Los bebés o niños pequeños, expuestos al fentanilo están en riesgo de morir

Cuando un niño pequeño o un bebé consumen por accidente un opioide recetado, los resultados inmediatos pueden ser letales, advierten los expertos.

antilavadodedinero / msn

Pero hay otra nueva y preocupante dinámica en Estados Unidos, revela un estudio recién publicado: intoxicaciones pediátricas debidas a una combinación particularmente letal, la de un potente opioide sintético llamado fentanilo y un potente sedante veterinario llamado xilacina.

«Los bebés o niños pequeños expuestos al fentanilo están en riesgo de morir», incluso sin el peligro añadido de la xilacina, señaló la autora principal, la Dra. Stephanie Deutsch, directora médica del Programa Nemours CARE de Nemours Children’s Health en Wilmington, Delaware.

Tanto en los niños como en los adultos, el fentanilo ralentiza rápidamente la frecuencia respiratoria y cardiaca, al mismo tiempo que provoca una alteración del estado mental.

Y dentro del mundo de las muertes por sobredosis, ese riesgo es cada vez más común, apuntaron los autores del nuevo estudio. Aunque la exposición al fentanilo solo explicó un 14 por ciento de las muertes por sobredosis en Estados Unidos en 2010, esa cifra se había disparado a casi un 60 por ciento en 2017.

La buena noticia es que cuando los niños o adultos con intoxicación con fentanilo reciben acceso rápido a la naloxona, un medicamento para revertir las intoxicaciones con opioides, con frecuencia es posible prevenir un paro cardiorrespiratorio que puede resultar letal, observó Deutsch.

La mala noticia es que la xilacina no es un opioide, y no hay ningún antídoto ni medicamento conocidos para revertir sus efectos, indicó.

Aunque la xilacina puede proveer un alivio del dolor y una relajación muscular significativos cuando se usa para tratar a los animales de gran tamaño (como el ganado y los caballos), un adulto o niño que se exponga a la combinación de xilacina y opioides puede experimentar una depresión grave en la respiración y el sistema nervioso central y efectos cardiovasculares que no responden a la naloxona, anotó Deutsch.

En la calle, la combinación de xilacina y opioide se vende comúnmente como «anestesia de caballo», «tranq» o «sleep cut», anotaron Deutsch y su colega y coautor de Nemours, el Dr. Allan De Jong.

Los usuarios de drogas recreativas que desean un subidón prolongado y eufórico buscan cada vez más la combinación, a pesar de sus riesgos.

Una base de datos de sobredosis de drogas letales en 38 estados y Washington, D.C., que citaron Deutsch y De Jong, muestra que la popularidad de esta búsqueda está en aumento.

Desde 2019, las muertes por sobredosis en que había implicados opioides mezclados con xilacina, un medicamento que ha existido desde 1962 pero que nunca se ha producido para el uso en humanos, han estado en aumento.

Las intoxicaciones por opioides con xilacina entre los bebés y los niños pequeños son otro tema del todo distinto, enfatizaron los autores del estudio.

Por definición, estos niños son víctimas involuntarias, intoxicadas debido al descuido o a las malas elecciones de los cuidadores adultos, que llevan la letal combinación a su hogar.

Tres casos recientes que cita el nuevo estudio enfatizan el punto, con horrorosos detalles.

En uno estuvo implicado un chico de 15 meses de edad, que entró en paro cardiaco tras ponerse inerte y azulado en el asiento de un coche después de una exposición a la letal combinación de drogas, posiblemente a través de su madre, que había muerto una semana antes debido a una exposición similar.

Otro caso es de un chico de 7 meses de edad que colapsó tras exponerse al alijo de sus padres.

Y en el tercero, un chico de 19 meses de edad entró en paro cardiaco mientras estaba sujeto a un asiento de coche, probablemente debido a una exposición a través de sus padres.

Por un lado, dijo Deutsch, «los bebés y los niños pequeños son propensos al consumo y la exposición accidental y exploratoria, debido a su curiosidad en esta etapa del desarrollo y a sus conductas de mano a boca», facilitado por la fácil proximidad a un suministro de los padres. La mayoría de las sobredosis pediátricas de fentanilo y xilacina son accidentales, añadió.

Pero también hay casos en que los cuidadores administran la combinación de drogas a propósito a un bebé o niño, con la finalidad de «modificar conductas».

En los tres casos citados en el estudio, los niños sobrevivieron tras recibir tratamiento en la sala de emergencias. «(Pero) algunos bebés han muerto debido a la exposición a la xilacina», anotó Deutsch.

¿Qué se puede hacer al respecto?

«Las familias y los cuidadores siempre deben asegurarse de que los medicamentos y cualquier otro objeto que pudiera ser dañino para los niños se mantengan en ubicaciones elevadas, preferiblemente en armarios bajo llave», planteó la Dra. Danielle Orsagh-Yentis, una profesora asistente del departamento de pediatría de la Universidad de Vanderbilt, en Nashville, Tennessee, que revisó los hallazgos del nuevo estudio.

«Si alguien cree que su hijo podría haber ingerido una sustancia como esta, debe ponerse en contacto con un centro de intoxicaciones de inmediato», añadió.

Deutsch se mostró de acuerdo en que los cuidadores deben tomar medidas para mantener la mezcla de opioide y tranquilizante fuera del alcance de los niños.

Desde una perspectiva más amplia, Deutsch sugirió que el riesgo de intoxicación pediátrica se podría reducir al asegurar que los adultos que tienen un trastorno por abuso de sustancias conocido se remitan a programas de tratamiento, y que reciban ayuda para gestionar sus adicciones.

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