Nueva ley de EE.UU. de frente contra el lavado de dinero, drogas y terrorismo

Durante años como fiscal federal en Nueva York, EE.UU. Daniel R. Alonso dirigió equipos que tuvieron que buscar en un laberinto de entidades corporativas de propiedad anónima para exponer la actividad delictiva.

Antilavadodedinero / SanDiego

“Se requirió todo tipo de investigación básica para identificar quién estaba realmente detrás de estas empresas fantasma”, recordó Alonso. “Teníamos que requerir registros bancarios y citar abogados, así como a fuentes humanas, e incluso entonces con frecuencia nos encontrábamos en un callejón sin salida”.

Ahora, gracias a una reforma decisiva de las leyes de lavado de dinero de Estados Unidos, localizar las ganancias provenientes de soborno extranjero, el tráfico de drogas y el financiamiento de terroristas podría ser tan fácil como presionar algunas teclas.

La nueva legislación aprobada silenciosamente por el Congreso el mes pasado después de una lucha de una década es la reforma bancaria más radical de su tipo desde la aprobación de la Ley Patriota, luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Por primera vez, las empresas fantasmas deberán proporcionar los nombres de sus propietarios o enfrentarán duras penas y sentencias de cárcel. La información se almacenará en una base de datos confidencial accesible a las fuerzas del orden federal y se compartirá con los bancos que a menudo son cómplices involuntarios de la corrupción internacional.

“No es una exageración que esta ley cambie las reglas del juego en algunos aspectos serios”, dijo Alonso, quien ahora ejerce en privado asesorando a clientes sobre corrupción extranjera y cuestiones contra el lavado de dinero.

La Ley de Transparencia Corporativa se incluyó en un proyecto de ley de gastos de defensa que fue aprobado por el Congreso el día de Año Nuevo luego que el presidente Donald Trump intentó vetarlo.

El proyecto lo presentó la congresista Carolyn Maloney, demócrata de Nueva York, en 2010 y al principio se enfrentó a la oposición de los bancos y grupos empresariales preocupados por la burocracia, así como de estados como Delaware y Wyoming, que obtienen importantes ingresos de las casi 2 millones de corporaciones y compañías de responsabilidad limitada que se registran cada año en el país.

Pero una serie de escándalos financieros internacionales que involucran a la FIFA y el banco de desarrollo 1MDB de Malasia, así como la filtración de los llamados Papeles de Panamá sobre lavado de dinero, al final se impusieron a las críticas al revelar el papel prominente que desempeñan las empresas fantasma para ocultar las ganancias de la actividad ilícita.

El sistema financiero de Estados Unidos, el más grande y estable del mundo, ha sido durante mucho tiempo un imán para el dinero sucio. Pero las herramientas para prevenir el abuso por parte de los malos actores no se han mantenido a la par con la tecnología y la proliferación de transacciones instantáneas en línea que cruzan fronteras.

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