La familia es el arma más poderosa contra las drogas

Para prevenir las adicciones en el seno familiar es necesario promover los factores protectores y prevenir o intervenir sobre los factores de riesgo. La familia y la educación son las armas más poderosas contra las drogas y las que se pueden usar para cambiar el mundo, decía Nelson Mandela. 

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Esta frase nos anima a apostar por la educación como la herramienta más eficaz para transformar la realidad y mejorar las condiciones de vida de las personas, en este sentido, ¿Cuánto más se podría lograr desde el ámbito familiar? ¿Cómo sus lazos afectivos contribuyen a prevenir las adicciones?

La prevención de las adicciones en el seno familiar es un tema importante y necesario, ya que la familia es el primer agente socializador y educativo de las personas, y tiene una gran influencia en el desarrollo de hábitos, valores, actitudes y comportamientos relacionados con el consumo de drogas. 

La prevención familiar se basa en el fortalecimiento de los factores protectores y la disminución de los factores de riesgo que pueden favorecer o dificultar el consumo problemático de drogas.

Los factores protectores son aquellos que contribuyen a generar un clima familiar positivo, saludable y seguro, que favorece el bienestar físico, mental y emocional de sus miembros, y que les brinda recursos y habilidades para afrontar las situaciones difíciles y evitar el consumo de drogas. Algunos ejemplos de factores protectores son: el afecto, la comunicación, la confianza, el respeto, la coherencia, la responsabilidad, la participación, la autonomía, la autoestima, el asertividad, la tolerancia, la solidaridad, etc.

Los factores de riesgo son aquellos que generan un clima familiar negativo, conflictivo e inseguro, que afecta el bienestar físico, mental y emocional de sus miembros, y que les expone a situaciones de vulnerabilidad y sufrimiento que pueden conducir al consumo de drogas.

Algunos ejemplos de factores de riesgo son: el maltrato, la violencia, el abuso, la negligencia, la desatención, la falta de comunicación, la desconfianza, el autoritarismo, la permisividad, la incoherencia, la irresponsabilidad, la sobreprotección, la dependencia, la baja autoestima, la agresividad, la intolerancia, el aislamiento, etc.

Para prevenir las adicciones en el seno familiar es necesario promover los factores protectores y prevenir o intervenir sobre los factores de riesgo. Para ello se pueden implementar diferentes estrategias educativas y preventivas que involucren a todos los miembros de la familia.

Algunas de estas estrategias son:

– Informar y educar sobre las drogas y sus efectos en la salud física y mental, así como sobre los factores sociales y culturales que influyen en el consumo. Desmitificar creencias falsas o erróneas sobre las drogas y fomentar una actitud crítica y responsable frente al consumo¹³.

– Establecer normas claras y coherentes sobre el consumo de drogas en la familia, basadas en el diálogo y el consenso. Explicar las razones y las consecuencias de las normas y hacerlas cumplir con firmeza pero sin violencia. Evitar actitudes extremas como el autoritarismo o la permisividad¹³.

– Fomentar una comunicación fluida y abierta entre los miembros de la familia. Escuchar activamente las opiniones, sentimientos y necesidades de cada uno. Expresar afecto, apoyo y reconocimiento. Resolver los conflictos de forma pacífica y constructiva. Evitar los gritos, las amenazas y las ofensas¹³.

– Promover una participación activa y equitativa en las tareas y actividades familiares. Distribuir responsabilidades según las capacidades y edades de cada uno. Compartir momentos de ocio y diversión. Respetar los espacios individuales y colectivos. Fomentar la autonomía y la toma de decisiones.

– Potenciar la autoestima y las habilidades sociales de cada miembro de la familia. Reconocer los logros y los esfuerzos personales. Reforzar positivamente las conductas adecuadas. Ayudar a superar las dificultades y los fracasos. Enseñar a expresar asertivamente los sentimientos y los deseos. Estimular las relaciones sociales sanas.

Estas son algunas de las estrategias que pueden ayudar a fortalecer los lazos afectivos y los valores preventivos en la familia, y que pueden contribuir a evitar o reducir el consumo de drogas entre sus miembros. Sin embargo, no hay que olvidar que cada familia es única y diferente, y atribuyen a la misma nominación a los vínculos significativos y profundos entre personas que podrían no tener una relación sanguínea.

La propuesta aquí planteada, debe adaptarse a las circunstancias y necesidades de cada momento. Lo más importante es mantener el amor, el respeto y la comunicación como pilares fundamentales de la convivencia familiar.

Para terminar, me gustaría citar una frase de Aristóteles, que resume muy bien la importancia de la familia en la prevención de las adicciones:

“Los que educan bien a los hijos merecen recibir mayores honores que los propios padres, pues aquellos sólo les dieron la vida, pero éstos el arte de vivir bien”.

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