Muerte de presidente del Colegio de Abogados destapa la inseguridad en Haití

 El 28 de agosto murió baleado en su casa Monferrier Dorval, presidente del Colegio de Abogados de esta capital y considerado uno de los letrados más brillantes y respetados de Haití.Su muerte, que causó una amplia indignación en la sociedad, solo amplifica el fenómeno de la inseguridad, que se recrudeció en los últimos años.

Antilavadodedinero / Elpais

Dorval fue asesinado mientras llegaba a su vivienda. ‘Parece que lo mataron cuando estaba a punto de cerrar su cerca’, dijo la policía en su informe preliminar. El número de atacantes o los motivos aún están por esclarecerse. Tenía 64 años.

El presiente Jovenel Moïse lamentó el homicidio y decretó tres días de duelo nacional, como homenaje al eminente abogado, profesor y doctor en Derecho y Ciencias Políticas.

‘Es como si la maquinaria de la inseguridad se hubiera desatado desde el jueves pasado con el asesinato de dos empresarios y un locutor de radio’, dijo el mandatario durante una breve declaración en el Palacio Nacional.

Incremento de la inseguridadEl caso de Dorval se inserta en una ola de crímenes que hizo blanco en varias reconocidas personalidades. El 27 de agosto, el empresario Michel Saieh fue abatido a tiros mientras viajaba con otras dos personas.

El vehículo recibió una treintena de proyectiles en pleno mediodía y en el corazón de Puerto Príncipe. Aún la policía no compartió detalles de la investigación.

Ese mismo día fue baleado mortalmente el presentador radial Frantz Adrien Bony, de la emisora Radio Caraibes y excolumnista deportivo de Magik 9. Tampoco sobre esta muerte las autoridades ofrecen información.

Pero no son los únicos, en la noche del 29 de agosto, individuos armados asesinaron al menos tres personas en las áreas de Juvénat en Petion Ville y Bel’Air, en Puerto Príncipe.

Según la Red Nacional en Defensa de los Derechos Humanos, otras 50 personas perdieron la vida en julio en la barriada de Cité Soleil, situada en la entrada norte de esta capital.

El organismo que destaca las supuestas alianzas entre grupos de pandillas y políticos, reveló que durante el mismo periodo desaparecieron otras 30 personas y 15 mujeres fueron violadas en esa misma comuna.

Como si fuera poco, en menos de un mes, dos bebés de cuatro y ocho meses murieron a manos de las pandillas, que continúan sembrando pánico en los barrios vulnerables y protagonizan enfrentamientos armados con un alto número de víctimas.

La Oficina Integrada de Naciones Unidas en Haití (Binuh, por sus siglas en francés) expresó su preocupación por el aumento de la inseguridad, en especial en estas áreas desfavorecidas de clase trabajadora.

De acuerdo con la Binuh, solo entre enero y junio al menos 159 personas murieron y 92 resultaron heridas, entre ellos niños, como consecuencia de la violencia de las bandas armadas.

Las cifras de las organizaciones locales son aún más aterradoras. Durante ese mismo periodo, la Comisión Episcopal de Justicia y Paz identificó 243 muertes en el área metropolitana capital.

Del total, 137 personas perdieron la vida por disparos, dos linchados y 15 quemados, además de 20 niños ‘que fueron decapitados y quemados para que no se descubriera su identidad’, asegura el perturbador balance.

Por su parte, el colectivo Defender Plus denunció que unos 400 haitianos murieron asesinados en los primeros seis meses del año, e instó al Estado a garantizar el derecho a la vida.

La organización defensora de los derechos apuntó como sustrato de estos actos, los enfrentamientos entre pandillas o con las fuerzas del orden público, y lamentó que siguen al alza los secuestros, ejecuciones sumarias, incendios provocados y represalias en zonas de Puerto Príncipe como Grand Ravine, Tibwa, Carrefour, Cité Soleil y otros barrios vulnerables.

Acción del gobierno

Mientras las recientes muertes indican un deterioro del clima de paz, la opinión pública ataca directamente la inacción del gobierno ante los hechos sangrientos y surgen divisiones al interior de la administración.

A inicios de agosto, el primer ministro Joseph Jouthe dijo sentirse ofendido e indignado por la incapacidad de la Policía Nacional para responder a su misión de proteger y servir, ‘ante una población que no pide mucho’, aseguró.

‘La seguridad y la policía no son asunto de niños. Nombramiento, cese, renuncia, espero resultados’, amenazó Jouthe durante la quinta edición del Diálogo Comunitario.

Aunque días después moderó sus comentarios, y felicitó el trabajo de las fuerzas del orden por la operación Therminator 1, que ya arrestó a medio centenar de personas, especialistas estiman que estas fricciones pueden evidenciar la desunión del gobierno.

Tras la muerte de Dorval, Moïse confirmó que sostuvo un encuentro con el Consejo Superior de la Policía Nacional, y aseguró que trabajan para encontrar a los perpetradores directos e intelectuales de estos crímenes.

‘No podemos complacernos en el silencio cómplice y dejar que las fuerzas oscuras conduzcan al país hacia el precipicio. El Estado debe detener la velocidad de estas fuerzas oscuras’, manifestó.

Mientras el gobierno anuncia tolerancia cero con el crimen y promete restablecer la seguridad general y vial, otros sectores denuncian supuestas alianzas con el crimen organizado.

Tanto la Red Nacional en Defensa de los Derechos Humanos, como la Oficina de Protección del Ciudadano (OPC) sugirieron que los bandidos se sienten apoyados.

‘Están protegidos por ciertas autoridades mientras que la población es abandonada a su suerte’, dijo recientemente Renan Hédouville, coordinador de la OPC.

En este contexto, bandas armadas de esta capital se agruparon en una federación, lo cual pone en alerta a actores sociales que temen un auge del crimen organizado y un mayor debilitamiento del Estado.

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