Las interceptaciones de enormes cargamentos de cocaína en puertos y aguas costeras de Panamá son una señal de la importancia que ha ganado el país como punto de tránsito de drogas en medio de la búsqueda de nuevas rutas hacia Europa.
Antilavadodedinero / InSightCrime
El último decomiso ocurrió el 26 de noviembre, cuando las autoridades descubrieron un alijo de más de cuatro toneladas de narcóticos en tres operaciones de interdicción distintas en el Pacífico, según información del diario Crítica. Es más, el ministro de seguridad pública Juan Pino afirma que este año Panamá ha incautado 177 toneladas de cocaína y marihuana.
Solo cuatro días antes del último decomiso, se descubrieron más de tres toneladas de cocaína en un cargamento marítimo en Colón, puerto en el Caribe en la boca del canal de Panamá. Los contenedores de embarque tenían como destino Bélgica y varios países africanos.
Según Luis de Gracia, agente del Servicio Nacional Aeronaval de Panamá (Senan), las autoridades han interceptado más de 20 toneladas de narcóticos en contenedores en lo corrido de este año, lo que supone un incremento abismal en comparación con las tres toneladas decomisadas en 2020.
“Parece que la ruta más codiciada es hacia Europa”, comentó de Gracia en una conferencia de prensa, según lo citó una nota de la AFP.
La importancia de Panamá en la industria naviera global atrae a los traficantes que buscan cargamento marítimo para ocultar drogas.
Para el trasiego de grandes volúmenes de narcóticos hacia Europa, por lo general los traficantes hacen uso de puertos en los países productores de cocaína o cerca de ellos, como Colombia, Brasil y, más recientemente, Ecuador.
Pero la carga que llega de esos países está sometida a un escrutinio más riguroso en los principales puertos de Bélgica y los Países Bajos, los mayores puertos de entrada de la cocaína que se introduce a Europa. Por esa razón, se observa un desplazamiento hacia puertos más distantes en países centroamericanos, como Costa Rica y Panamá.
Como una arteria vital del transporte marítimo global, Panamá tiene un especial atractivo para los traficantes. Solo este año, han pasado por el Canal de Panamá 287 millones de toneladas de cargamentos transatlánticos.
La presión sobre los puertos para cargar grandes cantidades de mercancías con la mayor rapidez posible a los barcos de contenedores implica que en la práctica solo se inspecciona uno de cada diez contenedores en el mundo, según el Wall Street Journal.
El puerto de Colón, junto con el extremo norte del Canal de Panamá, se han convertido en puntos de salida críticos para la cocaína. Pandillas, expertas en infiltrarse en el puerto de Colón reciben la droga y la camuflan en la carga, corrompiendo a empleados, como guardias de seguridad y estibadores.