En una reunión en la Casa Blanca, funcionarios mexicanos y estadounidenses aseguraron que continuarán sus esfuerzos para acabar con el flujo del fentanilo y desmantelar al «cartel de Sinaloa y al cartel Jalisco Nueva Generación en ambos lados de la frontera», según señaló un comunicado.
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Ambos gobiernos anunciaron que lanzarán una campaña de sensibilización sobre los peligros de este tipo de sustancias y crearán un panel de expertos de campañas de prevención de sobredosis.
La delegación mexicana encabezada por el canciller mexicano Marcelo Ebrard y representantes de EU como la asesora de Seguridad Nacional, Elizabeth Sherwood-Randall y el fiscal general Merrick Garland, los gobiernos acordaron aumentar la cooperación para combatir el tráfico de armas.
Esto se llevará a cabo por medio del programa Operación de Norte a Sur, liderado por EE.UU., que permite la cooperación en investigaciones relacionadas con el tráfico de armas, al igual que aumentar el rastreo y la incautación de armamento en «corredores conocidos de tráfico».
Esta reunión y la llegada de Ebrard a Washington llega tras semanas de críticas y declaraciones cruzadas con EE.UU. a propósito de la lucha contra el fentanilo.
Ebrard aseguró que el «objetivo principal» de la reunión fue «reducir drásticamente el flujo de precursores químicos» con los que se produce el fentanilo a México y a EE.UU.
Durante semanas, varias voces de la Administración de Joe Biden han opinado que México debería hacer más en el combate contra el fentanilo y el crimen organizado, mientras la oposición desea que se autorice al Ejército a intervenir contra los responsables «estén donde estén».
El presidente Andrés Manuel López Obrador, ha respondido que la crisis de sobredosis de opiáceos es un tema de salud pública que Estados Unidos debe resolver e incluso ha negado que en su país se fabrique fentanilo, argumentando que esta sustancia llega a Norteamérica desde Asia.