La Policía Federal brasileña desbarató una red dedicada al blanqueo de dinero ilícito. El dinero era utilizado para reclutar inmigrantes y refugiados, comprarles pasajes de avión y enviarlos a Medio Oriente.
La Operación Trapiche-FT, realizada por la Policía Federal de Brasil, permitió detener a seis personas en los estados de Minas Gerais, San Pablo y el Distrito Federal (Brasilia). Se las acusa de participar en una red de financiamiento de actos de terrorismo del grupo libanés Hezbollah, apadrinado y sostenido por el régimen iraní.
De acuerdo con información suministrada por las autoridades policiales, el objetivo de esta red era reclutar personas en situación de vulnerabilidad, principalmente inmigrantes y refugiados, cuyos datos eran utilizados para abrir cuentas bancarias y empresas de fachada para blanquear dinero obtenido de actividades ilícitas.
Las evidencias reunidas por los investigadores indican que se utilizaron fondos provenientes del contrabando de cigarrillos electrónicos, que luego eran vendidos en distintas tabaquerías del país. “Tras una sucesión de transferencias entre empresas de fachada, los recursos ilícitos eran convertidos en criptoactivos”, informó la Policía brasileña.
Presencia de Hezbollah en Latinoamérica
Parte de los fondos eran destinados a la compra de pasajes aéreos para personas reclutadas en Brasil, que eran enviadas al exterior para entrevistarse con responsables de la organización terrorista libanesa. Otra fracción del dinero se destinaba a esquemas de evasión y lavado de dinero.
En noviembre de 2023, en la primera fase de la Operación Trapiche, las autoridades brasileñas desbarataron un complot contra objetivos judíos en Brasil, entre ellos dos sinagogas ubicadas en Brasilia.
En esa oportunidad, gracias a la colaboración del Mossad -servicio secreto israelí-, la Policía Federal de Brasil detuvo a dos ciudadanos extranjeros sospechados de pertenecer a la red global de Hezbollah. Los apresados fueron Mohamed Mhir Abdulmajid, sirio, y Haissam Houssim Diab, libanés.
Reclutadores e intermediarios con grupos criminales locales
Según señala el experto Emanuele Ottolenghi, investigador de la Foundation for Defense of Democracy de EE.UU., Diab tenía vínculos con traficantes de droga y con cambistas de divisas, considerados centrales en las operaciones de blanqueo de dinero de Hezbollah.
Por su parte, Abdulmajid pasó 18 meses en Siria como combatiente en la guerra civil de ese país. Y luego regresó a Brasil, donde se involucró en actividades radicales y se puso en contacto con las redes vinculadas a Hezbollah y el régimen iraní.
“Hezbollah encargó a Abdulmajid y Diab que actuaran como intermediarios para reclutar asesinos”, explica Ottolenghi en una investigación publicada por el International Institute for Counter-Terrorism (ICT) de Herzliya (Israel).
“Las redes de Hezbollah en la región siguen intactas, y los emisarios iraníes y del Departamento de Relaciones Exteriores de Hezbollah siguen presentes en la región”, afirma Ottolenghi.
El experto señala que el complot frustrado en 2023 “constituye un duro recordatorio de la persistente amenaza que representa Hezbollah y los retos que plantea la lucha contra sus polifacéticas operaciones”.
El historial sangriento de Hezbollah en el mundo
Fundado en la década de 1980, en plena guerra civil del Líbano, el grupo nació como un instrumento del régimen iran. En árabe, Hezbollah significa “Partido de Dios”. Con el correr de los años, comenzó a expandirse fuera de las fronteras del país y a cometer atentados en distintas partes del mundo.
“Hezbollah fue fruto del esfuerzo iraní por reunir bajo un mismo nombre una variedad de grupos chiitas libaneses, resultado de la inestabilidad nacional y regional del momento”, explica Matthew Levitt, en su libro “Hezbollah: las huellas en el mundo del Partido de Dios”.
Una serie de atentados contra la Embajada de EE.UU. y el cuartel general de los Marines estadounidenses y las fuerzas francesas en Beirut, en 1983, marcaron el inicio del sangriento historial de este grupo, con presencia de células en Europa, Asia, África y América Latina.
Hezbollah Argentina: atentados de 1992 y 1994
Para desembarcar en América del Sur, Hezbollah aprovechó la porosidad de la Triple Frontera y del uso de una densa red de conexiones ligadas al régimen iraní. Tras los atentados a la Embajada de Israel en Buenos Aires, en 1992, y a la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en 1994, Argentina rompió relaciones con el régimen iraní.
Por su parte, la Justicia Federal atribuyó a Hezbollah la autoría material del atentado a la AMIA y determinó la participación de altas autoridades del gobierno de Teherán en su planificación.
En julio de 2019, a través de un Decreto del Poder Ejecutivo, Argentina incluyó a Hezbollah dentro del Registro Público de Personas o Entidades Vinculadas a Actos de Terrorismo. En paralelo, la Unidad de Información Financiera (UIF) ordenó el congelamiento de activos de la organización terrorista, entidades específicas de su ala militar y líderes de la organización.
Paraguay también reconoció a Hezbollah como “organización terrorista internacional” en agosto de 2019, a través de un decreto presidencial. Brasil, en cambio, aún no ha tomado una decisión respecto de la designación del grupo libanés como terrorista, decisión que estuvo en la agenda del exmandatario Jair Bolsonaro pero nunca llegó a concretarse.