Paul Manafort, el ex jefe de la campaña electoral del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, conocerá su sentencia este jueves tras haber sido declarado culpable de varios cargos de fraude, unos delitos que lo podrían llevar a la cárcel por el resto de su vida.
El Departamento de Justicia estadounidense recomendó imponer entre 19 y 24 años de prisión a Manafort, que cumple 70 años en abril, condenado por un jurado de Virginia en agosto por fraude bancario y fiscal en un proceso que se desarrolló en Alexandría, en el estado de Virginia (este) y que acaparó mucha atención mediática.
El ex asesor de Trump, cuyos gustos caros fueron desvelados en el juicio –se gastó 15.000 dólares en una chaqueta de piel de avestruz que hizo marcar con la “M”–, perdió parte de su esplendor desde su arresto en junio del 2018 .
En una de las audiencias apareció en silla de ruedas vestido con el traje de prisionero. Sus abogados explicaron que sufre de gota y que está acosado por los “remordimientos”, por lo que pidieron clemencia en el proceso.
El Caso Manafort surgió a raíz de la investigación llevada a cabo por el fiscal especial Robert Mueller sobre una posible connivencia entre Moscú y el equipo de campaña de Trump en las elecciones presidenciales de 2016.
Paul Manafort fue jefe de la campaña electoral de Donald Trump para las elecciones del 2016. (Reuters).
En un duro mensaje, la oficina de Mueller enfatizó la gravedad de los delitos cometidos por Manafort y en el hecho de que violó repetida y deliberadamente la ley, y pidió una sentencia ejemplar.
Manafort “intenta echarle la culpa a los demás”, no demostró que no pueda recibir los cuidados adaptados en prisión y presenta “riesgo de reincidencia”, escribió el fiscal Mueller, para el que no hay “ningún motivo para no aplicar” al exasesor de Trump “una condena ajustada a su conducta delictiva”.
A lo largo de la investigación sobre las injerencias rusas en las elecciones estadounidenses del 2016, Mueller se interesó por el rol de Manafort, quien dirigió durante dos meses la campaña de Trump, pero que también tenía vínculos con ucranianos cercanos a Moscú.
En este marco, el ex jefe del FBI descubrió pruebas de malversaciones financieras anteriores a 2016, entre ellas la omisión al fisco de más de 55 millones de dólares distribuidos en una treintena de cuentas en el extranjero. También se estableció que Manafort había engañado a los bancos sobre sus finanzas para obtener préstamos.
Mueller también demostró que Manafort había escondido su actividades de consultoría para el ex presidente ucraniano Viktor Yanukóvich, apoyado por Moscú, lo que constituye una infracción de las legislaciones estadounidenses sobre grupos de presión.
Esta parte del proceso es objeto de una investigación separada ante un tribunal federal de Washington. En septiembre, Manafort aceptó declararse culpable y cooperar con Mueller, con la esperanza de obtener una reducción de condena.
Pero Manafort no cumplió con lo prometido, según la justicia, y siguió mintiendo a los investigadores, en especial sobre sus vínculos con un antiguo socio llamado Konstantin Kilimnik, del que Estados Unidos sospecha que tiene vínculos con los servicios de inteligencia rusos.
Su pena en el segundo proceso se conocerá el 13 de marzo. La última esperanza para Manafort es que Trump dijo no descartar la posibilidad de otorgarle un perdón presidencial.
En noviembre, el presidente alabó el “valor” de su ex director de campaña, uno de los pocos que resistió las presiones de Mueller, a quien acusa de llevar a cabo una injusta “caza de brujas”.
Nada que ver con su antiguo hombre de confianza Michael Cohen, que se volvió contra el presidente: perseguido por perjurio, infracción al código electoral y fraude, el ex abogado personal del magnate aceptó declararse culpable y fue condenado en diciembre a tres años de prisión, una pena relativamente clemente vinculada a su colaboración con los investigadores.
Además de Manafort y Cohen, cuatro excolaboradores de Trump han sido acusados por Mueller, entre ellos su ex consejero de seguridad nacional, Michael Flynn, que espera su pena por haber mentido al FBI sobre sus contactos con el embajador ruso.
ALD/AFP