Lava Jato: Ejemplo más claro de corrupción en Latinoamérica

De las investigaciones que nos han permitido comprender mejor el funcionamiento interno de los sistemas corruptos en la región, Lava Jato es el más claro.

En los últimos cinco años, las investigaciones en América Latina han arrojado luz sobre la corrupción impactante, de alto nivel y generalizada. De las investigaciones que nos han permitido comprender mejor el funcionamiento interno de los sistemas corruptos en la región, Lava Jato es el ejemplo más destacado: reveló cómo un grupo de corporaciones brasileñas (con oficinas y negocios en toda América Latina) crearon esquemas para campañas ilegales, financiamiento, soborno, tráfico de influencias y lavado de dinero. 

Estas actividades se habían atrincherado en empresas e instituciones públicas, dando forma a la forma en que interactúan el poder económico y político en América Latina en la actualidad.

Los defensores de la sociedad civil y los líderes tanto en el sector público como en el privado han tomado medidas importantes para hacer frente a este fenómeno. Han promulgado e implementado leyes para combatir el lavado de dinero, regular el acceso a la información, alentar la responsabilidad fiscal y más. 

En países como Brasil, Chile, México, Argentina, Colombia y Perú, estos pasos permitieron que Lava Jato y otras investigaciones similares de corrupción se llevaran a cabo. Las leyes promulgadas a principios de la década de 2000, junto con medidas que mejoraron la autonomía y las condiciones técnicas de los investigadores federales y fiscales, ampliaron la capacidad de las instituciones para investigar y enjuiciar casos de corrupción. En diversos grados, los avances de las últimas dos décadas tuvieron un efecto indirecto significativo en toda la región.

Sin embargo, el aumento de los niveles de responsabilidad para los responsables de la corrupción, en forma de investigaciones y enjuiciamientos, no necesariamente llevará a la región hacia prácticas más democráticas, éticas y responsables.

Los esfuerzos punitivos contra la corrupción se basan en la creencia de que la corrupción es una enfermedad que afecta el sistema funcional del estado; por lo tanto, es necesario encontrar remedios para esta disfunción sistémica: recortar las hojas muertas y cortar las ramas enfermas. 

Sin embargo, en la mayoría de los países latinoamericanos, la corrupción no es una enfermedad que afecta a las instituciones saludables: es parte del funcionamiento normal del estado. Es la raíz. Es para lo que se crearon los estados latinoamericanos, basándose en una historia de dominación, colonialismo y desigualdad.

ALD/Anticorruptiondigest

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