El periodista especialista en la materia antilavado y corrupción, habla de cómo muchas naciones en la región han comenzado a adoptar las criptodivisas rápidamente, y hay algunos como México y Colombia donde se llegan a negociar miles de millones en criptoactivos al mes, y la gran mayoría es en bitcoins.
Antilavadodedinero / Dinero
El bitcoin, como muchos ya saben, es una criptomoneda de intercambio virtual cuyo precio varía constantemente, y como no hay ningún organismo que las controle, sube y baja en relación con cómo se comporte el mercado.
Esta moneda virtual circula por lo general a través de billeteras virtuales (aplicaciones que se descargan en teléfonos móviles) para generar intercambio y adquirir bienes y servicios en diferentes lugares a escala nacional e internacional.
A lo largo de los últimos 18 meses, ha aumentado el interés de grandes inversores e individuos en comprar bitcoin, y la criptomoneda ha sido considerada como una buena plataforma por organizaciones ligadas al lavado de activos y al financiamiento del terrorismo para hacer transacciones ilegales de manera anónima, esto se debe principalmente al vacío regulatorio de los instrumentos financieros.
El modo de operación del crimen organizado es “el uso de monedas virtuales privadas” donde se ocultan los datos de origen, cantidad y destino, compra de grandes activos con ingresos ilícitos en efectivo, para luego revender el activo en el mercado abierto de las criptodivisas.
El lavado de activos a través de bitcoins es una problemática actual que ha desatado múltiples miradas por parte de las autoridades y de diferentes gobiernos. Este tema se ha identificado tanto a escala nacional como internacional, y uno de los casos más recientes fue el desmantelamiento por parte del gobierno de Pekín, China, de 380 grupos criminales desde el 1 de enero al 23 de julio de 2021, señalados de lavar dinero a través de criptodivisas.
El modo en que estas agrupaciones operaban, según un medio local, es comprando dichas monedas a través de exchanges (plataformas o mercados de intercambio), para luego venderlas en el mercado no regulado e introducir de nuevo el dinero al sistema financiero. Los fondos supuestamente provenían de estafas telefónicas y en línea.
Otro de los casos más sonados fue la captura de Jacob Burrell Campos, un joven de 21 años dedicado al intercambio de bitcoins en Baja California, México, acusado de 31 cargos de lavado con esta moneda en agosto de 2018.
Burrell realizó 971 transacciones con más de 900 clientes, de quienes recibía el efectivo en persona, todo por medio de sus cuentas bancarias. La acusación más grave fue que permitió la introducción de más de un millón de dólares en efectivo no regulados al sistema bancario de EU.
Ante esta modalidad para lavar dinero, los especialistas comentan que se deben tener en cuenta algunos elementos claves para no estar involucrado como: “Establecer el uso que se le va a dar a los recursos en moneda virtual, conocer con claridad la identificación de la red de transacción donde se hará la operación, detallar el derecho a reembolso dependiente de la evolución de los precios, determinar el tipo de red donde se hará la transacción y verificar si se cuenta con permisos para validación o no.
Uno de los estados que apareció en los radares de la región por operaciones de lavado es Venezuela. Según informes de agencias financieras de Washington y países del Golfo, Maduro ha estado recurriendo cada vez más al bitcoin, lo que confirma los interrogantes sobre su posible uso en el lavado de dinero y la evasión de las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Caracas implementó un nuevo tipo de cajeros automáticos que permiten a los ciudadanos venezolanos cambiar moneda legal por criptomoneda bitcoin a un equivalente cercano a los 60 mil dólares estadounidenses por cada unidad de bitcoin.
En el caso venezolano, Maduro ha dicho que es una nueva política de inclusión financiera para los ciudadanos, que también favorece la apertura a las transacciones internacionales.
Esta medida del gobierno abre puertas a las operaciones de redes criminales, tanto en la economía local, la que se caracteriza por su alta volatilidad apartada del dólar y lo propio ocurre a escala internacional como forma de generar divisas a un régimen en quiebra económica y financiera. La operatoria es ideal para blanquear dinero proveniente del narcotráfico de redes colombianas, mexicanas y brasileñas, que operan bajo el paraguas de Caracas, como también del tráfico de oro a gran escala al que se ha inclinado el régimen de Maduro en los últimos tres años en la zona conocida como “el triángulo minero”.