Dos agentes que eran parte de la llamada ‘Unidad de carteles de drogas’ de la Policía de Columbus, en Ohio, fueron arrestados por presuntamente distribuir fentanilo, recibir sobornos para proteger el transporte de un cargamento de cocaína y diseñar una operación de lavado dinero en México.
Antilavado de Dinero / Univisión.
Los acusados son Marco Merino, de 44 años; y John Kotchkoski, de 33. El primero planeaba comprar propiedades en México con las ganancias obtenidas por el narcotráfico y ponerlas en alquiler a través de la empresa Airbnb, de acuerdo con un comunicado del Distrito Sur de Ohio de la Fiscalía federal.
Merino ya había dado algunos pasos para blanquear capitales de esa manera: viajó a México en julio y tenía la intención de obtener la ciudadanía mexicana para facilitar la compra de las casas.
El gobierno afirma que este policía se volvió narco desde que trató de reclutar a un informante confidencial de la Policía para traficar drogas con él.
“Merino supuestamente prometió protección policial al individuo y dijo que podía intervenir si otras agencias policiales intentaban investigar al informante confidencial”, describe la acusación.
En documentos judiciales se indica que este agente antinarcóticos aceptó 44,000 dólares en efectivo entre abril y septiembre de este año a cambio de vigilar el transporte de al menos 27 kilos de cocaína. Se trataba en realidad de un operativo encubierto del Buró Federal de Investigaciones (FBI), el cual encabezó las pesquisas. El cargamento jamás incluyó ninguna droga real, detallan los fiscales.
En esa actividad habría participado su colega Kotchkoski, quien “se puso a disposición por radio para hacer las llamadas que Merino pudiera necesitar, incluso a otros agentes del orden, para proteger el transporte seguro de la cocaína”, menciona una declaración jurada.
Entre la evidencia que colectó el FBI en este caso está la localización de los celulares de ambos policías, que estuvieron cerca mientras ellos creían que cuidaban la “droga”.
Además, Merino distribuyó alrededor de siete kilos y medio de fentanilo que le entregó Kotchkoski. Se alega que Merino ganaría entre 60,000 y 80,000 dólares por la venta del peligroso opioide.
Si son declarados culpables, ambos policías enfrentarían una condena mínima de 10 años de prisión y una máxima de cadena perpetua.
No es extraño que casos de este tipo sean llevados ante la justicia estadounidense. Chad Allen Scott, un veterano agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA), fue sentenciado en agosto a más de 13 años de prisión por los delitos de mala conducta siendo un oficial, perjurio, obstrucción de la justicia y robo.
En el juicio de Scott se confirmó que recibió al menos 10,000 dólares en sobornos en 2012 y 2013, y se quedó con los miles de dólares y las posesiones que les decomisaban a sospechosos de narcotráfico. Otros oficiales que trabajaban con él también han sido acusados de corrupción.
En febrero otro agente de la DEA, José Irizarry, fue arrestado en su casa en Puerto Rico bajo la acusación de conspirar para lavar dinero con el mismo cartel de drogas colombiano al que se suponía estaba investigando. Usó su posición para impedir que millones de dólares de esa organización fueran interceptados por la DEA, según el gobierno.
También han sido descubiertos policías municipales involucrados en actividades de narcotráfico. Es el caso de dos detectives de la unidad antinarcóticos de la Policía de Bakersfield, en el valle central de California. Uno de ellos fue representado en la película de Disney ‘McFarland USA’. Robaron al menos 20 libras de metanfetamina y cargamentos de marihuana, y solo reportaron como evidencia una mínima parte de sus confiscaciones. En 2016, cada uno recibió una condena a cinco años de prisión.
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