Marina de Estados Unidos envuelta en un nuevo caso de corrupción

El Departamento de Justicia de Estados Unidos trata de acelerar la extradición de un contratista de Defensa arrestado la semana pasada en Malta, sospechoso de un nuevo caso de corrupción que golpea a la Marina. Frank Rafaraci, de 68 años, director ejecutivo de la compañía Servicios Logísticos Multinacionales (MLS) de Malta, está acusado de realizar sobornos en efectivo y estafar a la US Navy unos 50 millones de dólares en concepto de servicios a barcos en puertos extranjeros.

Antilavado de Dinero / Leo Noticias.

Rafaraci, que tiene doble ciudadanía estadounidense e italiana y opera en Emiratos Árabes Unidos y Sicilia, obtuvo 1.300 millones en contratos de la Marina para el reabastecimiento de combustible de buques de guerra en Oriente Próximo, Asia y otras regiones. Según la orden de arresto emitida la semana pasada por el Tribunal de Distrito de Washington, Rafaraci y MLS inflaron las facturas de los servicios portuarios entre 2011 y 2018.

En uno de los casos, cuando el portaaviones ‘USS Carl Vinson’ atracó en Manama, capital de Baréin, en enero de 2015, Rafaraci facturó a la Armada a través de MLS más de 231.000 dólares en concepto de «tarifas de la autoridad portuaria», aunque en realidad la autoridad portuaria de Manama sólo cobró 12.686 dólares. El contratista, que enfrenta cargos por lavado de dinero y soborno, realizó cuantiosos pagos en efectivo a un oficial de la Marina que servía como enlace en Baréin, antes de trabajar en EE UU. El oficial, detenido en junio y cuya identidad y expediente penal permanecen sellados, acordó colaborar en la investigación contra Rafaraci después de declararse culpable de recibir sobornos.

El precedente

La Marina trabaja con contratistas privados para el suministro de agua dulce, combustible, alimentos, seguridad, remolcadores, barcazas y otros equipos y servicios en puertos extranjeros. El caso recuerda a otro conocido escándalo de corrupción de la US Navy, el llamado ‘Fat Leonard’ de 2013, cuya investigación continua aún abierta. Las autoridades federales detectaron entonces una extensa operación de soborno por parte de un contratista de Defensa de Malasia, Leonard Glenn Francis, que compraba el silencio de decenas de oficiales de la Marina por medio de pagos en efectivo, prostitutas, comidas extravagantes y otros favores para inflar los pagos de servicios portuarios en Asia.

El caso, calificado por ‘The Washington Post’ como «la peor violación de seguridad nacional en la Armada desde el final de la Guerra Fría», involucró en su investigación a varios cientos de oficiales navales, de los que 27 fueron declarados culpables de corrupción. Tras aquel escándalo la Marina se comprometió a supervisar más de cerca sus procesos de contratación, aunque el caso Rafaraci ha puesto de manifiesto la persistencia de la corrupción.

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