Hasta hace muy poco tiempo, en ASUFIN no nos planteábamos emitir ninguna alerta en relación con la inversión en criptoactivos. El conocimiento de este tipo de activos y la entrada en el mismo no era generalizado; su explosión entre inversores poco cualificados no había tenido lugar.
Antilavadodedinero / economistjurist
Sin embargo, a finales de 2018 empezamos a recibir noticias inquietantes, “es el próximo boom, traerá consigo afectados, hay mucha desinformación”, y nos pusimos a la tarea.
Así, desde 2019 comenzamos a informar sobre todo lo relacionado con la digitalización de la economía, incluyendo las criptomonedas en sus distintas variedades y, a partir del 2021, comenzamos un ciclo de encuentros formativos con expertos que nos aclararan conceptos, regulación, normativa, fiscalidad y publicidad, entre otras cuestiones.
Su gran atractivo hace que se esté utilizando como gancho para caer en fraudes de todo tipo, especialmente en «chiringuitos» financieros
Si bien la generalización de los criptoactivos puede suponer uno de los cambios más trascendentes que tendrá la economía en los próximos años, no podemos obviar que su uso se ha extendido entre inversores jóvenes que minimizan su riesgo, atraídos por su aparente rentabilidad. Estamos ante un auténtico desafío para quienes nos dedicamos a la protección y defensa del interés financiero de todos los consumidores.
Por un lado, porque, sin querer criminalizar la inversión en criptomonedas, su gran atractivo hace que se esté utilizando como gancho para caer en fraudes de todo tipo, especialmente en «chiringuitos» financieros. Por otro, porque se trata de un mundo al que se accede por plataformas mayoritariamente internacionales que operan sin respetar los derechos del consumidor.
En efecto, según el reciente mystery shopping que realizamos en ASUFIN, ninguna plataforma de las analizadas informaba de los riesgos de la inversión, todas recababan datos personales, biométricos y de geolocalización sin aparente justificación y solo las españolas ofrecían un servicio de reclamaciones en castellano sometido a la normativa de consumidores y usuarios. Un inversor que tenga un problema con una plataforma internacional observará como tiene que efectuarla en inglés y someterse, por ejemplo, al arbitraje de Hong Kong.
La escasa e incipiente regulación, la ausencia de supervisión, la tecnología como soporte único y una comunidad ávida de obtener su “parte del pastel” pone en la diana de la falta de transparencia e información a estos activos.
No sólo necesitamos ampliar y mejorar la hasta hoy escasa regulación, también necesitamos profesionales del Derecho que se formen en la materia, porque mucho nos tememos que buena parte del litigio financiero de los próximos años tendrá que ver con este ecosistema.
Pensemos, por ejemplo, en un concepto novísimo, que las compañías tecnologías ya manejan y sobre el que pugnan por posicionarse: el metaverso. Una suerte de universo en línea, parecido al entorno creado por los videojuegos, que permitirá socializar, trabajar, reunirse… y sobre el que ya se especula será terreno abonado para el uso, transacciones y tenencia de criptomonedas.
Cabe pensar que muchos de los problemas de la vida real se multiplicarán en el metaverso. Todo esto puede resultar irreal, pero las generaciones más jóvenes, vivirán una revolución de las finanzas que tendrá en las criptomonedas una indiscutible punta de lanza.