Ana Carolina Chaparro, fue compañera sentimental de Robert Santamaría, asesinado en Bahamas.
AntilavadoDeDinero / eltiempo.com
Ana Carolina Chaparro, de 37 años, acostumbraba a viajar – al menos tres o cuatro veces al año – a Ciudad de México. Lo hacia bajó la fachada de importar químicos para lavar y desinfectar piscinas.
La mujer, que se presentaba como la gerente de una empresa, ubicada en Girardot, Cundinamarca, precisamente para el lavado de piscinas; realmente viajaba a México a coordinar los envíos de cocaína,al parecer para el ‘Cartel de Sinaloa’, aseguran las autoridades.
Ana Carolina desconocía que estaba en el radar del Buró Federal de Investigaciones, FBI, desde hacia más de un año. La agencia, con sus enlaces en Colombia, tenía abierta una investigación contra una red de narcotráficantes que enviaba toneladas de cocaína a través de semisumergibles.
Los jefes de la organización eran los hermanos Álvaro Uriel y Robin Alirio Castro Gómez, que también fueron capturados con fines de extradición, atendiendo una solicitud de la Corte del Estado Medio de la Florida, en Estados Unidos, que los sindica de narcotráfico y concierto para delinquir. En en mismo expediente se encuentra Ana Carolina.
Ana Carolina llegó a Ciudad de México en un vuelo comercial procedente de Bogotá el pasado 16 de noviembre. En ese momento, agentes del FBI la retuvieron, contactaron a sus homólogos en Colombia y se determinó que fuera deportada para ser capturada en Bogotá.
Al llegar al aeropuerto El Dorado de Bogotá la mujer fue capturada por la Policía Judicial, Dijín, Fiscalía y el FBI.
«Ana Carolina, de acuerdo con la investigación adelantada por el FBI tuvo una relación sentimental con Robert Santamaría, uno de los transportista del ‘Cartel de Sinaloa. Esa relación la sostuvieron hasta hace dos años y medio», dijo una oficial de la Dijín que estuvo al frente de la investigación en Colombia.
Todo a punta a que Ana Carolina se quedó con varios contactos del ‘Cartel de Sinaloa’, y ayudaba a coordinar los envíos de las toneladas de cocaína para los hermanos Gómez, y para su lucro personal, coordinaba el envío de cocaína a menor escala a través de correos humanos y encomiendas.
En ese escenario entra Carlos Duque, capturado en Villavicencio, donde tenía una reconocida serviteca.
Duque se encargaba de comprar la cocaína en los laboratorios de Meta y Guaviare, que era enviada a través de los correos humanos y en fajas, libros, maletas doble fondo, entre otros.
Duque también fue capturado con fines de extradición.
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