El fentanilo, un opioide sintético hasta 50 veces más potente que la heroína, se ha convertido en una de las principales causas de sobredosis en Estados Unidos y se ha cobrado decenas de miles de vidas anualmente. En respuesta a esta crisis, el presidente Donald Trump ha implementado medidas contundentes para frenar el flujo de esta droga mortal hacia el país. Recientemente, Trump anunció la imposición de aranceles del 25% a las importaciones provenientes de México y Canadá, y del 10% a las de China, argumentando que estos países no han tomado medidas suficientes para detener el tráfico de fentanilo y la inmigración ilegal hacia Estados Unidos. Estas tarifas iban a entrar en vigor el 4 de febrero de 2025, con el objetivo de presionar a estas naciones a intensificar sus esfuerzos contra el narcotráfico, pero Trump ha pausado un mes la medida.
En respuesta, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha desplegado 10.000 soldados en la frontera con Estados Unidos para combatir el tráfico de drogas y la migración irregular, buscando así evitar la imposición de los aranceles y demostrar el compromiso de su Gobierno en abordar estas problemáticas. Unas acciones que reflejan la creciente tensión en las relaciones comerciales y diplomáticas entre Estados Unidos y sus vecinos.
Para profundizar en las implicaciones de estas medidas y entender el impacto del tráfico de fentanilo en Estados Unidos, conversamos con David Saucedo, consultor de seguridad y experto en crimen organizado, quien nos ofrece su perspectiva.
¿Qué es el fentanilo y por qué es tan peligroso?
Según David Saucedo, «el fentanilo, que ha tenido otros usos terapéuticos para atender a personas con enfermedades crónico degenerativas, es un anestésico que produce un alto poder alucinógeno. Los narcotraficantes se dieron cuenta de esto y de que es de bajo costo de producción al igual que tiene un bajo nivel volumétrico, es decir, que ocupa poco espacio y además genera un alto margen de ganancia».
«Todas estas características hicieron que los narcotraficantes empezaran a incorporar este producto a sus campamentos de drogas ilícitas con dirección a Estados Unidos. Los grupos de narcotráfico pasaron de ser mafias locales, a regionales, nacionales y ahora internacionales y sobrepasan con mucho las capacidades que tienen los Estados nacionales de enfrentar este problema».
Donald Trump quiere combatir la llegada de fentanilo con el envío de más tropas a la frontera con México, algo que Saucedo considera que no servirá: «En el 2019, Andrés Manuel López Obrador acordó con Trump el envío de casi 30.000 efectivos de la Guardia Nacional y del Ejército. Ahora se está programando el arribo de 10.000 soldados, es decir, un tercio menos. Si 30.000 efectivos militares no pudieron contener ni la inmigración ilegal ni el fentanilo que cruzaba de Estados Unidos a México, por supuesto que un tercio menos no tendrá ningún impacto».
¿La mayoría del fentanilo que se consume en Estados Unidos procede de de México?
«En muchas ocasiones han dado a conocer los americanos en sus reuniones bilaterales con el Gabinete de Seguridad de México, ya sea del expresidente Andrés Manuel López Obrador o de la actual presidenta Claudia Sheinbaum, que aproximadamente el 70% del fentanilo que entra en los Estados Unidos, entra por la frontera de México con los Estados Unidos. Entra incluso por los puntos fronterizos, las aduanas, los puentes internacionales… todos los puntos legales de cruce», señala Saucedo.
Si 30.000 efectivos militares no pudieron contener ni la inmigración ilegal, 10.000 no harán nada.
«Lo que ocurre es que desde hace años, tras la firma del Tratado de Libre Comercio y después con la renegociación del Tratado en esa firma, hay un flujo constante de mercancías, vehículos y personas a ambos lados de la frontera. Es imposible para las autoridades de México y Estados Unidos establecer controles precisos para la detección de cargamentos frente a este volumen de intercambio comercial que hay entre los dos países en una frontera que es muy, muy larga».
¿Qué diferencia o qué tiene el fentanilo para que sea más adictivo que drogas, como por ejemplo la cocaína, la marihuana o similares?
«Son drogas de diseño. Es decir, que se generaron en el laboratorio. No se consiguen de manera natural, como la cocaína o la marihuana o la heroína. Se sintetizó para producir un anestésico para operaciones quirúrgicas y para aliviar el dolor de los pacientes. Pero un efecto no deseado fue que también tenía un alto poder alucinógeno y que producía una rápida reacción de rápida dependencia del organismo a esta sustancia».
China, en este sentido se cubrió las espaldas, y como indica Saucedo, su producción fuera de la industria farmacéutica «está muy penado». Aunque, como para todo, encontraron un camino. «Los narcotraficantes la sintetizaron y y se dieron cuenta de que realizando ciertos procesos químicos podían tener un fentanilo en su forma más pura que generase estos efectos nocivos para el organismo. La ingesta de fentanilo, en un alto volumen, puede generar necrosis de tejido».
¿Cómo es capaz el fentanilo de generar esa imagen de ‘zombi’?
«Al ser un anestésico, reduce las capacidades motrices, las capacidades intelectuales y te deja esa imagen de persona que a duras penas se sostiene sobre si misma pero no puede razonar.»
«Hay algunos enfermos que lograron ser salvados, que al momento de ingerir fentanilo perdieron parte de la nariz, partes del paladar… Porque esta sustancia es como si fuese un ácido que corroe las entrañas por dentro», apunta Saucedo sobre las consecuencias que puede llegar a tener su consumo.
¿Existe un perfil típico de consumidor de fentanilo?
«Sí. Más o menos es el mismo: personas fármacodependientes que habían ingestado previamente sustancias como la cocaína, la heroína, la metanfetamina. Es un producto muy barato que en las calles de México oscila entre los 50 y 80 pesos (entre 2,30 euros y 3,75 euros), dependiendo de la pureza de la calidad del producto. En EE.UU. sí suele ser ingerido por un segmento de la población muy característico; pero hay un porcentaje de personas que ya eran adictas a otras sustancias».
Hay algunos enfermos que lograron ser salvados, que al momento de ingerir fentanilo perdieron parte de la nariz o partes del paladar.
El perfil del traficante de fentanilo es distinto al consumidor. Un reciente informe de la Comisión de Sentencias de los Estados Unidos señala que el 82,1% de los sentenciados por este delito son hombres, con una edad promedio de 34 años. En términos raciales, el 39,5% de los condenados son hispanos, el 37,8% negros, el 20% blancos y el 2,7% pertenecen a otras razas. Además, un 86,4% de ellos son ciudadanos estadounidenses, lo que evidencia que el problema no se limita a extranjeros, sino que involucra en gran medida a la población local.
En cuanto al historial delictivo, el 41,1% de los condenados tenían pocos antecedentes penales o ninguno. Mientras que el 5,2% fueron sentenciados como delincuentes habituales. Por último, el nivel medio de tráfico se sitúa entre 280 y 400 gramos de fentanilo, una cantidad significativa considerando el poder letal de esta droga sintética.
¿Cómo ha sido la lucha contra el fentanilo?
«La principal estrategia como tal ha sido punitiva. Ha sido en materia de seguridad: decomisos de cargamentos, captura de narcotraficantes de alto perfil, extradición de personas de todas esas labores… Pero todavía el combate al fentanilo, por el punto de vista de la salud, no se explora. Hay un antídoto, la naloxona, que revierte rápidamente los efectos nocivos del fentanilo. Pero en ambos países no hay un programa para atender a estas personas con este medicamento».
«De hecho lo que hacen ambos gobiernos es utilizar el tema de seguridad en el tema del fentanilo como Caballo de Troya para exigir concesiones en materia comercial y migratoria».
Y los que usan ese medicamento como antídoto naloxona son grupos no gubernamentales… sobre todo en Filadelfia
«Sí, en efecto. En Estados Unidos, en algunas algunas organizaciones no gubernamentales, sobre todo dedicadas a la atención de la población latina, han contado con fondos, colectas y en muy pocas ocasiones con donaciones, para comprar naloxona y así revertir los efectos y atender a pacientes graves. Pero no solo en Filadelfia, también en Chicago, en el Bronx, en el barrio latino de Los Ángeles… El Gobierno no compra naloxona en cantidades para salvar a gente. Hay un poco de hipocresía por parte de los americanos. Hay quien cree que el gobierno de los Estados Unidos está dando de manera gratuita el antídoto para provocar que haya más adictos. Me parece criminal que no haya una inversión multimillonaria en una sustancia que podría evitar la pérdida de muchas vidas».
¿Existen cifras oficiales de las sobredosis?
«Sí, la DEA y la Agencia para el control del Tabaco y las armas recopilan un total de las muertes por sobredosis«. En el caso de los estadounidenses de entre 18 y 45 años, la principal causa de muerte es la sobredosis de fentanilo. Esta droga adictiva es responsable de casi el 70% de las más de 107.000 muertes por sobredosis de drogas ocurridas en Estados Unidos el año pasado y es 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más potente que la morfina.
¿Qué papel juegan otras drogas mezcladas con el fentanilo? ¿Con el consumo de otras drogas hay más aumento de sobredosis?
«Es al contrario, de hecho. La mezcla de fentanilo con cocaína, metanfetamina o bicarbonato reduce la letalidad. El fentanilo en estado puro tiene una letalidad muy, muy alta. Y esta ha sido una carrera contra el tiempo que han estado realizando los narcotraficantes cuando comercializaron fentanilo puro».
«En México empezaron a experimentar con indigentes, gente en situación de calle, personas en situación de pobreza que mediante un pago aceptaban ser conejillos de indias para ver qué dosis podría recibir el cuerpo humano. Algunos lograron sobrevivir, otros evidentemente fallecieron y con el tiempo se dieron cuenta los narcotraficantes que había que mezclar el fentanilo con cocaína con metanfetaminas para reducir la letalidad».
En México empezaron a experimentar con indigentes que mediante un pago aceptaban ser conejillos de indias para ver qué dosis podría recibir el cuerpo humano
«Se perdía en capacidad alucinógena, pero se reducía la letalidad para no perder a sus consumidores. Lo que hacen es que con un kilogramo de fentanilo en lugar de hacer 5.000 dosis, ahora hacen 30.000 dosis porque se trata de fentanilo diluido. La persona adicta al fentanilo puede continuar muchos meses, todavía con su adicción sin necesariamente estar en una situación de peligro de muerte.
¿Y en España cuál es la situación?
A pesar de que mucho se ha hablado de la posibilidad de que esta droga se encuentre ya en España, los expertos han descartado una crisis de tamaño calibre en nuestro país. Si bien es cierto que el compuesto fentanilo se vende en farmacias, el acceso a este opioide es «muy difícil» tal y como indica Sandra Mesonero, farmacéutica.
«El fentanilo se trata de un opioide. Los médicos lo recetan para el dolor crónico e intenso. Pero nadie puede acudir a su farmacia o a su centro de salud y pedir que le receten fentanilo porque es más complicado de lo que parece. Es más, para pacientes que nunca hayan tomado este tipo de medicamentos (opioides) la vía transdérmica (mediante un parche) no se recomienda».
Una afirmación que comparte María Esteban Garcimartín, responsable de una farmacia en el centro de Madrid. «Los médicos no van a recetar de buenas a primeras pastillas o parches de fentanilo. Habitualmente se sigue un procedimiento que empieza en el típico ibuprofeno o paracetamol. Si el dolor persiste se pasa al Tramadol y como última opción al fentanilo. Pero es una receta que es muy difícil de conseguir. Además de la del médico se necesita una receta de estupefacientes.»
Según el Centro de Información online de Medicamentos Autorizados, dependiente de la Agencia Española del Medicamento, los medicamentos comercializados no superan los 100 microgramos en su mayor dosis, lo que equivale a 0.0001 gramos, una cantidad ínfima que además, como apuntan los expertos, «es de liberación lenta en caso de ser por vía transdérmica».
Por: David Saucedo es consultor en seguridad. Especializado en crimen organizado.