A veces, cuando miramos el mundo de las criptomonedas, nos puede parecer que solo hay dos regiones que importan: Estados Unidos y Asia. Allí es donde se concentran la mayoría de las noticias, los proyectos, los inversores y los reguladores.
Pero, ¿y Europa? ¿Qué pasa con el viejo continente, donde nacieron tantas ideas revolucionarias, desde la democracia hasta el Renacimiento?
Pues resulta que Europa no se queda atrás en el ámbito cripto. Europa es unas de las principales criptoeconomías del mundo. ¿Cómo lo ha logrado? Gracias a la innovación, la demanda y la claridad regulatoria.
En Europa, hay muchos proyectos que están impulsando el desarrollo de DeFi, los NFT y otras tendencias cripto. Algunos ejemplos son Aave, Uniswap, Sorare y Dapper Labs. También hay una gran cantidad de compradores de criptomonedas, tanto institucionales como minoristas, que buscan diversificar sus inversiones y aprovechar las oportunidades del mercado. Y, por último, hay una mayor certeza sobre el marco legal de las criptomonedas en Europa, lo que facilita la operación y la confianza de los usuarios.
Ahora bien, ¿por qué Europa es una de las principales criptoeconomías del mundo? ¿Qué tiene de especial este continente que lo hace tan atractivo para el mundo de las criptomonedas? Pues bien, hay varias razones que explican este fenómeno, y hoy te las voy a contar.
La primera razón es la innovación. Europa es un hervidero de proyectos que están revolucionando el sector de las finanzas descentralizadas (DeFi) y los tokens no fungibles (NFT). Estas dos tendencias son las que más han crecido en los últimos años, ofreciendo nuevas formas de crear, intercambiar y almacenar valor en la red. Algunos ejemplos de proyectos europeos que están liderando el mercado de DeFi y NFT son Aave, Uniswap, Sorare y Dapper Labs.
La segunda razón es la demanda. Europa tiene una gran población de usuarios e inversores que están interesados en las criptomonedas, tanto por sus beneficios financieros como por sus implicaciones sociales. Los europeos valoran la libertad, la transparencia y la inclusión que ofrecen las criptomonedas, y las usan para diversificar sus carteras, protegerse de la inflación, apoyar causas sociales y participar en comunidades globales.
La tercera razón es la regulación. Europa ha sabido crear un marco legal que favorece el desarrollo de la industria cripto, sin asfixiarla ni prohibirla. La Ley MiCA, por ejemplo, es una normativa que busca armonizar las reglas para los emisores y proveedores de criptoactivos en la Unión Europea, ofreciendo seguridad jurídica y protección al consumidor. Esta ley ha mejorado la percepción de los inversores y usuarios, aumentando la confianza y favoreciendo la adopción de los criptoactivos.
Estas son, en resumen, las tres claves que explican el éxito de Europa en el mundo cripto. A pesar de haber vivido un año tumultuoso y bastante difícil, las empresas y los individuos han seguido desbloqueando las oportunidades que ofrecen las criptomonedas.
Europa contradice en gran medida la sugerencia libertaria estadounidense de que la regulación mata la innovación. En el caso de Europa, el hecho de que haya un marco regulatorio más claro permite que los inversores inviertan en proyectos y asuman riesgos. En el caso de otras regiones con mayor ambigüedad regulatoria, la libertad creativa es más teórica que práctica. Por el hecho de que los innovadores necesitan financiamiento. Y los inversores pueden invertir más con un marco regulatorio claro. Entonces, esa supuesta contradicción no es tal en la práctica. Es decir, la regulación puede fomentar la innovación.
¿Es Europa una potencia en el mundo de las criptomonedas? Así es, según un informe de la firma de análisis Chainalysis, que se publicará a finales de este mes, Europa Central, del Norte y Occidental es la segunda economía más grande del mundo en cuanto a volumen de transacciones de criptomonedas. Solo le supera América del Norte, que debe estar muy orgullosa de su liderazgo.
Claro que no te creas que todos los países europeos son iguales. Hay algunos que destacan más que otros por su adopción e innovación en este campo. Por ejemplo, Reino Unido, que a pesar del Brexit, sigue siendo una de las mayores economías de criptomonedas de Europa. Ocupa el puesto 14 del índice global y el tercer lugar en el mundo en términos de volumen bruto de transacciones de criptomonedas.
¿Qué les habrá dado a los británicos para ser tan aficionados a las criptos? Quizás sea porque buscan alternativas a los ahorros y las inversiones tradicionales, que no les dan mucha rentabilidad. O tal vez sea porque les gusta apostar por monedas como XRP, Cardano o Solana, que son más emocionantes que la libra esterlina.
Otro país que se ha puesto las pilas es Francia, que ha sabido aprovechar la regulación de la UE para crear un entorno favorable para las criptomonedas. Francia ocupa el puesto 23 del mundo y el número 4 en la región en el índice de adopción global. Los franceses no solo son buenos haciendo queso y vino, sino también operando con criptomonedas. Según un experto del sector, la actitud de Francia hacia la regulación de las criptomonedas es ampliamente favorable. Claro, si es que los franceses siempre han sido muy revolucionarios.
Y no nos olvidemos de Alemania, que también ha hecho avances institucionales importantes en el ámbito cripto. Alemania ocupa el puesto 26 del mundo y el número 5 en la región en el índice de adopción global. Los alemanes tienen una larga tradición de desarrollo técnico de blockchain, y son los que más nodos completos de Bitcoin tienen después de EE. UU. Además, tienen una de las bolsas de valores más importantes de Europa, que ofrece servicios de custodia, negociación y venta de criptomonedas. Los alemanes no solo saben hacer automóviles y salchichas, sino también blockchain y criptomonedas.
En definitiva, Europa es un continente que tiene mucho que decir en el mundo de las criptomonedas. No solo por su tamaño y volumen de transacciones, sino también por su diversidad y dinamismo. Europa acapara seis de los 50 países que más adoptan criptomonedas en todo el mundo: Reino Unido, España, Francia, Alemania, Italia y los Países Bajos. ¿Y tú, de qué país eres?
