OTAN evalúa su presencia en Afganistán tras la retirada de EE.UU.

La OTAN y sus ministros de Exteriores de la Alianza Atlántica compartieron este martes una de sus últimas reuniones telemáticas con el secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo, con el que han tenido sus más y sus menos, en función de los bandazos del ya presidente saliente de EE UU.

Antilavadodedinero / Hoy.es

El último, una nueva reducción a 2.500 de los efectivos norteamericanos en Afganistán.. Voces como la del responsable de Exteriores alemán, Heiko Maas, habían abogado antes de la reunión por no dejarse llevar por la precipitación y calibrar si se han cumplido las condiciones para una nueva retirada. Ya hoy más de la mitad de las fuerzas desplegadas no son estadounidenses.

«Los ministros han dejado claro que todos los aliados siguen comprometidos con la misión y el apoyo a las fuerzas de seguridad afganas en la lucha contra el terrorismo, aunque nos enfrentaremos a un punto de inflexión a principios del próximo año», aseguró el secretario general de la OTAN.

Jens Stoltenberg abogó por un posicionamiento equilibrado porque «si nos quedamos, corremos el riesgo de seguir luchando y durante más tiempo, pero si nos vamos, Afganistán podría volver a convertirse en un refugio seguro para los terroristas internacionales». Así que auguró «decisiones difíciles» en la reunión de ministros de Defensa que se celebrará en febrero.

En la primera jornada de esta reunión telemática también se debatió sobre los retos que plantean para el mundo occidental el auge de China y el rearme de la Rusia de Vladimir Putin.

La OTAN celebró así las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia sobre el control de armas nucleares. «Estamos adaptando la postura de disuasión de la OTAN para abordar las acciones desestabilizadoras de Rusia, al mismo tiempo que estamos de acuerdo en que debemos seguir dialogando», subrayó el secretario general muy crítico con la actitud de una Rusia a la que «vemos violando y socavando tratados, además de desplegando nuevas armas».

Los retos para 2030

Y entre los desafíos, la propia supervivencia de la Alianza. Su necesidad de ser más política y adaptarse para volver a jugar un papel relevante, tal y como se recomienda en el informe ‘OTAN 2030’ que un grupo de expertos entregó el pasado 25 de noviembre y que Stoltenberg también compartió con los cancilleres de exteriores.

Pandemias, terrorismo o cambio climático marcan el campo de juego para revitalizar una entidad a la que el propio presidente, Enmanuel Macrón, llegó a achacar «muerte cerebral». «El informe también demuestra que la consulta política y la toma de decisiones funcionan en la OTAN. Así que construimos sobre bases sólidas», destacó el noruego.

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