debería conocer el dolor de una madre y reflexionar sobre ello, pues su progenitora Lidia Saavedra sabe de ese sufrimiento.
“Doña Lidia Saavedra y la mamá de Lepoldo Rivas, que es ahora jefe de los paramilitares llegaban a mi parroquia, a pedirnos ayuda para que les jueces les permitieran ver a sus hijos, para que les permitieran alimentos. Las mismas señoras estaban pasando malos ratos económicos, y nosotros les dábamos ayuda con víveres y con dinero también, para que pudieran atender a sus familiares que estaban en la cárcel”, remembró.