El temor es que la falta de regulación y supervisión de los criptoactivos pueda fluir gradualmente en los mercados financieros tradicionales, contaminándolos con nuevos riesgos.
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Aunque su volumen ha aumentado rápidamente -de 16.000 millones de dólares hace cinco años a unos 2,6 billones de dólares-, el mercado de las criptomonedas representa una pequeña parte de los 250 billones de dólares del sistema financiero mundial y tiene una base de inversores mucho más reducida. Aun así, los bancos no serán inmunes a los riesgos de las criptomonedas si los clientes y las entidades requieren servicios en este ámbito.
La creciente presencia de los criptoactivos -comercio de criptomonedas, contratos inteligentes, finanzas descentralizadas (DeFi)- no debería amenazar las actividades principales de los bancos europeos de préstamo, aceptación de depósitos, comercio e inversión. La limitada interacción entre los bancos y criptomonedas conlleva que el riesgo sistémico sea bajo.
Esto es importante, dado que la crisis financiera mundial se desencadenó, en gran medida, por la peligrosa interconexión en el sistema financiero mundial, en los libros de negociación de divisas, valores y derivados y, en particular, los 1,2 billones de dólares de exposición a las hipotecas de alto riesgo de EE.UU. que se extendieron a instituciones de todo el mundo a través de la titulización fuera de control.
En lo que respecta a las criptomonedas, el temor es que la falta de regulación y supervisión de los criptoactivos pueda fluir gradualmente en los mercados financieros tradicionales, contaminándolos con nuevos riesgos. De hecho, cada vez participantes del mercado se suman al carro del Bitcoin y el Ether, que representan el 40% y el 20%, respectivamente, de la capitalización agregada del mercado de criptomonedas.
Los mercados de criptomonedas siguen siendo alimentados principalmente por inversores minoristas que realizan operaciones predominantemente especulativas o de cobertura (‘oro digital’). El creciente papel de las plataformas de criptomonedas, como Coinbase, Binance, FTX y muchas otras, facilita el acceso a nuevos segmentos de inversores minoristas que esperan obtener ganancias rápidas y amplias, más allá del primer grupo de ‘frikis’ tecnológicos y entusiastas de las criptomonedas.
Muchos de estos inversores más recientes apenas entienden o se preocupan por la verdadera naturaleza de las criptodivisas o los riesgos subyacentes. Esto no es tranquilizador.
Los hedge funds y los fondos como los ETF centrados en las criptomonedas son cada vez más numerosos
Los inversores institucionales, sobre todo los hedge funds y los fondos de inversión como los ETF centrados en las criptomonedas, son cada vez más numerosos. Esto pone intrínsecamente en peligro la estabilidad financiera. No sólo porque los fondos invierten el dinero de otras personas, sino también por el intenso uso del apalancamiento a una escala mucho mayor. No es de extrañar, ni mucho menos, que los reguladores financieros presten cada vez más atención a la amenaza que supone la creciente interconexión de los mercados de criptomonedas con los mercados financieros tradicionales.
Los mercados de criptomonedas se encuentran en una caída persistente
Los mercados de criptomonedas se encuentran actualmente en una caída persistente, ya que el Bitcoin ha perdido casi el 60% de su valor máximo y Terra, una stablecoin o moneda estable supuestamente, se ha hundido totalmente.
Ya en marzo, y no por primera vez, las tres autoridades europeas de supervisión (ESAs) advirtieron a los consumidores sobre los riesgos reales de los criptoactivos, señalando que no son adecuados para la mayoría de los consumidores minoristas como inversión o como medio de pago o intercambio.
En una reciente entrevista para la televisión, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, refiriéndose a las criptomonedas, dijo que “no valen nada, no se basan en nada, no hay ningún activo subyacente que actúe como ancla de seguridad”. Esta afirmación es difícil de rebatir.
Y, sin embargo, la fiebre de las criptomonedas parece estar lejos de remitir. Se estima que alrededor del 10% de la población adulta en Europa y el 16% en Estados Unidos tiene algún tipo de inversión en criptodivisas. Lamentablemente, no hay estimaciones sobre cuántos de estos inversores entienden su funcionamiento y los riesgos a los que se exponen.
El riesgo persiste
Ante este panorama incierto, los bancos se han mantenido en general en un segundo plano. Un estudio del Banco de Pagos Internacionales (BPI) publicado el mes pasado señalaba que las exposiciones a las criptomonedas de los principales bancos siguen siendo insignificantes. Esta conclusión se basa en una encuesta del Comité de Basilea del cuarto trimestre de 2020 a 178 bancos de 26 países.
Sólo siete bancos de la encuesta -en Canadá, Francia, Corea del Sur, Reino Unido y Estados Unidos- declararon alguna exposición a las criptomonedas y, en todos los casos, fue consecuencia de las necesidades de los clientes (aunque no existen datos sobre los servicios de custodia de criptomonedas).
La exposición media a las criptomonedas fue del 0,02% de los activos ponderados por riesgo, y el nivel más alto fue del 0,05%. El importe total de la exposición a las criptomonedas de los bancos encuestados fue de sólo 188 millones de dólares.
Al contrario de lo que muestran los bancos, el informe del BPI destaca que las plataformas de intercambio desempeñan un papel dominante en los mercados de criptomonedas, ya que se definen como nodos clave del ecosistema cripto. La mayoría de estas plataformas están poco reguladas y muchas tienen su sede en centros financieros offshore. A diferencia de los bancos y otros intermediarios financieros adecuadamente regulados, las plataformas de intercambio de criptomonedas proporcionan información limitada y a menudo incoherente.
Por ejemplo, las cadenas de bloques públicas ofrecen un historial completo de todas las transacciones y la cantidad de criptomonedas que posee cada dirección de monedero individual, pero la propiedad de los monederos no suele revelarse.
No es de extrañar que el informe del BPI destaque el elevado riesgo de los intercambios de criptomonedas, señalando la necesidad de una evaluación adecuada del riesgo crediticio de estas instituciones, incluida su liquidez y capacidad de absorción de pérdidas.
El informe destaca tres retos para los dirigentes políticos:
1. La digitalización actual de las finanzas y el interés por las DeFi (Finanzas descentralizadas) podrían estimular el crecimiento del sistema financiero sumergido de criptomonedas, por lo que este segmento exige una regulación y supervisión proactivas y con visión de futuro.
2. Las criptomonedas se originan fuera del sistema financiero tradicional, pero sus riesgos podrían trasladarse fácilmente a los bancos y otros intermediarios financieros. Lo que de nuevo requeriría más claridad regulatoria en torno al proceso.
3. Es necesario abordar los importantes vacíos de información, que pueden socavar la capacidad de regular y supervisar las criptodivisas de forma integral. Una posible vía es la “supervisión incorporada”, que aprovecha la información en las finanzas basadas en el libro mayor distribuido.
La normativa sobre las criptomonedas se va consolidando
Las autoridades piden que los mercados de criptomonedas se regulen de acuerdo con los marcos existentes para los mercados bancarios y financieros tradicionales. Pero si bien es importante presentar nuevas iniciativas de regulación, es fundamental que el proceso de aprobación se complete rápidamente a través de todos los trámites políticos, de procedimiento y legales. Porque, estimulados por el rápido avance de la tecnología subyacente y los enfoques innovadores, los mercados de criptomonedas avanzan a pasos agigantados.
Esto trae consigo una enorme volatilidad, incertidumbres en la gestión del riesgo y, sobre todo, la posibilidad de que los criptocriminales y los Estados rebeldes se aprovechen de la situación.
Sobre este último punto, los gobiernos y los reguladores advierten con razón que Rusia, a modo de venganza y sin ningún tipo de reparo, es probable que busque formas de eludir las estrictas sanciones financieras y económicas a través de los mercados de criptomonedas.
La UE está a la vanguardia de los esfuerzos de regulación de las criptomonedas. En septiembre de 2020, la Comisión Europea lanzó su propuesta de Reglamento de los Mercados de Criptoactivos (MiCA), que se espera que sea aprobado por el Parlamento Europeo a finales de este año o principios del próximo y que se aplique a comienzos de 2024. El proceso de aprobación, excesivamente largo, no es óptimo en mi opinión, pero una finalización positiva será un verdadero progreso.
En pocas palabras, el Reglamento MiCA exigirá que las criptomonedas cumplan las mismas condiciones de transparencia, divulgación, concesión de licencias, cumplimiento, autorización y supervisión que otros productos financieros, al tiempo que armonizará el marco jurídico de las criptomonedas en los 27 Estados miembros de la UE. Una mejor regulación y supervisión debería mejorar la confianza de los inversores en este mercado. Es importante destacar que el MiCA también introducirá un pasaporte de la UE que permitirá a las plataformas de criptomonedas y a otros proveedores de servicios de fuera de la UE solicitar licencias en los 27 países.