Luego de un viaje de casi dos horas en carro desde Zamora y de una caminata de 20 minutos por un empinado sendero rocoso se llega al sector Las Banderas. Es una de las cimas de la cordillera del Cóndor. Allí hay una plancha de cemento de 10 por 5 metros en sentido este-oeste. Al este flamea la bandera de Perú, al otro costado la Tricolor ecuatoriana. Desde allí se divisan las estribaciones selváticas de ambos países.
Ni bien se supera la fatiga y trata de respirar normal, una voz inquisidora le quita el aire a quien llega a esa zona limítrofe ecuatoriano-peruana. “Qué hacen aquí, está prohibido tomar fotos”, dice un hombre de unos 20 años, con acento peruano.
“Ya, está prohibido fotos. Mejor váyanse, no queremos problemas”, advierte. Regresa la mirada a una especie de garita cubierta con una lona, desde donde en segundos salen otros cuatro civiles que llegan a rodear a los extraños. Dos tienen un revelador acento venezolano; los otros, colombiano. El mes de julio se despide con un sol radiante como testigo del hecho a media mañana.
Los hombres eran la supuesta guardia armada que tiene un promotor minero ecuatoriano, identificado como José L., quien tiene un “convenio” con una comunidad de indígenas peruanos para extraer oro de la cordillera del Cóndor en el vecino país. Este hecho está sustentado en denuncias puestas en la Fiscalía de Ecuador y ante diversos ministerios en Perú, según copias a las que accedió este Diario.
El territorio en referencia se llama Comaina y fue entregado bajo concesión minera a la empresa Afrodita, gerenciada por Jorge Bedoya, por parte del Ministerio de Energía y Minas del Perú, en 1995. Se cita que son 10 cuadrículas de mil hectáreas del distrito Cenepa, provincia Condorcanqui.
La concesión especifica las rutas de acceso. Por el lado peruano, solo vía aérea; y por tierra, de Lima a Macará, en Ecuador, de ahí a Loja, Zamora, Paquisha y La Herradura. El campamento está a 1 km a pie de esta última población.
Afrodita empezó a operar, incluso con la firma de convenios con Ecuador para acceder a la cordillera del Cóndor. Por el 2015, según las denuncias, un grupo de indígenas awayús se toman el campamento y expulsan al personal. A inicios del 2019, a decir de Bedoya a medios peruanos, “mineros ilegales nacionales y extranjeros” sacan material mineralizado “sin que autoridades de Perú y Ecuador intervengan”.
“Hemos dejado denuncias a la Fiscalía del Ecuador diciendo que estas personas son traficantes, lavadores de dinero. Hace dos años venimos enviando cartas a las autoridades peruanas, pero no tenemos respuesta. Se trata de personas armadas”, detalló Bedoya al diario La República, en Perú, y ratifica aquello en diálogo con este Diario. Culpa de todo a José L. Contra él hay una denuncia en la Fiscalía de Nangaritza por secuestro de un ecuatoriano en las minas peruanas.
Desde el sector de Las Banderas se divisan las bocaminas donde trabajan los mineros ilegales, señalados así también por autoridades peruanas. Al sur de La Herradura está La Pangui. Por ahí accede una carretera que se adentra en suelo peruano y es la ruta de las volquetas que extraen el material mineralizado. Este es llevado a las plantas de beneficio de Portovelo, en El Oro.
“Titulares de sociedades mineras ecuatorianas se prestan para declarar como que el material sale de sus minas y así obtienen las guías de movilización de Arcom”, dice el empresario minero de Zamora que da datos a este Diario y que también trabajó en las minas peruanas.
Estas se hallan en territorio que en 1981 dejó de ser ecuatoriano cuando por vía militar y diplomática Perú se adueñó de los puestos ecuatorianos Paquisha, Mayaycu y Machinaza. Hoy, 38 años después de aquel episodio, mineros ecuatorianos “recuperan” el oro de un suelo que se llevó Perú por la fuerza. Lo hacen de forma ilegal, con guardia armada y amenazas.
El minero zamorano cita que José L. decide a quién deja entrar, bajo sus condiciones y tarifas. Una parte del dinero se la entrega a los awayús. “Este señor contrató gente armada, son sicarios y controlan la entrada y salida de la gente ecuatoriana. Él pudo hacer lo que ni el Estado ecuatoriano pudo, se ha hecho dueño del sector El Tambo, utiliza a los indígenas para dominar. Mete gente de Ecuador y cobra un porcentaje de lo que se saca”, relata.
Los cobros son de 1.500 dólares al mes por sacar material de las minas lejanas; por las cercanas, adonde llega la volqueta, pagan $ 3.000; Para sacar el material a Ecuador, la tarifa es, por cada vehículo, $ 400.
El zamorano y otros mineros de la zona fronteriza estiman que unas 15 volquetas salen cada semana desde Perú con material mineralizado. De cada automotor, luego de procesar, podría obtenerse 150 gramos de oro, cuyo precio actual es de $ 42 el gramo en el comercio legal. Al menos 200 ecuatorianos estarían inmersos en las minas de Perú, según estimativos de los conocedores del tema.
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